Fue el pasado 8 de agosto cuando la familia del recordado Severiano Balllesteros dio la bienvenida al que es el primer nieto del legendario golfista, quien se convertía en abuelo póstumo 14 años después de su triste muerte. Como es lógico, la llegada al mundo del bebé ha supuesto una inmensa alegría para todos ellos, y así queda de manifiesto en las últimas imágenes que ha compartido la feliz mamá en su perfil público.
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Entre esas fotos tan entrañables que Carmen Ballesteros Botín enseña, veíamos este sábado al pequeño tumbado y descansando en la tranquilidad de una habitación. Tres semanas después de su nacimiento, este recibe todos los mimos y cuidados de sus seres queridos, que se derriten con solo con mirarle. La empresaria cántabra, además, contaba muy gráficamente cómo le ha cambiado la maternidad, con un escena cotidiana que ahora le toca vivir cada día con mucho amor.
"Bebé cenado y dormido", comenzaba diciendo con emoticonos la hija de Severiano Ballesteros y Carmen Botín O'Shea, tras dar la leche a su niño y hacer que entrara en un plácido sueño. "Mi turno", añadía esta a continuación con un vídeo donde aparece haciendo ejercicio sobre la máquina de correr. De esta forma, tras la prioridad que supone siempre el cuidado y la crianza de su retoño, queda claro que también saca tiempo para mantenerse en forma (como buena deportista que es).
Otra de la instantáneas más emotivas es la que sale uno de sus hermanos mayores, en este caso Javier (35 años), con el chiquitín en brazos. Al orgulloso tío se le cae la baba con su sobrino, y en dicha escena vemos cómo acaricia su cabecita mientras sonríe y no le quita ojo. También casado, este siguió la estela de su añorado padre y durante algunos años ha sido golfista profesional, si bien actualmente ejerce como presidente de la fundación que lleva el nombre de su progenitor.
Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, aunque empezó estudiando Administración y Dirección de Empresas, Javier Ballesteros guarda un gran parecido físico con el que fuera el primer europeo en ganar el prestigioso Masters de Augusta en 1980. Le perdió demasiado pronto a causa de un tumor cerebral cuando el mítico jugador tenía 54 años, y a menudo su primogénito le recuerda con fotos y conmovedores mensajes en sus redes sociales.
"14 años hoy", decía Javier el pasado 7 de mayo en el último aniversario del fallecimiento del mito. "Cuando yo tenía 10 años, recuerdo ir juntos al gimnasio muchas mañanas antes de la escuela, a jugar mientras él hacía ejercicio. En aquel entonces, lo veía como tiempo padre-hijo. Pero a medida que crecí, me di cuenta de lo duro que había trabajado toda su vida tras ser el número 1 del mundo, ganar Majors, Ryder Cups...", relataba. "Le admiro por tantas cosas, entre ellas su ética de trabajo. Y sí, fue mucho mejor papá que golfista", sentenciaba.