Ahora, instalada en España para la fase final de la elaboración del libro, colabora con ¡HOLA! Madrid con una inspiradora columna© Fernando Junco

ENTREVISTA Y FOTOGRAFÍAS EXCLUSIVAS

Laurence Debray sobre las esperadas memorias del rey Juan Carlos: "Es un trabajador meticuloso y dedicado"

"Es un libro sincero y honesto. se entrega. reconoce sus errores, pero también sus logros", nos dice la biógrafa del soberano acerca de reconciliación, que se publica el 12 de noviembre


2 de julio de 2025 - 6:26 CEST

Jamás, antes de Juan Carlos I, un Rey se había atrevido con el arriesgado ejercicio de escribir sus memorias personales y políticas. Aferrándose, probablemente, al lema favorito de su prima la Reina Isabel II, Never complain, never explain (N. de la R.: nunca te quejes, nunca des explicaciones), que las Familias Reales del mundo entero repiten como un mantra. Los Reyes no hablan de sus asuntos, le insistía su padre, el conde de Barcelona. "Pero él nunca fue un Rey como los otros", afirma Laurence Debray, la historiadora y escritora francovenezolana que le presta su pluma para lo que promete ser el acontecimiento literario del próximo otoño.

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ENTREVISTA Y FOTOGRAFÍAS EXCLUSIVAS CON  LAURENCE DEBRAY SOBRE LAS ESPERADAS MEMORIAS DEL REY DON JUAN CARLOS

En efecto, la editorial Planeta acaba de anunciar la salida simultánea en España y en Francia, el próximo 12 de noviembre, de Reconciliación, el libro en el que el soberano cuenta, desde su retiro en Abu Dabi, donde solo le quedan sus recuerdos, la historia de su vida, con sus luces y sus sombras. En exclusiva, su biógrafa nos desvela la génesis de estas confesiones, que califica de valientes, y nos explica cómo se enfrentó al reto de restituir fielmente la voz de un monarca que marcó su época, pero cuyos errores empañaron el final de sus casi 40 años de reinado. Como lo recalca Laurence Debray, este excepcional y anticipado testimonio constituirá, a la vez, el legado literario de un Rey que no quiere salir del escenario sin antes narrar su versión de algunos de los capítulos más palpitantes de la historia contemporánea de España, y del mundo, en los que participó directamente. Y también las confesiones de un hombre en el ocaso de sus días, consciente de sus logros, pero también de sus fallos, que quiere contar la historia de su vida "con toda sinceridad".

Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias. Los Reyes no hablan de sus asuntos, y mucho menos públicamente. ¿Por qué voy a desobedecerle ahora? ¿Por qué he cambiado finalmente de opinión? Tengo la sensación de que me están robando mi historia, escribe el Rey Juan Carlos en la intro­ducción

—¿Cómo nació este libro?

La idea es suya. Quería escribir sus memorias. Fueron dos años de trabajo en Abu Dabi, donde me mudé con mi familia. Y luego, unos meses en Madrid, para perfeccionar y terminar el libro. Aunque en España siempre se le ha visto como un hombre campechano, es un trabajador meticuloso y dedicado. Se tomó este proyecto muy en serio.

—¿Lo escribisteis a cuatro manos?

—Primero, tuvimos largas conversaciones, frecuentes y numerosas. Progresamos por cronología y por temáticas. Luego, vino la transcripción, que él corregía y que volvíamos a escribir juntos. El objetivo era realmente hacer oír su voz y su versión de los hechos. Abordó esta tarea de forma muy concienzuda y se mostró extremadamente preciso con las palabras que quería usar, con el estilo. La estructura fluyó con naturalidad. Es una autobiografía muy clásica, cronológica.

© Émile Servan-Schreiber
Para ayudar a don Juan Carlos en la redacción de sus memorias, Laurence Debray se trasladó a Abu Dabi con su familia durante dos años. Allí, a lo largo de numerosas y frecuentes conversaciones, recogió las confesiones del Rey para relatar fielmente su visión y su voz

Pasé al otro lado por primera vez

—Como historiadora y docu­mentalista, ya habías analizado amplia­mente el personaje y su reinado. ¿Qué te motivó a aceptar este encargo?

