Como cada verano, nos citamos con Ana Obregón para llevar a cabo el posado más esperado de la temporada. Hace más de tres décadas que empezó esta tradición, donde nos recibe en el espectacular enclave familiar en Mallorca para reflexionar con ¡HOLA! sobre cómo se siente, aprovechando para hacer un repaso de cómo ha sido su vida durante ese último año. El porqué de estas espléndidas fotografías anuales se remonta a su razón más importante y la estrella que más brilla en su cielo, su hijo Aless.
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Todo empezó en julio de 1992, cuando Ana y Alessandro nos presentaban a su gran tesoro: su hijo Aless. La entonces pareja posó orgullosa con su pequeño, que nació el 23 de junio, al que no podían parar de mirar embelesados.
Ana, como de costumbre por esas fechas, se encontraba en 'El Manantial', la casa que construyó su padre en Mallorca. Con su pequeño recién nacido hace apenas unos meses, la bióloga habló con los cientos de fotógrafos que estaban deseando capturar con su cámara a la familia, prometiéndoles "un posado espectacular mañana mismo", con la promesa de que estos se comprometieran "a dejaron tranquilos el resto de las vacaciones".
Pero el amor muchas veces no es suficiente. En 1994, la pareja tomó caminos separados tras una supuesta infidelidad del aristócrata con Silvia Tinao. Ese verano, Ana se sinceraba en nuestras páginas, explicando que su relación con el conde había tocado fondo y no existía posibilidad de resurgirla. Fue su primer posado soltera, junto a su hijo Aless, mientras se divertían en con las olas del mar.
Cuando Aless tenía tres años (1995), su madre estaba en pleno rodaje de la película sobre la vida de Blasco Ibáñez, dirigida por Berlanga. Sin embargo, Ana no quería perder la oportunidad de disfrutar unos días en la costa con su pequeño. Con un espectacular bañador amarillo, posaba sonriente con su hijo, mientras nos confesaba que, por el bienestar de este, estaba en "muy buena armonía" con el conde Lequio.
En 1998, la relación entre Ana Obregón y el futbolista Davor Suker se consolidaba a pasos agigantados. Sin embargo, y debido a su ajetreada agenda, la estrella del Real Madrid no pudo acompañar a la actriz y su hijo durante su escapada reglamentaria a Mallorca. A pesar de este contratiempo, en su cita anual con nosotros, la protagonista de los posados más esperados de todos los años nos afirmó que en su relación "no hay escándalos" y que se encontraban "mejor que nunca".
Con el comienzo de un nuevo siglo, Ana se vio afectada por los cientos de rumores que acechaban sobre su vida amorosa. Por el 2000 se la relacionaba con el torero Finito de Córdoba, que en ese momento estaba empezando su relación con Arantxa del Sol, su mujer 25 años después. A pesar de haber reiterado en numerosas ocasiones que no existía nada más que platónico entre ambos, la bióloga utilizó nuestra cita anual (esta vez, sin la presencia del pequeño Aless) para subrayar que "Juan es sólo mi amigo y seguirá siéndolo".
En el verano de 2001 Ana seguía siendo la soltera de oro y "todo el mundo está deseando ennoviarme", como nos confesaba durante nuestra cita veraniega. Despampanante, con prendas llamativas que realzaban su belleza, la actriz nos aseguraba que su corazón estaba, en ese momento, "muy bien, en paz y tranquilo", además de, por supuesto, "receptivo". En ese momento, surgían rumores acerca de algo más que una amistad entre ella y David, el escritor a quien tanto apreciaba, pero que no quería "ilusionarme mucho con esta relación de amistad y admiración".
Un año después de que se estrenara su exitosa serie Ana y los siete, la actriz estaba en este apasionado proyecto, por lo que sus apariciones públicas fueron reducidas. Sin embargo, no faltó a nuestra charla anual, emocionada porque "en el trabajo me ha venido el éxito total después de casi veinte años de lucha". La bióloga llegaba a la conclusión con nosotros de que, al igual que en lo laboral, el amor había sido un camino complicado, aunque, afirmando divertida, que "nadie me ha quitado nunca un hombre".
