Desde que El verano en que me enamoré ha llegado a su fin con Belly (Lola Tung) tomando una decisión definitiva entre los hermanos Fisher, muchos fans de la serie de Prime Video sienten que les falta algo. El drama adolescente, las emociones de verano, los primeros romances y el triángulo amoroso han dejado huella entre quienes han seguido la historia, basada en la trilogía de Jenny Han, episodio tras episodio. Y aunque ya está confirmado que la trama se cerrará finalmente con una película, todavía queda un tiempo para que vea la luz. Por suerte, Netflix cuenta con una serie que reúne los ingredientes necesarios para llenar ese vacío y para que acabes enganchándote igual —o incluso más— que al gran éxito del momento.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Se llama Mi vida con los chicos Walter, acaba de estrenar su segunda temporada en la plataforma de streaming y ya ha vuelto a colarse entre los contenidos más vistos a nivel internacional. Cabe recordar que, en 2023, la serie arrasó con su debut, manteniéndose durante semanas en lo más alto y acumulando más de 40 millones de visualizaciones. Desde entonces, ha conquistado a una legión de fans que ya se pregunta cómo terminará esta historia de amor —con triángulo romántico con dos hermanos incluido— dolor, dificultades propias del paso a la madurez y de decisiones imposibles que no te dejan apartar la vista de la pantalla.
La protagonista es Jackie (Nikki Rodriguez), una adolescente neoyorquina de 15 años cuya vida cambia radicalmente cuando pierde a su familia en un trágico accidente. A partir de ahí, debe mudarse a Colorado para vivir con su nueva tutora, Katherine Walter (Sarah Rafferty), una antigua amiga de su madre que vive en un rancho con sus diez hijos. Entre ellos están Alex (Ashby Gentry) y Cole (Noah LaLonde), dos hermanos muy distintos entre sí con los que la chica desarrollará una conexión muy especial.
Alex es el chico tranquilo, el que siempre está leyendo y tiene una sensibilidad especial. Cole, en cambio, arrastra el dolor de haber tenido que dejar atrás su prometedora carrera deportiva por culpa de una lesión y su actitud rebelde lo convierte en el típico "chico complicado" que también resulta irresistible. Y es precisamente ahí donde empieza uno de los mayores quebraderos de cabeza de Jackie: lo que comienza como una nueva vida en un entorno desconocido, pronto se convierte también en una complicada historia amorosa que marcará su evolución.
Como ocurría con Jeremiah y Conrad en El verano en que me enamoré, aquí también hay una tensión emocional constante entre los tres protagonistas. Las miradas, las dudas, los momentos compartidos... Todo eso que tanto gusta a quienes buscan historias intensas, pero sin dejar de lado la inocencia del primer amor.
Si hasta aquí ya te has enganchado, espera a saber lo que sucede en la segunda temporada —ojo, puede contener algún spoiler—, Jackie regresa a Silver Falls después de haber escapado a Nueva York confundida por lo que siente. Justo antes de irse, Alex le había confesado su amor... y ella había besado a Cole. Ahora, con las emociones a flor de piel, vuelve con la intención de aclarar sus sentimientos y encontrar su lugar en la familia Walter. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas como esperaba.
Alex ha cambiado mucho durante estos meses y está centrado en prepararse para un peligroso evento de rodeo. Su actitud con Jackie también es diferente, está más distante y parece interesarse por otras personas. Por su parte, Cole asume un nuevo rol en el instituto, pero el vacío que le ha dejado el fútbol y la influencia de ciertas personas lo llevan a caer en viejos hábitos.
La serie, basada en la novela homónima de Ali Novak, mantiene ese equilibrio entre el drama adolescente y el entretenimiento. Aborda temas como el duelo, el crecimiento personal y la búsqueda de identidad, pero sin caer en lo melodramático. La ambientación en un rancho del oeste estadounidense le da un aire distinto a otras series juveniles y su ritmo ágil ayuda a que los capítulos se vean casi sin darte cuenta.
¿La heredera natural del fenómeno de Jenny Han?
Mi vida con los chicos Walter no solo comparte con El verano en que me enamoré ese triángulo amoroso con dos hermanos que nos vuelve locos, sino que también apuesta por protagonistas que deben enfrentarse a pérdidas y decisiones que les cambian la vida, explorando temas universales que conectan con toda una generación como el duelo, el paso de la adolescencia a la madurez, el descubrimiento del primer amor y la búsqueda de identidad. Y aunque todo ello tiene lugar en escenarios muy distintos —una casa junto al mar en un caso, un rancho en el otro—, ambos entornos son igual de emocionales y determinantes en la evolución de sus protagonistas.
Y no solo eso, las dos mezclan momentos de tensión con otros de humor y ternura que hacen que te encariñes con los personajes y sus enredos y que siempre te quedes con ganas de más. Basadas en libros que arrasan entre los jóvenes, estas series se han convertido en auténticos fenómenos fan. Con la segunda temporada de Mi vida con los chicos Walter ya disponible y una tercera en camino, con su estreno previsto para 2026, Netflix pone sobre la mesa una alternativa que promete darle guerra al éxito de Prime Video. Puede que el fenómeno de los hermanos Fisher haya llegado a su fin, pero el de los Walter acaban de empezar. Y todo apunta a que, como mínimo, van a dar tanto que hablar como ellos.