Kiko Rivera (41 años) e Irene Rosales (34) han puesto fin a su historia de amor tras once años juntos y nueve de matrimonio. La pareja, que había formado un sólido hogar en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta junto a sus hijas, Ana, de nueve años, y Carlota, de siete, además de Francisco, el hijo mayor del DJ fruto de su anterior relación, ha decidido tomar caminos separados. La confirmación llegaba a través de un emotivo comunicado publicado por el hijo de Isabel Pantoja en sus redes sociales, en el que hablaba desde la serenidad y la gratitud. Y, apenas unas horas después, la respuesta de Irene no se hacía esperar, dejando un mensaje cargado de simbolismo y significado.
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La sevillana ha optado por responder de forma discreta, pero muy elocuente: un corazón rojo. Un símbolo que transmite apoyo, afecto y reconocimiento a las palabras de Kiko, y que confirma que, aunque su relación de pareja llega a su fin, la unión como padres y la estima mutua seguirán presentes. Pese a que Irene suele mantenerse alejada del foco mediático, esta vez no ha querido permanecer del todo en silencio. Además del emoticono cargado de simbolismo con el que respondía a las palabras de Kiko, la influencer compartía en sus redes sociales una reflexión que hoy se interpreta como una declaración de intenciones ante el momento vital que atraviesa.
“Haz un esfuerzo consciente por escuchar más que hablar hoy. La sabiduría no siempre viene en palabras propias, sino en lo que recibes del mundo y de los demás. Al abrir tu mente y tu corazón, descubrirás perspectivas que pueden transformar tu camino”, publicó la sevillana en su perfil público, dejando claro que, pese a la separación, el respeto y el cariño entre ambos permanecen intactos. Unas frases que muestran a una Irene serena, abierta a la introspección y al aprendizaje, que afronta esta nueva etapa con calma y valentía.
El comunicado de Kiko
En su escrito, el DJ quiso comenzar despejando cualquier duda sobre su futuro mediático: “Quiero dejar claro algo desde el principio: no voy a sacar partido económico de esta situación, ni voy a acudir a televisión para hablar de mi vida privada”. Acto seguido, confirmaba lo que muchos temían: “Después de 11 años de relación y dos hijas en común, mi mujer y yo hemos decidido separar nuestros caminos”. Y lo hacía reconociendo la dificultad del momento: “No es fácil. Nunca lo es. Tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario. Y en este caso, lo hacemos con respeto, con gratitud y con la certeza de que lo más importante seguirá siendo lo mismo: nuestras niñas”.
El DJ, muy volcado siempre en su papel de padre, insistía en la prioridad de sus hijas: “Ellas son la mayor prueba del amor que hubo, y seguirán siendo el motor que nos una de por vida. Seremos padres siempre, y ese lazo no se rompe con una separación”. En su mensaje, Kiko también quiso dejar espacio para la reflexión: “Hablo desde la madurez de aceptar que a veces soltar es la mejor manera de cuidar lo que realmente importa. Lo vivido queda en el corazón, y lo que viene, aunque diferente, puede ser más sano, más real y más honesto”.
Y cerraba con una mirada esperanzada hacia lo que está por venir: “Hoy no empieza un final, empieza una transformación. La vida me ha enseñado que incluso en medio del dolor hay lugar para la gratitud, y que de cada cambio nace una oportunidad. El futuro es incierto, sí, pero también está lleno de posibilidades, y voy a recibirlo con la fuerza de alguien que sabe que lo más valioso ya lo tiene: mis hijos y la paz de haber hecho lo correcto”.
Marcados por el amor y las dificultades
El romance entre Kiko e Irene comenzó en 2014. Apenas dos años después, daban la bienvenida a su primera hija en común, Ana, que llegaba al mundo en diciembre de 2016. En enero de 2018 nacía Carlota, la pequeña de la familia, que se sumaba a Francisco, el hijo mayor de Kiko, de 12 años, fruto de su relación con Jessica Bueno. Con ellos formaron una familia numerosa que se convirtió en el gran motor de sus vidas.
Durante estos nueve años de matrimonio, el matrimonio compartió numerosas alegrías familiares, como la Primera Comunión de su hija Ana o los veranos en Menorca, que ellos mismos definían como “un regalo inolvidable en familia”. Sin embargo, también atravesaron momentos muy complicados: la enfermedad y fallecimiento de la abuela de Kiko, las tensiones familiares en torno a la herencia de Paquirri, o los problemas de salud y adicciones del DJ.
En todo ese tiempo, Irene se convirtió en su gran apoyo. “Eres mi madre y me has dado la vida, pero ella, mi mujer, me la ha salvado”, llegó a declarar Kiko en televisión, señalando públicamente a su esposa como la persona que lo sostuvo en sus peores momentos. Y hace apenas unos meses, el DJ le dedicaba a Irene unas emocionantes palabras con motivo de su cumpleaños: “Fuiste mi salvavidas cuando todo me pesaba demasiado. Eres la luz que apareció cuando todo lo que me rodeaba era oscuridad”.