El emblemático presentador de radio y televisión, Josep Lobató, ha vuelto a pisar un plató por primera vez en siete años. Su reaparición en el programa Y ahora Sonsoles no ha sido solo un reencuentro con los medios, sino un poderoso símbolo de superación personal, constancia y optimismo. Conocido por su carisma en programas como Ponte a Prueba en Europa FM —por el que recibió un premio Ondas—, el locutor desapareció del foco mediático en 2015 tras ser diagnosticado con una enfermedad desmielinizante que afectó gravemente su capacidad para hablar, leer y escribir.
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Su diagnóstico
Su dolencia, relacionada con el Daño Cerebral Adquirido (DCA), afectó directamente al lado izquierdo de su cerebro, provocando afasia y otras secuelas cognitivas. También sufrió un ictus, lo que complicó aún más su situación. Desde entonces, el comunicador ha estado inmerso en una intensa rehabilitación, trabajando sin descanso para recuperar sus habilidades básicas, especialmente el habla.
A pesar del golpe que supuso perder su principal herramienta de trabajo —la voz—, Josep ha optado por mirar hacia adelante. No echa de menos esa etapa. Ha aceptado lo que le ha pasado, expresa mediante signos. Él mismo reconoce que ha llorado mucho, pero no se permite caer en el victimismo. “No va conmigo estar de bajón”, asume. Su actitud positiva ha sido uno de los motores clave de su evolución, como también lo ha sido su entorno más cercano.
Sus padres, José y Ana, son pilares fundamentales en su vida, y a día de hoy el periodista puede decir palabras como “sí”, “no”, “café” y los nombres de sus padres. Aunque su habla es muy limitada, ha aprendido a comunicarse de forma alternativa: utiliza un repertorio de imágenes y emojis en su móvil, una aplicación que transforma textos en audio y una tabla de emoticonos que sus amigos han aprendido a interpretar. “Es mucho más fácil si le mandas una nota de voz”, comenta uno de sus amigos, quien añade que Josep no puede escribir ni leer con fluidez, pero comprende perfectamente los mensajes auditivos.
Una lucha incansable
David, su amigo y confidente, cuenta que llevan casi diez años luchando juntos. El locutor acude tres veces por semana, durante ocho horas al día, a la Asociación TraCE en Barcelona, donde realiza terapias de logopedia, ejercicios de movilidad, talleres cognitivos y entrenamiento físico. “Tiene deberes, hace deporte dos veces a la semana, y su progreso es lento, pero constante”, explica su compañero.
Su determinación no ha pasado desapercibida. Artistas como Ruth Lorenzo, Blas Cantó y Natalia Jiménez le han enviado mensajes de ánimo. Rosa López incluso conectó en directo para dedicarle unas emotivas palabras: “Eres un ejemplo y te sigo cada día. Es muy importante que hayas dicho que no hay que caer en el victimismo. Demuestras que todo se puede”.
Su vida actualmente
A lo largo de estos años, Josep ha seguido muy presente en redes sociales, donde comparte momentos de su día a día, avances terapéuticos y reflexiones personales. Allí también se le ve disfrutando de planes con amigos, yendo al teatro o al karaoke, siempre con una sonrisa y mostrando una vida social activa. “Soy autónomo e independiente”, declaraba hace un tiempo. “Ahora también salgo de fiesta, escucho música y me lo paso bien”.
Su vuelta al plató no implica necesariamente un regreso a los medios en activo, pero sí marca un punto de inflexión emocional para él y quienes lo acompañan. Su historia es la de alguien que, tras perderlo todo, eligió no rendirse.