—Era un ejercicio nuevo para mí, porque los libros que había escrito sobre él, hasta ahora, eran fruto de una investigación histórica o de impresiones personales. Mi rey caído era un ensayo muy personal. Y mi biografía de él era un trabajo de historiadora. En este caso, por primera vez, pasé al otro lado y transcribí su visión de las cosas, sus experiencias y sus palabras. No estaba del todo segura de poder hacerlo. Dudaba de mi capacidad. Pero él confió en mí. Además, soy conocedora de la historia contemporánea de España, pero, aun así, soy extranjera. Quizá, le dio cierta libertad para hablar abiertamente, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas.

—¿Conservaste cierta licencia creativa?

—Son sus memorias, su libro. La idea era transmitir fielmente sus palabras, sus expresiones, su voz. Es su forma de hablar. El objetivo era ser leal a su esencia.

Aunque en España siempre se le ha visto como un hombre campechano, don Juan Carlos es un trabajador meticuloso y dedicado. Se tomó este proyecto muy en serio

—¿Qué te pareció la experiencia?

Fue un honor hablar y pasar tiempo con él. También fue un placer porque es una persona muy seria y muy concienzuda. Así que trabajamos de forma eficaz y agradable. Fue una experiencia excepcional para mí.

© Fernando Junco

—¿Descubriste cosas que no sabías de su vida?

—Sí. Yo había hecho mi tesis sobre la Transición, así que tenía una visión muy política. Mi interés se centraba en su papel en la democratización de España. Aquí he descubierto una parte mucho más personal, íntima. Por ejemplo, hay una gran parte dedicada a su infancia. Le gustaba mucho hablar de su vínculo con sus padres, con su abuela. Se trata de una época —la guerra y la posguerra— y un mundo —el de la realeza— que he descubierto. El hecho de que no conociera ese entorno, al venir de una familia de revolucionarios de izquierda, hizo que nuestras conversaciones fueran enriquecedoras y estimulantes. Yo tenía que hacer muchas preguntas para entender de dónde venía y también cuáles eran las heridas de su infancia.

Su lado más personal

—¿Cambió tu forma de verle?

—Sí. Antes le veía más como un genio de la política. Ahora he descubierto su lado más personal.

—Esas memorias fueron escritas en francés. ¿Por qué?

—La elección del francés se debe a que soy francesa, solo escribo en francés. Y él lo habla perfectamente, como si fuera una lengua materna. Es un jefe de Estado verdaderamente europeo. Nació en Roma, vivió en Suiza, en Portugal. El francés es la lengua diplomática, que él siempre usó para hablar con sus primos, con la Reina de Inglaterra… Fue una decisión natural.

—¿Qué busca el Rey Juan Carlos con la publicación de sus memorias?

—El título resume su objetivo: reconciliación.

—¿Con quién se quiere reconciliar?

Con su pasado, con su país, con su familia. Y también su objetivo es que los españoles se reconcilien con su historia. Que se sientan orgullosos.

Cuando llegas a cierta edad y te encuentras en el ocaso de tu vida, empiezas a querer dejar huella. Ahora ha dicho todo lo que tenía que decir

—¿Tiene remordimientos?

—Es un libro sincero y honesto. Se entrega. Reconoce sus errores. Pero también habla de sus logros.

—¿Se siente aliviado por haber llevado este proyecto a cabo?

—No soy su portavoz, no puedo hablar por él. Pero le sentí comprometido al cien por cien. Cuando llegas a cierta edad y te encuentras en el ocaso de tu vida, empiezas a querer dejar huella. Ahora ha dicho todo lo que tenía que decir.

© Fernando Junco
Ahora, instalada en España para la fase final de la elaboración del libro, colabora con ¡HOLA! Madrid con una inspiradora columna

—¿Y cómo valoras el resultado?

—Es un propósito valiente. De hecho, es uno de los pocos Reyes que han escrito sus memorias. Anteriormente, solo el monarca francés Luis XIV había dictado unas intenciones para su nieto, el Delfín. Eso demuestra que Juan Carlos I nunca fue un Rey como los demás.

—¿Hay cosas que se guarda para sí mismo?

—Solo él lo sabe.

—¿Cuáles son las revelaciones más impactantes del libro?

—Las descubriréis cuando salga el libro, en noviembre. Evoca todos los personajes históricos que marcaron su vida. Y cuenta unas anécdotas iné­ditas. Pero es cierto que el libro se publica en un contexto internacional que lo hace aún más relevante. Cuando empezó a escribir sus memorias, era consciente de que había cada vez menos democracia en el mundo y que asistimos a un auge del autoritarismo y del populismo. Él tiene esa conciencia histórica, que es muy importante para él. Es el hombre de la democracia, hizo todo lo posible por restablecerla en España y hoy ve que está en peligro en muchos países, especialmente en los más cercanos. En su libro queda muy claro lo que ha intentado transmitir: "cuidado, los valores democráticos son frágiles, hay que preservarlos". Sus memorias recogen una confesión personal, pero también un mensaje político.

