Iker Jiménez vivió uno de los momentos más difíciles al frente de Cuarto Milenio. Durante su habitual reflexión en la sección de El cierre, el presentador compartió con los espectadores la noticia del fallecimiento del hijo de dos trabajadores del programa. El niño, de tan solo tres años, llevaba tiempo enfrentándose a una enfermedad complicada, un proceso del que eran conscientes todos los miembros del equipo.
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Nada más comenzar su intervención, Iker explicó que el programa había sido especialmente duro para todos. “Nuestra compañera Maica nos recibió, como siempre, con una sonrisa, y nos comunicó algo que no queríamos oír. El hijo de Patri y Marcos había fallecido. Sabíamos que estaba muy enfermo, pero aun así nunca estás preparado para una noticia así”, compartió.
Un momento íntimo en televisión
Lejos de los enigmas y teorías que habitualmente llenan el plató, el comunicador dejó de lado cualquier otro tema para centrarse en lo verdaderamente importante: la vida y la pérdida. “Hay noticias que uno no querría dar nunca. Esta es una de ellas”, confesó. Con la voz entrecortada, explicó que todo el equipo había trabajado ese día “haciendo de tripas corazón” para poder sacar adelante el programa, a pesar del golpe anímico que supuso conocer la noticia minutos antes de comenzar la grabación.
“En mitad de todo lo que sucede en el mundo, a veces nos olvidamos de lo que de verdad importa. Hoy nos ha tocado vivir algo que te recoloca de golpe y te recuerda lo frágil que puede ser todo”, dijo.
Un mensaje de apoyo a los padres
Consciente del dolor por el que están pasando los padres del pequeño, el conductor de La nave del misterio quiso lanzar un mensaje de aliento. “Era un calvario muy grande. Todo el equipo lo sabía. Intentamos ayudar en lo posible, desde el respeto más absoluto, con una palabra amable o un gesto que pudiera consolar”, expresó, visiblemente emocionado.
“Cuando se trata de niños tan pequeños, uno se hace muchas preguntas. No entiendes nada. Piensas en el universo, en sí hay algún sentido en todo esto. Y la respuesta es que no lo sabemos”, añadió con honestidad. Aunque evitó dar detalles sobre el proceso que vivieron los padres, sí insistió en que han contado con el cariño y el respaldo constante de todos sus compañeros.
Más allá del dolor compartido, Iker quiso dejar una reflexión clara tanto para el equipo como para los espectadores: “No perdamos el tiempo en cosas que no merecen la pena. Hay momentos en los que la vida te enseña de forma brutal lo que sí importa. Vivámosla de la mejor manera posible y, sobre todo, haciendo el bien”.
La pérdida del pequeño ha dejado un vacío enorme en el equipo de Cuarto Milenio, que ha demostrado estar unido más allá de lo profesional. En esta ocasión, la televisión sirvió de altavoz para un mensaje sincero de consuelo, respeto y humanidad.