Francia atraviesa desde el lunes por una crisis política de gran calado tras la inesperada dimisión de su primer ministro, Sébastien Lecornu, un día después de anunciar su Gobierno. Tras ello, Emmanuel Macron ha dado dos días de plazo a los partidos y al todavía jefe del Ejecutivo para que busquen un acuerdo y evitar así que haya nuevas elecciones legislativas en el país. Bajo este panorama de absoluta inestabilidad, hay quien habla ya de un fin del régimen si no se encuentran las soluciones rápidas y efectivas que saquen de este laberinto al máximo mandatario galo.
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Son horas muy complicadas y de incertidumbre para el presidente francés, quien en situaciones así tiene en su esposa a su principal apoyo. Brigitte Macron es, desde que se casaron hace casi dos décadas, una mujer que siempre se ha distinguido por estar al lado de su marido vengan bien o mal dadas. Ahora, la primera dama también juega un papel determinante si hablamos del plano personal del político, quien más que nunca necesita el respaldo de los suyos para intentar salir cuanto antes de este atolladero.
Una historia de amor repleta de obstáculos
La relación del matrimonio se mira con recelo desde que vio sometida al escrutinio público, motivado sobre todo por los 25 años de diferencia de edad que hay entre ellos: él tiene 47 y ella 72. El hecho de que ella fuera mucho mayor que él no solo llama poderosamente la atención, sino que no estaba (y aún no lo está) bien visto. A pesar de los pesares, y yendo contracorriente, ambos decidieron romper con los convencionalismos sociales y anteponer sus sentimientos a cualquier crítica o burla, lo que dice mucho sobre el enorme cariño que se profesan.
Hay que remontarse hasta la adolescencia de Macron para situarnos en los inicios de este romance tan atípico. Él, hijo de una pareja de médicos, es un joven estudiante de un centro privado de jesuitas de su ciudad natal, Amiens, que se queda cautivado por su profesora de Literatura. Ella, casada y con tres hijos, tampoco puede reprimir el deseo y la admiración que siente hacia su alumno más brillante con un don especial para la poesía.
Persistente y convencido de que había encontrado a la mujer de su vida, Emmanuel le hizo una promesa: “Haga lo que haga, me casaré contigo”, le dijo. Y así fue, pero tuvo que esperar hasta el 2007 para darse el 'sí, quiero'. Antes, tras declararse abiertamente, se marchó a París para graduarse en Filosofía y en Ciencias Políticas. Mientras, el destino siguió su curso. “Al final el amor lo arrasó todo y terminé divorciándome, no pude evitarlo”, contó la propia Brigitte en una entrevista.
Al hablar de su actual marido, Brigitte lo define como "un caballero, un adicto al trabajo, un personaje de otro planeta que combina una inteligencia poco común con la humanidad excepcional. Todo está en el lugar correcto en su cabeza. Es un filósofo, un actor (hay que recordar que durante sus años de estudiante hizo teatro) que se convirtió en banquero y político, un escritor que todavía no ha publicado nada. Y guardo sus manuscritos”, dijo a Paris Match.
El sonado rifirrafe del avión
Causó revuelo mundial y muchos se llevaron las manos a la cabeza, cuando vimos aquel aparente rifirrafe que llegó a las manos entre Emmanuel y Brigitte Macron. Aterrizaban el pasado 26 de mayo en Vietnam, en su gira oficial por el Sudeste Asiático, cuando fue captada una escena entre ellos justo antes de bajar del avión que dio muchísimo que hablar. A su llegada a Hanoi y nada más abrirse las puertas de la aeronave, se pudo ver cómo ella propinaba una especie de manotazo a su marido en el rostro.
Este, confundido, miraba al exterior, consciente de que las cámaras habían sido testigos de un momento tan incómodo. No obstante, segundos después, el presidente se recompuso y se asomó sonriente para saludar a los presentes. Al bajar las escaleras, Macron se giraba para ofrecerle el brazo a su esposa, como suele ser habitual, pero Brigitte lo ignoraba y prefería apoyarse en la barandilla, lo que dejó entrever un supuesta tensión entre la pareja.
Mientras algunos veían claramente una agresión, otros lo consideraban simplemente un gesto cómplice. La polémica estaba servida y el vídeo se viralizó de inmediato, generando una avalancha de comentarios y especulaciones. Desde el Elíseo quisieron restar importancia al asunto, llegando incluso a sugerir que las imágenes podían haber sido manipuladas digitalmente. Sin embargo, tras confirmarse la autenticidad de las mismas, la versión cambió y los portavoces del entorno presidencial calificaron el incidente como una “pequeña disputa” e incluso "una broma" entre el matrimonio.
Demanda por la honorabilidad de Brigitte
Otro frente que se le abrió a la pareja este verano fue cuando presentaron una demanda por difamación contra la influencer estadounidense Candace Owens, tras decir esta que la primera dama francesa "nació siendo un hombre". La denuncia interpuesta en el Tribunal Superior de Delaware (EE.UU.) acusa a la creadora de contenido de liderar una "campaña global de humillación" basada en afirmaciones falsas, principalmente en la teoría conspirativa de que Brigitte Macron no es una mujer y se llama Jean-Michel Trogneux, el nombre de su hermano mayor.
Owens, a través de su pódcast y sus redes sociales, también difundió argumentos delirantes sobre el mandatario galo, afirmando que este nació como un experimento de la CIA y estaría emparentado biológicamente con su esposa. Según los Macron, lo único que busca la periodista es "ganar notoriedad y dinero" utilizando este tipo de 'fake news' para promocionar su plataforma y productos relacionados, entre los que figuran camisetas con el rostro de Brigitte acompañadas del eslogan “hombre del año”.
La demandada, por su parte, considera que se trata de un ataque a su derecho a la libertad de expresión, y se ha negado a retractarse de sus comentarios tras varias solicitudes formales enviadas por los abogados de los Macron. A partir de aquí, la respuesta del presidente francés ha sido presentar una querella y reclamar una indemnización económica por daños y perjuicios, así como una compensación punitiva y el reembolso de costos legales.