La familia Beckham, admirada en todo el mundo, atraviesa un momento delicado que ha generado titulares internacionales. La relación entre Brooklyn Beckham y sus padres, David y Victoria, se ha visto marcada por desencuentros y distancias, evidenciadas en eventos clave como la segunda boda de Brooklyn con Nicola Peltz, este agosto, donde la pareja renovó sus votos tras 3 años de matrimonio, pero optó por una ceremonia privada sin la presencia de los Beckham. Además, las palabras de Brooklyn, hace tan solo unos días, donde "hablando desde el corazón", borró a su familia de su discurso en un evento tan especial como esa segunda boda con su mujer. Estos episodios, aunque públicos, reflejan algo muy común en muchas familias: la dificultad de encontrar un equilibrio cuando expectativas, emociones y formas de querer no coinciden.
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Para comprender cómo se pueden gestionar estas tensiones y reconstruir la relación entre padres e hijos, hablamos con la psicóloga Silvia Pérez Manjavacas, psicóloga y especialista en dinámica familiar y en terapia de parejas. Según nuestra experta, los conflictos son inevitables, pero pueden convertirse en oportunidades para fortalecer los vínculos.
¿Los conflictos familiares son inevitables?
La cuestión no es si habrá diferencias entre padres e hijos, sino cómo se van a gestionar. Muchas veces, detrás de las discusiones, no está tanto el desacuerdo en sí, sino la dificultad de escucharse de verdad y de sentirse comprendidos.
¿Cuál es el primer paso para recuperar la conexión?
Escuchar de verdad. Muchas veces creemos que escuchamos, pero en realidad solo estamos esperando nuestro turno para contestar. Escuchar implica detenerse, mirar al otro y tratar de comprender qué hay detrás de lo que dice: su emoción, su miedo, su necesidad. Cuando un hijo siente que su voz importa, se abre un puente hacia el entendimiento.
¿Cómo evitar que los conflictos se conviertan en una lucha de poder?
Aquí es donde la metáfora del fútbol nos ayuda: en la familia no se trata de que uno meta más goles que el otro, sino de entender que todos jugamos en el mismo equipo. Incluso un futbolista como David Beckham sabe que, si no hay coordinación, el partido se complica. La clave está en aprender a pasar la pelota, apoyarse mutuamente y recordar que lo importante es avanzar juntos hacia la portería común: una relación sólida y de confianza.
¿Y qué papel juegan las familias políticas?
Es importante que los padres estén juntos en la misma escala, como un rey y una reina coordinados, sin aliarse a los hijos (príncipes o princesas) ni a sus familias de origen, sin un proceso previo de individuación. De lo contrario, la interferencia externa puede aumentar la tensión.
¿Cómo acompañar a los hijos cuando buscan independencia?
Dar espacio y acompañar. Los hijos crecen, buscan autonomía y, a veces, esa necesidad de independencia duele a los padres. Pero es parte natural del ciclo vital. Estar presentes no significa controlarlo todo, sino acompañar sin invadir, mostrando que hay un lugar seguro al que volver cuando lo necesiten.
¿Es posible superar siempre una ruptura?
Aceptar la imperfección. Ninguna familia es perfecta, tampoco los Beckham. Y está bien que así sea. Lo importante no es evitar los conflictos, sino aprender a transitarlos con respeto, humor y amor. Lo que da fuerza a una familia no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de seguir buscándose incluso después de las discusiones.
¿Qué mensaje final daría a las familias en crisis?
Reconocer emociones y construir puentes. Cuando un hijo discute con sus padres, no siempre defiende solo una idea: muchas veces está pidiendo ser visto, validado y reconocido. En lugar de levantar muros, conviene cultivar la curiosidad por entender la perspectiva del otro. En definitiva, gestionar los conflictos no es ganar o perder la discusión, sino aprender a escucharse y a mirarse con respeto. Como en un buen partido de fútbol, lo importante no es quién mete más goles, sino cómo se juega en equipo.