El creador de 'El juego del calamar' explica su proceso creativo y el mensaje final de la serie© Netflix

El director de 'El juego del calamar' confiesa que sufre un gran desgaste mental tras el final de la serie: "Siento un gran alivio"

La serie más vista de la historia de Netflix ha regresado para poner el cierre definitivo


3 de julio de 2025 - 18:14 CEST

Era uno de los estrenos más esperados y su épico final no ha dejado a nadie indiferente. El juego del calamar no solo ha revolucionado el panorama audiovisual mundial, convirtiéndose en la ficción de habla no inglesa más vista de la historia de Netflix, sino que también ha marcado la vida de sus creadores y protagonistas. Es innegable que el éxito de esta producción ha sido absoluto, pero lo que para millones de espectadores es puro entretenimiento, suspense y unos giros de guion capaces de levantarles del asiento, para su director, Hwang Dong-hyuk, ha significado un durísimo trabajo creativo que incluso le ha pasado factura física y emocional y que, tras seis años de esfuerzo, ha culminado con el desenlace de la tercera y última temporada. 

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Hwang Dong-hyuk es el creador y director de 'El juego del calamar'© Netflix

Desde su estreno en 2021, sus coloridos escenarios, las pruebas mortales, su humor negro y su humanidad dentro del horror engancharon a los espectadores a esta historia de supervivencia y crítica social sobre la desigualdad. Su repercusión mundial fue tal que tomó por sorpresa a sus creadores. Lo más curioso es que El juego del calamar estuvo a punto de no existir. En 2008, su director comenzaba a escribir un guion que tardaba un año en acabar. Sin embargo, muchos pensaron entonces que no triunfaría y que era muy poco comercial. "En ese momento, resultaba muy excéntrica y violenta", revelaba el creador en Forbes.

© Netflix

No encontraba financiación y todo quedaba en pausa, pero diez años más tarde su sueño se hacía realidad. "Gracias a Netflix desaparecieron los límites y conté con toda la libertad creativa para trabajar a mi manera", relataba Hwang. Era la oportunidad para expandir la historia hasta convertirla en la serie que ha conquistado a todo el planeta. “A través de Gi-hun (Lee Jung-bae), quería que el público reflexionara sobre cómo el mundo en el que vivimos no es algo que debamos dar por sentado. Tenemos que afrontarlo directamente, cuestionarlo y pensar qué podemos hacer al respecto”, explicaba.

Sin embargo, jamás pensó que la ficción tomaría tal magnitud ni que se convertiría en la más vista del gigante de streaming. Sin comerlo ni beberlo, tanto Dong-hyuk como su equipo se vieron sometidos a una presión inesperada. La fama y las altas expectativas les llevaron a enfrentarse a retos personales y profesionales a los que no estaban acostumbrados. Y no fue para menos, porque su entrega le costó al director, de 54 años, nada menos que perder "entre ocho y nueve dientes" durante el rodaje de la primera entrega debido al estrés, según desvelaba en una entrevista con BBC News

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El desgaste le hacía incluso descartar una continuación de la serie. “Física y mentalmente, hacer la primera temporada fue muy agotador, así que nunca pensé que querría hacer otra temporada”, señalaba. Por suerte, cambió de idea y en seis meses escribió los trece episodios que se convertirían en la segunda y tercera entrega. “Durante la preproducción y la producción, revisé el guion constantemente. Volvía de un rodaje, surgían nuevas ideas y modificaba las escenas siguientes”, relataba en Forbes. Esto daba lugar a cambios en la historia, incluido el final de la ficción y el destino de varios personajes.

Estos cambios no solo eran fruto de la inspiración, sino también del afán de perfeccionismo de Hwang, quien, aunque reconoce ser "una persona extremadamente perezosa", no sabe hacer la cosas a medias y "una vez que empiezo algo, tengo que entregarme por completo y necesito llevarlo hasta el final. En ese sentido, soy un poco perfeccionista y quizá eso me hace más perezoso. Porque sé lo duro que voy a ser conmigo mismo cuando empiezo algo”, aseguraba.