El primer año de esta nueva década, Ana sorprendía con su posado anual. En esta ocasión no estaría sola o con su hijo Aless, su fiel confidente para las fotografías veraniegas. En 2011 nos recibía en 'El Manantial' junto a su hermana Amalia y sus sobrinas. Hablaba orgullosa de los éxitos de Celia, Carol y Amalia, la nueva generación de "Obregonas", como se denominaban la bióloga y sus hermanas, además de explicar emocionada que en nada volvería a ver a su hijo, quien estaba cursando la universidad en Estados Unidos. Respecto a su lado más romántico, nos compartía con gracia que su situación simulaba la de los taxistas a punto de terminar su turno: libre, pero sin querer que se suba nadie.
2021 no fue un año fácil para Ana. El 13 de mayo se cumplía un año del fallecimiento de Aless y diez días después partía su madre, con quien comparte nombre. Vestida de blanco, como los ángeles que recibieron a dos de las personas más importantes de su vida, la actriz nos recibió, un verano más, en su oasis mallorquín. Allí, nos confesó que su hijo estaba escribiendo un libro y que, con la valentía que requería el acto, lo estaba acabando ella para poder publicarlo, como él habría querido.
Un año después, Ana retomaba el esperado posado con el que, desde hace tres décadas, daba el pistoletazo de salida al verano. Esta vez, volvía a sonreír ante nuestras cámaras con sus espectaculares trajes de baño y, poco a poco, recuperando la alegría que tanto le ha caracterizado. La actriz tenía una importante razón para continuar con nuestra tradición, que cobraba un nuevo sentido "solidario", ya que "sus beneficios irán destinados a la fundación de Aless", demostrando, una vez más, que "todo lo que hago en mi vida lo hago por mi hijo".
En 2023, la noticia de que Ana Obregón había sido abuela dio la vuelta al mundo. Casi con cinco meses, la pequeña Ana Sandra, de ojos cautivadores como su padre y sonrisa traviesa como su abuela, fue la estrella del posado del verano más esperado. Posaban, rebosando felicidad, en su casa de Mallorca, donde la niña disfrutó de su primer verano en el paraíso, tal y como lo hizo su padre. Nos contaba, que después de tres años muy oscuros, Ana volvía a ver la luz con la pequeña Anita.
De nuevo en Mallorca y con Anita, Ana se sinceraba con nosotros sobre lo especial que estaba siendo este verano. Para ella, el nacimiento de su nieta supuso un volver a empezar y, aunque a menudo existían sentimientos encontrados, sentía felicidad plena al ver a su pequeña tan contenta por los pasillos de su paraíso personal. Es en esta conversación cuando nos revela que Anita no es solo "físicamente clavada" a su hijo, sino que, además, ha heredado su mismo carácter. "Tiene un sentido del humor, una energía, está todo el día riéndose. Ama la vida como la amaba Aless", explicaba.
Este miércoles, compartíamos en nuestras páginas, como cada año, las fotografías más esperadas. Aunque no se sabe con certeza, hay bastante probabilidad de que el de 2025 sea el último posado de Ana en 'El Manantial', ya que desde que lo pusieron a la venta, al enclave le han surgido bastantes pretendientes y "estamos estudiando varias ofertas".
Para la bióloga, decir adiós al paraíso familiar está siendo un proceso complicado. En él, está reviviendo todos sus momentos felices junto a Aless con su Anita, que en las imágenes se come la cámara con una actitud arrolladora (la misma que su abuela). Sin embargo, y a pesar de los buenos momentos aquí, la pérdida de su hijo ha supuesto que "también duele estar aquí", lo que la hizo coincidir con sus hermanos y poner en el mercado la espectacular mansión.
Aunque a corto plazo tenga que decir adiós a su hogar en la costa, Ana nos confiesa que cuando ya no dispongan de este oasis comenzará su búsqueda para encontrar un nuevo refugio, aunque todavía no sabe si en Mallorca, "porque es como mi segunda casa", o Cantabria, por ejemplo, ya que está "Muy enamorada del norte". Aún no sabemos dónde nos recibirá la aclamada actriz el próximo verano, pero estamos seguros de que no dejará indiferente a nadie.