Pep Guardiola ha dado un paso firme hacia una nueva etapa personal. El entrenador del Manchester City ha adquirido un piso en la zona alta de Barcelona, según ha revelado el programa Mamarazzis Pop&Cor, de RTVE Catalunya. Esta decisión marca un giro significativo en su vida privada, casi un año después de que se conociera su separación de Cristina Serra, tras más de 30 años juntos. Todo apunta a que Guardiola está dispuesto a iniciar una nueva vida en la ciudad que lo vio crecer, y ha buscado un espacio propio, lejos de los recuerdos compartidos, donde refugiarse cada vez que visite la Ciudad Condal.
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La vivienda, descrita en el programa de televisión, como un “pisito de soltero”, está ubicada en uno de los barrios más exclusivos de la capital catalana, pero con buena conexión con el centro de la ciudad. Aunque no se han revelado todos los detalles, se sabe que el inmueble ofrece privacidad, tranquilidad y una ubicación privilegiada, ideal para recargar energías tras las exigencias del banquillo. Ya no duerme en la casa familiar que compartía con Cristina y sus hijos cuando visitaba Barcelona. Este movimiento, más allá de lo inmobiliario, tiene un fuerte componente emocional: Guardiola quiere independencia e intimidad, y este nuevo hogar parece ser perfecto para desconectar del fútbol y disfrutar de paz y tranquilidad.
Esta nueva adquisición se suma al patrimonio inmobiliario que Guardiola posee en Barcelona, donde destaca la casa familiar de Pedralbes, así como otras propiedades en Santpedor, el pueblo que le vio nacer hace 54 años, y en el barrio de Sant Gervasi.
Mientras tanto, el tema de la separación de bienes de la ya expareja sigue su curso. Aunque en su momento, la pareja pidió discreción, los registros oficiales han comenzado a hablar. Según informa Vanitatis, Cristina Serra ha salido de la sociedad familiar que compartía con su hermana, Serra Claret SL, y también ha dejado de figurar como directora en la fundación que Guardiola creó hace años, la Guardiola Sala Foundation, con sede en Manchester. Al parecer fue cesada de la misma el pasado mes de abril y en el registro británico, su nombre ha desaparecido por completo, mientras que en España solo figura como patrona.
Estos movimientos empresariales reflejan que el proceso de divorcio, aunque silencioso, sigue adelante por los cauces oficiales. Fuentes cercanas insisten en que “todo sigue igual”, pero los documentos oficiales cuentan otra historia. La desvinculación de Cristina en las sociedades conjuntas parece ser parte de un acuerdo más amplio que busca redefinir los roles y responsabilidades de cada uno tras más de tres décadas de matrimonio.
La historia de amor entre Pep y Cristina comenzó en los años noventa, cuando se conocieron en la tienda de moda que la familia Serra regenta en Barcelona. Desde entonces, han formado una de las parejas más estables del panorama deportivo y mediático, siempre alejados del foco y centrados en sus respectivos mundos: el fútbol y la moda. Juntos criaron a tres hijos y compartieron una vida entre Manchester y Barcelona, con una espectacular mansión en el barrio de Pedralbes que adquirieron en 2021 por 10 millones de euros, donde reside Cristina y sus hijos.
Sin embargo, en enero de 2025, la noticia del divorcio de la pareja fue una auténtica sorpresa. Desde hacía un lustro, el técnico y su ya exesposa vivían en países diferentes: él en Reino Unido, por su trabajo al frente del Manchester City, y ella en Barcelona, junto a sus tres hijos: María, Marius y Valentina, no obstante, la noticia de su ruptura matrimonial no dejó de sorprender a todos.
Y, a pesar de que ambos pidieron respeto, los detalles sobre los motivos de su ruptura pronto comenzaron a salir a la luz. Al parecer, su separación se produjo tras una etapa de distanciamiento prolongado, marcada por las exigencias profesionales de Guardiola con 'los citizens' y los proyectos personales de Cristina. La decisión fue tomada de mutuo acuerdo, con el objetivo de preservar el bienestar familiar y mantener una relación cordial por el bien de sus hijos.
Hoy, Guardiola parece decidido a reconstruir su vida desde cero. La reorganización de sus sociedades y su nuevo piso en Barcelona es una declaración de intenciones y no solo un cambio de domicilio sin más. El técnico busca un refugio íntimo, lejos del ruido mediático y de las rutinas compartidas. Un lugar donde pueda reencontrarse consigo mismo y comenzar a escribir nuevos capítulos de su vida.