No he recibido presiones

—¿Alguien intentó disuadirle de llevar a cabo su proyecto?

—Creo que nadie lo intentó. O si lo hicieron, no funcionó. En lo que me concierne, no he recibido presión por parte de nadie. Al contrario, conté con la ayuda de sus hijas y de sus amigos, así como de algunos actores históricos importantes que, cada vez que lo necesité, no dudaron en responder.

Se quiere reconciliar con su pasado, con su país, con su familia. Y también quiere que los españoles se reconcilien con su histo­ria. Que se sientan orgu­llosos

—¿Crees que este libro va a cambiar algo?

—Espero que los españoles le vean y también le juzguen de otra manera.

© Planeta

—¿Te han entrado ganas de escribir otras biografías de personajes de la realeza?

—No. Por ahora, voy a adaptar mi libro Hija de revolucionarios a una miniserie. Y voy a trabajar en unos libros más personales. En realidad, la realeza no es mi especialidad, no me atrae el glamour de la monarquía. Me interesé por el Rey Juan Carlos por su obra política. Ahora, tras dos libros y un documental, acabo un ciclo por todo lo alto con estas memorias.

Extremadamente atento

—¿Qué es lo que más te ha sorprendido de él a medida que lo has ido conociendo?

—Es extremadamente atento. Se preocupa siempre por los demás. Por su familia, por sus amigos, pero también por mí y por mi familia. Hasta en las pequeñas cosas del día a día, los pequeños detalles, se preocupa mucho por los que le rodean a todos los niveles. Eso es lo que he descubierto y lo que más me ha impresionado y conmovido. Siempre intentará hacer algo para ayudar. Nunca dirá que no.

—¿Cómo le ves en este mo­mento?

—Le veo tenaz, a pesar de vivir desde hace casi cinco años lejos de su país.

© Émile Servan-Schreiber
Son sus memorias, su libro. La idea fue de transmitir fielmente sus palabras, sus expresiones, su voz. El objetivo fue ser leal a su esencia, asegura Laurence, a la que vemos, a la derecha, junto a don Juan Carlos, cuyas memorias, Reconciliación, saldrán a la venta simultáneamente en Francia y en España el próximo 12 de noviembre

—Háblanos de su vida en Abu Dabi…

Tiene una vida muy regulada, como todo buen militar que se precie. Lee atentamente la prensa española todas las mañanas. Se mantiene en contacto por teléfono con su familia y los pocos amigos que le quedan, y que le han permanecido fieles. Para no perder movilidad, sigue haciendo ejercicios todos los días con gran tenacidad. Siempre con la idea de mantenerse en forma para poder subirse a su barco y participar en las regatas. Ese es su motor. Recibe a unos amigos para comer. Tiene una vida muy tranquila, muy ordenada.

—¿Sufre de soledad?

—Su día a día es mucho más tranquilo que en España. Más que de soledad, sufre de distancia. Está lejos de su país, de sus costumbres, de su familia, de sus amigos, de su casa, de sus raíces... Está separado de lo que le constituye.

—Cuando dices 'su casa'…

—Me refiero a la Zarzuela. Su única casa. Es donde se instaló a principios de los años 60, donde construyó su vida familiar y donde vivió su vida como jefe de Estado. Por lo tanto, la sigue considerando su casa.

Más que de soledad, sufre de distancia. Está lejos de su país, de sus costumbres, de su familia, de sus amigos, de su casa, de sus raíces... Está separado de lo que le constituye

—¿Se atreve a imaginar volver a vivir en España?

—No se pronuncia al respecto. No se proyecta. Por ahora, se centra únicamente en el Mundial de Vela, en el que participará en septiembre. Será su cuarta participación.

—¿Qué le hace feliz?

—Estar en su barco, en San­xenxo, rodeado de sus amigos.

—¿Y que le entristece?

—Estar lejos de España.

TEXTOTexto: ISABELLE DE COURSON
FOTOGRAFÍASFotos: FERNANDO JUNCO
FOTOGRAFÍAS ADICIONALES

Émile Servan-Schreiber

FOTO ADICIONAL: ©Émile Servan-Schreiber

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