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Un “pensar en alto” tras una temporada de mucho cansancio. Ni más, ni menos. Porque, a veces, las más grandes decisiones, las más trascendentales, no son grandilocuentes, sino que llegan así, de pronto. O sea, sin un "darle muchas vueltas". Solo parándose en seco y recapacitando en voz alta, tras un pico de curro de esos de: "¡Uf! Qué hasta el gorro". Porque, a lo mejor, detenerse y cambiar de tercio no tenía tanta importancia. Lo que pasa es que a veces, sin querer, entramos en bucle y las opciones de vida que en un momento 'X' no tenían vuelta de hoja, sí que la tenían, pero no nos dimos cuenta. Que todo era susceptible de cambio, de cierre o de sustitución. Pero… seguimos repitiendo patrones. Como en una condena, que no por placentera dejaba de ser menos condena. O, a lo mejor, nada que ver. Que, quizás, su "adiós a la música" responde a una parada en boxes 'sine die' y ya. Que Bertín está en su derecho de hacer un receso, después de ¡45 años! en la cima y subido a los escenarios, y lo que ahora es definitivo en su cabeza, con el devenir del tiempo, poco a poco, se transforma en mutable. O sea, en un "hasta luego"… Elucubramos sobre la retirada de la música del de Como un vagabundo. Que el 'crooner' español Bertín Osborne ha decidido poner punto y final a su historia de amor con la industria discográfica, ese que comenzó con Amor Mediterráneo, allá por 1981, y que, si quieren, pueden encontrar en YouTube, donde su debut en Aplauso vale dos o tres millones (de aplausos, obvio).
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Charlamos con él justo cuando nos enteramos de su decisión. ¿Irrevocable? Mmm… veremos. Lo que sí es cierto es que el noveno conde de Donadío de Casasola ha pasado, por ahora, de pantalla. No la de la televisión que, ahí, se ve con mecha para rato, porque "me resulta más fácil de sobrellevar el trabajo —nos cuenta—. Seguiré en los platós mientras me sigan llamando". Su 'impasse' tiene que ver más con la mecánica de disco-promo-concierto-gira... Y sobre todo ahora que le apetece volcarse en la "empresa de alimentación que hemos empezado con muchas ganas mi socio —José Luis López “Turronero”— y yo…". Solo que este ímpetu a la hora de parar, a bote pronto, le va a dejar una espinita clavada porque, tal y como se habrán imaginado, preguntarle por si va a echar de menos la adrenalina de las tablas era más que obligado. "Lo que me va a doler es no poder despedirme de Venezuela, mi país querido, porque es inviable que yo vuelva a pisar su suelo mientras se mantenga el gobierno dictatorial de Maduro".
Pero que nadie se alarme. Todavía queda un año para que se materialice su desaparición de la música y un año da mucho de sí. ¿Cómo? Pues que Bertín nos anuncia que ha recibido "muchas llamadas y ofertas de giras, tanto en España, como en varios países de América, y he pensado que sería bueno hacer una gira de despedida en todos los sitios que han significado momentos bonitos en mi carrera. Hay muchos a los que quiero volver, para decir adiós a tantísimas personas que me han dado su cariño". ¿Qué les decíamos? Pues eso, que quién nos asegura a nosotros que en ese volverse a exponer al gusanillo que pica, con las ganas de vivir del artisteo, no vaya a recibir su merecido mordisquito… Sea como fuere, Bertín sentencia: "Voy a despedirme con un espectáculo de mucho nivel, que espero que sea un colofón acorde a mis 44 años de profesión. Pues eso, que 365 días y cumpliríamos una bonita cifra para decir adiós o 'hasta siempre'”. O hasta la vista, Bertín. Solo Hasta la vista.