María Galán vive en Uganda. Forma parte de Babies Uganda, donde cuida a numerosos niños© auntie_mariagalan

Tiene miles de seguidores en Instagram

María Galán, la española que dejó todo para formar una gran familia en Uganda: 'Mi hogar con 32 niños es único'

A sus 28 años, es una pieza clave de Babies Uganda, una ONG que impulsa numerosos proyectos solidarios en este país africano


20 de junio de 2025 - 10:16 CEST

A veces, el amor más grande aparece donde menos lo esperas. Hace cinco años, María Galán, Graduada en Economía y Negocios Internacionales, aterrizó en Uganda para colaborar con la ONG Babies Uganda sin imaginar que ese país acabaría convirtiéndose en su hogar y en el lugar donde formaría una gran familia. Hoy vive en Kikaya House rodeada del amor de 32 niños, dirige un colegio de educación especial, una clínica, varios centros escolares... Su compromiso es tan sólido como inspirador. Un proyecto solidario sin fin que ha emocionado a miles de personas gracias a los vídeos que comparte en redes sociales. Dudu, Vincent, Angy… son solo algunos de los nombres que dan sentido a sus días. Esta es la historia de una joven española que encontró en África su lugar en el mundo. Hablamos con ella. 

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"Las 24 horas del día, los 7 días a la semana los dedico a los proyectos de Babies Uganda. Es mi vida""

María Galán vive en Uganda. Forma parte de Babies Uganda, donde cuida a numerosos niños© auntie_mariagalan

- Es emocionante ver cómo te desvives por todos tus niños. En estos momentos, ¿cuántos pequeños viven contigo en Kikaya House?

- En Kikaya House somos una familia con 32 peques. Pero luego durante la temporada escolar son más de 1.000 niños los que duermen en nuestros colegios en régimen de Boarding School y únicamente van a sus casas por vacaciones. Por suerte cada vez tenemos más apoyos que se traducen en oportunidades para la población. Aquí lo único que limita nuestra actividad son los fondos disponibles, porque la cantidad de cosas que hay por hacer son infinitas.

- Además de Kikaya House, en Babies Uganda habéis puesto en marcha una escuela de infantil y primaria con más de 650 alumnos, un colegio de secundaria en expansión, una clínica de atención primaria gratuita, una escuela para niños con discapacidad visual, un centro de formación profesional y un centro social con actividades artísticas y deportivas. ¿Me dejo algo en el tintero?

- Además de todo lo que mencionas, tenemos un colegio de educación especial, Butterfly, con 60 niños, y ya tenemos en marcha la ampliación del centro para poder admitir a más; un colegio y una clínica en la isla de Zinga; y en Gaba, otro pueblo a las afueras de la capital que vive la gran parte del año inundado por las crecidas del lago, tenemos ese centro vocacional que mencionas, pero también una clínica supercompleta, como las otras dos que tenemos, con sala de maternidad, odontología, atención primaria, laboratorio… También hemos equipado dos colegios y hemos construido 16 baños comunitarios en otra isla del lago.

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- ¿Cómo consigues llegar a todo?

- Al final mi vida es Babies Uganda, así que las 24 horas del día, los 7 días a la semana los dedico a los proyectos. Y lo más importante es que cuento con un equipazo local que me ayuda a que todo salga como tiene que salir y luego desde España, Montse y Maribel, las fundadoras de la ONG, gestionan de manera excepcional todo. Mis días nunca son iguales, pero lo que sí son, es siempre intensos. Mi prioridad son los peques de Kikaya House y a ellos les dedico la mayor parte de mi tiempo, ahora con Butterfly también estoy superliada, soy la directora del colegio y es mucha responsabilidad. Lo hemos abierto en febrero y ha sido una auténtica locura, pero el resultado ha sido increíble.

"Lo más difícil es gestionar la culpabilidad por no poder llegar a todos"

- ¿Cómo es tu día a día allí?

Me levanto a las 7 de la mañana. A la hora de la comida siempre como con los niños comida local y ya luego por la noche me hago yo mis cosas. Nuestro menú en casa variado, pero siempre el mismo, los lunes, judías con posho (una mezcla de harina con agua espesa) y arroz; los martes, pollo con posho y arroz; los miércoles, otra vez judías; los jueves, carne con posho y arroz; los viernes, patatas hervidas con arroz; los sábados, pescado con arroz y posho; y los domingos, otra vez judías. Cuando acuesto a todos los peques de la casa, sobre las 20:30 - 21:00 horas, ya me preparo mi cena, ordeno, limpio… lo que me toque hacer. Y bueno, mi vida personal es limitada al  cien por cien. Mi pareja vive aquí conmigo casi la mitad del año y el resto del tiempo estoy "sola". Además de que mi vida social es nula.

