En plena tormenta mediática, Nicole Kidman ha reaparecido ante los focos. Solo cuatro días después de solicitar oficialmente el divorcio de Keith Urban, la actriz australiana ha sorprendido con su presencia en un evento benéfico en Texas. La intérprete de Big Little Lies se convirtió en la gran protagonista de la gala amfAR Dallas, donde fue la encargada de entregar el 'Premio a la Inspiración' al guionista y productor Taylor Sheridan, creador de éxitos como Yellowstone.
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Como era de esperar, su regreso a la vida pública ha provocado opiniones para todos los gustos. Mientras algunos han comentado que les parecía demasiado pronto, otros han aplaudido que no cancelara su asistencia a esta gala, viéndolo como un gesto de fortaleza en un momento personal tan delicado para ella.
Es más, la reaparición de Nicole Kidman podría esconder algunos mensajes. Y no nos referimos solo a que posara ante las cámaras así de radiante. La protagonista de Babygirl perfectamente podría haber evitado el photocall, como hacen tantos artistas en circunstancias similares, pero decidió no hacerlo. Su posado fue toda una declaración de intenciones: una forma de demostrar que, pese a todo, sigue en pie, centrada en su carrera y en recuperarse cuanto antes.
¿Un look con mensaje?
Además, parece que el look que lució para la ocasión también hablaba por sí solo. Fiel a su estilo elegante y sofisticado, Nicole apostó por un sencillo diseño que se ajustaba perfectamente a su figura, con escote en pico y una pequeña cola. El color de su vestido es lo que más ha llamado la atención, ¿iba vestida de luto? ¿era una clara indirecta hacia su exmarido? Lo que está claro es que estaba sensacional y presumió de belleza, con un maquillaje luminoso que resaltaba su piel de porcelana y un peinado pulido que reforzaba esa imagen de serenidad y fortaleza.
Tras poner fin a su matrimonio con Keith Urban, Kidman parece decidida a centrarse en sí misma, en su familia y en los proyectos profesionales que la han convertido en una de las actrices más admiradas de Hollywood. Su regreso público, más que una simple aparición, puede interpretarse como el comienzo de un nuevo capítulo en su vida: el de una mujer que, una vez más, se reinventa y sigue adelante tras un nuevo matrimonio fallido.
Han sido meses muy complicados para ella, especialmente porque Nicole no quería divorciarse y ha hecho todo lo posible por salvar su matrimonio. La protagonista de Mouling Rouge se ha volcado en su trabajo pero, sobre todo, en el cuidado de sus hijas, cuyo bienestar es su única preocupación en estos momentos. Desde su círculo íntimo aseguran que Nicole está intentando "mantener a la familia unida, dando apoyo y estabilidad" a Sunday Rose, de 17 años, y Faith Margaret, de 14.