Felipe VI volvió a demostrar que los planes más sencillos pueden convertirse en inesperadas anécdotas sociales. El pasado sábado 13 de septiembre, el monarca viajó hasta Úbeda, Jaén, para compartir un almuerzo con compañeros de su promoción militar en el céntrico Hotel Ciudad de Úbeda. Sin embargo, su presencia coincidió con una de las bodas más esperadas del verano: la de Cristina Ponce, hija de la marquesa de la Rambla, con Pablo Urueta.
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Lo que en un principio parecía su asistencia al enlace resultó ser una mera casualidad, aunque la cercanía del rey y su disposición a fotografiarse con trabajadores e invitados le convirtieron, sin proponérselo, en uno de los protagonistas más comentados de la celebración. La coincidencia fue tal que numerosos invitados y vecinos llegaron a pensar que el Rey acudía, sin la reina Letizia, como invitado al enlace. La noticia corrió rápidamente y no tardaron en compartirse fotografías del monarca en redes sociales, posando con simpatía junto a algunos de los asistentes.
Mientras los novios y sus invitados celebraban el gran día a escasos metros de donde Felipe charlaba con sus amigos militares, se sirvió un menú que no dejó indiferente a nadie. Los comensales disfrutaron de una cuidada selección de aperitivos como jamón ibérico, croquetas, tacos de calamar, cuenco de costillas, buñuelos de merluza o lomo de orza. El menú principal ofrecía un delicioso salmón a la plancha con salsa de mantequilla o un entrecot a la parrilla; y, para terminar, un coulant de chocolate en vez de la tradicional tarta nupcial.
El servicio finalizó alrededor de las 21:30, aunque algunos invitados alargaron la fiesta en el bar del hotel, que cuenta con jardines, piscina y un ambiente rústico de lo más acogedor. “Desde elegantes decoraciones hasta menús personalizados, nuestro equipo está listo para transformar tus sueños en realidad”, recuerdan desde la propia organización del hotel en sus redes sociales.
Felipe, cercano y en clave informal
La visita del monarca no pasó desapercibida, no solo por el revuelo que generó la coincidencia con la boda, sino también por la cercanía que mostró. Muy cordial, el monarca se dejó fotografiar con el personal del hotel e incluso posó junto a algunos de los invitados del enlace que no dudaron en acercarse a él. Lo que más comentarios generó, sin embargo, fue su elección de atuendo. Frente a la etiqueta habitual de los enlaces, Felipe optó por un look relajado: vaqueros, camisa de rayas y gafas de sol. Una imagen poco habitual que muchos han vinculado a que no asistía como invitado oficial, sino como uno más entre sus amigos.
Un fin de semana histórico
La expectación en Úbeda fue máxima. No solo se celebraba esta boda con destacados nombres de la nobleza española, sino que también Joaquín Sabina regresaba a su ciudad natal con un concierto que agotó entradas semanas antes. Dos acontecimientos de enorme tirón social y cultural a los que se sumó, casi por casualidad, la presencia de Felipe VI. Con esta escapada, el Rey deja una estampa singular que mezcla el deber institucional con la vida personal, en una jornada en la que la emoción, la música y la alta sociedad han coincidido para colocar a Jaén en el centro de todas las miradas.
Cambios en la familia real
Más allá de este fin de semana, en el horizonte se dibuja un otoño intenso para la Familia Real. Los Reyes vivirán una etapa inédita en el Palacio de la Zarzuela, ya que por primera vez estarán solos en la residencia oficial. La princesa Leonor ha iniciado su formación en la Academia General del Aire en San Javier (Murcia), mientras que la infanta Sofía pone rumbo a Lisboa para empezar sus estudios de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en el prestigioso Forward College.
Ambas experiencias marcan un paso decisivo en la vida de las hijas de los Reyes. La heredera al trono continuará su formación militar, mientras Sofía dará comienzo a una carrera académica internacional que apunta a reforzar su perfil en el terreno de las relaciones diplomáticas.
Una visita histórica a Egipto
Con sus hijas en el extranjero, Felipe y Letizia inician el nuevo curso institucional con un viaje de Estado entre el 16 y el 19 de septiembre a Egipto. La visita, que constituye la primera de los Reyes al país desde la proclamación de Felipe VI en 2014, tiene como objetivo reforzar los lazos políticos, culturales y económicos entre ambos Estados. Durante su estancia, don Felipe y doña Letizia serán recibidos con todos los honores por el presidente Abdelfatah al Sisi y su esposa en el Palacio Al-Ittihadiya. La agenda también prevé visitas a proyectos de colaboración científica y cultural en El Cairo y Luxor, incluidas las importantes misiones arqueológicas españolas en la región.
Al mismo tiempo, se celebrará un Foro Empresarial hispano-egipcio, que servirá para estrechar relaciones económicas y explorar nuevas vías de cooperación. El propio Felipe ya había manifestado su entusiasmo con estas palabras durante la visita de Al Sisi a Madrid el pasado febrero: “La Reina y yo esperamos poder acompañarle pronto en Egipto y poder celebrar también allí los nuevos y prometedores horizontes que se abren para nuestro Partenariado Estratégico, que inicia ahora su camino. Como sabéis, estamos ultimando las fechas para nuestro viaje de Estado, que también nos hace una especial ilusión en lo personal”.
La diplomacia real no descansa. Además del viaje a Egipto, está previsto que en el próximo curso los Reyes realicen una visita a China, en línea con la estrategia de la Casa Real de reforzar los vínculos internacionales con Asia, Oriente Medio e Iberoamérica. Aunque aún no se han hecho públicas las fechas, se espera que esta visita se confirme en los próximos meses.