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Muchas de las modificaciones que realizó en el guion estaban relacionados con el desenlace de la ficción, que no solo ha sorprendido a los espectadores, sino también a su creador. "La verdad es que tenía una idea muy vaga de lo que quería contar en la segunda y la tercera temporada y, de hecho, el final que imaginaba era completamente diferente. A medida que fui desarrollando los personajes y senté las bases de la historia, particularmente en lo vinculado a Gi-Hun, me di cuenta que ese no era el final apropiado y que había otra posibilidad. En ese sentido el cambio con respecto al final original es muy drástico", ha afirmado el showrunner en una entrevista con La Vanguardia.

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Para Hwang Dong-hyuk, uno de sus mayores desafíos en la tercera temporada ha sido mostrar la compleja relación entre Gi-hun y el misterioso Front Man (Hwang In-ho). Aunque la trama se centra en el conflicto entre ambos, también buscaba destacar el impacto que cada uno ha tenido sobre el otro. “Quería que estuviera claro que Front Man experimenta un profundo cambio personal a partir de la influencia de Gi-Hun. Y lo mismo para él, porque a partir de una serie de eventos, el protagonista tendrá que decidir si se pasa al lado oscuro o si sigue fiel a sus nobles creencias, porque también ha sido influenciado por Front Man”, revelaba el creador. Mantener ese delicado equilibrio y dar profundidad a todos los personajes ha sido, sin duda, uno de los grandes retos de esta nueva entrega.  

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El desenlace de El juego del calamar es agridulce y ambiguo, “mitad feliz, mitad triste”, como lo ha calificado Dong-hyuk en The Playlist. Aunque en un primer momento su idea era que Gi-hun saliera ileso de la competición y se reuniera con su hija, finalmente (cuidado, spoilers) tuvo claro que el cierre de su historia debía ser otro con mucho más mensaje y mucha menos alegría: el protagonista se sacrifica y da su vida para salvar a una bebé —símbolo de vida y esperanza en un entorno de muerte—, un acto de valentía y empatía que no solo emociona, sino que representa la lucha contra un sistema que castiga la bondad y premia la crueldad.

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Como el creador ha explicado, aunque Gi-hun sabe que su sacrificio probablemente no detendrá la competición, su acción plantea una reflexión sobre lo que uno está dispuesto a hacer para dejar a los demás un futuro y un mundo mejor, un gesto que pone en primer plano la humanidad frente a una sociedad que parece imparable y a unos juegos que, mientras existan las desigualdades y el capitalismo, parecen no tener fin.

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Aunque ha sentido que “llevaba una carga enorme sobre mis hombros durante seis años. Y ahora que ya no está, siento un gran alivio”, Hwang también ha reconocido a Forbes que “este proyecto me otorgó muchísimos recuerdos maravillosos y me permitió conocer a mucha gente increíble. Fueron seis de los años más memorables de mi vida”. Por esta razón, aunque por motivos obvios descarta una cuarta temporada, no cierra la puerta a futuras historias. En declaraciones recogidas por The Hollywood Reporter, el director admitía que “si llega el momento y resulta que puedo pensar en un personaje o una historia diferente, entonces tal vez podría haber un regreso… algo como un spin-off”.

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Entre las ideas que rondan su mente, ha confesado que le interesaría explorar el periodo entre la primera y la segunda temporada, centrando el foco en personajes como el Front Man o el reclutador (Gong Yoo): “Una de las ideas que estoy barajando es qué sucedió entre la temporada uno y la dos. Hay una brecha de tres años. […] ¿Qué estaba haciendo el líder durante esos tres años? ¿Qué estaba haciendo el reclutador?”. Aunque por ahora no hay nada confirmado, sus palabras han entusiasmado a los fans, que no descartan que el universo de El juego del calamar continúe expandiéndose más allá de su historia original.

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