Gi-hun decide sacrificarse por la niña y salta al vacío para que ella sea la ganadora© Netflix

El protagonista de 'El juego del calamar' se confiesa sobre el final de la serie: “Me quedé bastante en shock”

El desenlace de la serie más vista de la historia de Netflix sigue generando opiniones para todos los gustos


18 de julio de 2025 - 6:20 CEST

El juego del calamar se ha convertido en uno de los mayores fenómenos televisivos de la última década. Su tercera temporada, con la que pone el broche de oro a la historia, ha logrado mantener intacta la tensión que caracteriza a la producción surcoreana hasta llegar a un impactante final que ha dejado sin palabras a millones de espectadores en todo el mundo. Pero la sorpresa no solo ha sido para los seguidores de la serie de habla no inglesa más vista de la historia de Netflix, sino también para Lee Jung-jae, el actor que da vida al protagonista, Seong Gi-hun, quien ha desvelado cómo ha vivido este desenlace cargado de emoción, sacrificio y un mensaje que va mucho más allá de la ficción.

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La tercera temporada de 'El juego del calamar' pone el broche final a la serie© Netflix

Era uno de los finales más esperados y no ha dejado a nadie indiferente. Hay quien cree que el heroico gesto de Gi-hun es la mejor manera de cerrar la historia, mientras que otros hubieran deseado una conclusión más optimista para el querido personaje. Antes de continuar, avisamos de que a partir de ahora puede contener spoilers. En la segunda temporada se incorporaba a la competición letal Kim Jun-hee (Jo Yu-ri), la jugadora 222, quien entraba embarazada en el juego. Allí coincidía con Myung-gi (Yim Si-wan), el jugador 333 y padre del bebé. El nacimiento de la pequeña en mitad de la contienda cobra una importancia decisiva en los nuevos capítulos.

© Netflix
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Este giro narrativo dejaba al público sin aliento, algo parecido a lo que le sucedía a Jung-jae cuando recibió el libreto: “Cuando leí por primera vez el guion y llegué a la parte en la que nace este bebé, me quedé bastante en shock; pensé que era un gran elemento dentro de la historia”, ha confesado en una entrevista con Variety. La llegada al mundo de la pequeña en medio del caos se convierte en el punto de inflexión para el protagonista y en un símbolo de esperanza. Para Gi-hun es fundamental protegerla, no solo por su inocencia y porque no está allí libremente como el resto de participantes, sino también porque es un hombre bueno que quiere ayudar a la madre de la niña.

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El desenlace de su personaje es impactante y el actor surcoreano, de 52 años, que reconoce que no se lo esperaba, también ha revelado que mantuvo largas conversaciones con Hwang Dong-hyuk, creador de la serie, al respecto. "Le pregunté: '¿Tenías diferentes finales en mente? ¿Había distintas versiones?'. Me respondió que sí había pensado en otros finales. Sin embargo, me dijo que creía que esta era la manera correcta de terminar la historia de El Juego del Calamar". Además, el director le invitaba a hacer una importante reflexión: "Me dijo que no debía ver el sacrificio de Gi-hun simplemente como un sacrificio en sí mismo, ¿y si lo viéramos como algo que muestra o simboliza la esperanza para la humanidad?".

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De las tres temporadas, Lee tiene muy claro cuál ha sido la escena que más le ha costado rodar: la última, en la que muere su icónico personaje. Más allá de la carga emocional, Jung-jae ha contado que la exigencia física también fue extrema. “Había estado a dieta muy estricta durante unos 14 meses hasta ese momento, había perdido unos 10 kilos de mi peso habitual". Con ello quería asegurarse de "no solo expresar las emociones de Gi-hun, sino también que el público supiera lo completamente seco y agotado que estaba con solo mirarlo”, ha explicado, dejando claro que esa secuencia se convirtió en un gran desafío para él. 

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En la escena final, Gi-hun pronuncia unas palabras que quedan inconclusas. Lejos de ser un error, fue una elección deliberada. Jung-jae ha revelado que esa decisión formó parte de “las muchas conversaciones que tuve con el director y pensamos mucho sobre cómo iba a reaccionar el público a la decisión de Gi-hun antes de que terminara de decir lo que quería”. El actor recuerda que “incluso el día que rodamos esa secuencia, creo que Dong-hyuk tenía muchas cosas en mente” y que “también estaba considerando una versión distinta, terminando lo que decía”. Sin embargo, Lee considera que “Hwang quería que el público terminara la frase a su manera y con su propia interpretación” y que “diseñó la escena y la secuencia para que el final de la frase pertenezca a todo el público y que sean ellos quienes la terminen con sus propias emociones y su propio recorrido”.

Tras la muerte de su personaje, Lee Jung-jae comparte sus sentimientos sobre el futuro de la hija de Gi-hun. Aunque menciona que, pensando en la historia, le gustaría verla "desmantelando todo el sistema", ha añadido que, personalmente, espera que jamás llegue a descubrir la verdad. “Espero que no sepa nada sobre su padre. Solo deseo que viva una vida feliz y estable con su padrastro y su madre”, ha confesado con sinceridad. 

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El final de El juego del calamar busca dejar un mensaje que va más allá de lo que vemos en pantalla. Para Lee, la verdadera moraleja reside en la humanidad y la convivencia. “Lo que espero que la gente se lleve es que todos somos lastimados y traicionados por otros, lo que puede llevar al odio, pero aun así tenemos que seguir adelante y vivir juntos en sociedad”, reflexionaba en The Hollywood Reporter. “Tenemos que intentar comprendernos, mantener nuestra dignidad y trabajar por la armonía. Si podemos lograrlo —trabajar juntos, sin importar lo que hayamos pasado—, podremos vislumbrar un futuro con menos división y conflicto. Ahí reside la esperanza”.

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Así, el sacrificio de Gi-hun no solo cierra la historia de un hombre marcado por la tragedia y la redención, sino que también se convierte en un símbolo para todos aquellos que buscan dejar un mundo mejor a las nuevas generaciones. Mientras los espectadores esperan con ilusión novedades sobre la posible adaptación americana, spin-offs o nuevos proyectos de sus creadores, el legado de la serie sigue vivo, recordándonos que la esperanza puede surgir incluso en las circunstancias más desesperadas.

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