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- Me encanta ver las rutinas tan bonitas que has creado con los niños: las celebraciones de cumpleaños, las comidas especiales de los domingos, las tardes de cine… ¿Qué significado tienen para ti y para ellos esos momentos especiales? 

- Para mí esas rutinas son imprescindibles, son una manera de demostrarle a los peques que cualquier momento puede ser especial si lo compartimos, la oportunidad de que vean mundo, se muevan, aprendan… y es un momento que vivimos en familia todos juntos y eso nos encanta.

"El trabajo que hacemos es tan necesario que necesitamos que la gente se involucre para seguir generando oportunidades"

- ¿Qué es lo que más te ha costado de tu vida en Uganda?

- Yo creo que lo más difícil, sin duda, es vivir siempre rodeado de necesidad, gestionar la culpabilidad por no poder llegar a todos… Y también acostumbrarme a vivir en una cultura tan diferente a la nuestra en España, al final aquí todo es tan diferente… que aprendes todos los días a cómo gestionar situaciones cotidianas. Hay que tener la mente muy abierta.

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- ¿Y los problemas de salud? Por qué has enfermado varias veces...

- Sí. Al vivir en un país como Uganda, tienes que asumir que hay riesgos de contraer enfermedades como la fiebre tifoidea y la malaria, pero no diría que es algo a lo que me haya costado adaptarme, yo tengo la suerte de que si caigo enferma puedo recibir tratamiento rápido y eficaz. El problema es para el resto de miles de personas del país que no tienen acceso a esa sanidad.

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- ¿Qué les dirías a quienes quieren ayudar pero no saben por dónde empezar? 

- Creo que todos deberíamos ayudar a que el mundo sea un lugar más justo para todos. Hay mil maneras de hacerlo y miles de organizaciones a las que colaborar, solo tienen que encontrar la forma que más se adecue a sus circunstancias y a sus valores. Es cuestión de dedicarle un pelín de tiempo. Si la gente fuese consciente de lo que implica para las organizaciones su ayuda, dudo mucho que alguien dijese que no quiere formar parte. El trabajo que hacemos es tan necesario que necesitemos que la gente se involucre para seguir generando oportunidades.

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"El momento más duro fue la operación de corazón de mi pequeña Dudu"

- ¿Cuál ha sido el momento más duro que has vivido en estos años?

El momento más duro fue la operación de corazón de mi pequeña Dudu. Si una operación así en España ya te pone los pelos de punta imagínate en Uganda. Ella y yo, mano a mano ingresadas durante 21 días con unas condiciones nada favorables para poder estar un pelín a gusto en una situación así. Pero por suerte, todo salió bien y hoy mi princesa está mejor que nunca.

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- ¿Y el más feliz?

- El más feliz no sabría decirte. Pero para mí, lo más importante es ver cómo crecen mis niños y cómo hemos conseguido formar una familia así.

- Tus vídeos con todos los niños son increíbles, pero a mí me emociona especialmente el vínculo que tienes con Dudu. Es amor puro, y siento que ella te mira como lo que eres, su mamá. ¿Pensaste alguna vez que podrías tener una hija tan maravillosa como ella?

- La vida a veces tiene planes y nosotras estábamos destinadas a juntarnos. Tenemos una conexión tan especial que es complicado de explicar. Para mí, la mayor suerte de mi vida.

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- Tu ternura con Angy y Vincent también traspasa la pantalla. ¿Cómo se encuentran? Para los que te seguimos, son casi como de la familia.

- Agy está fenomenal, es la niña más feliz del mundo y ahora con el colegio Butterfly más aún. Ha hecho muchísimos amigos y le encanta. Vincent... bueno, su condición no le permite avanzar mucho, seguimos en un punto donde no sonríe, no interactúa… pero en el cole también recibe fisioterapia todos los días y hacemos lo que podemos por él.

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- Tu perfil en Instagram es una gran inspiración. Eres toda una influencer. ¿Pensabas que tu día a día allí podría generar tantísimo interés?

- Cuando me abrí el perfil lo hice con alguna que otra expectativa, pero ni de lejos me imaginaba que llegaríamos a donde hemos llegado. Al final es una ventana al mundo que nos permite llegar a las casas de muchas personas por el mundo y enseñarles la realidad y cómo las cosas son posibles si trabajamos en equipo.

- De vez en cuando, recibes la visita de las fundadoras de Babies Uganda, una de ellas, tu madre. Juntas sois un ejemplo de la enorme fuerza que tienen las mujeres cuando se unen. ¿Qué aprendiste de ellas?

- Para mí son un ejemplo de lucha y perseverancia. Sacar una ONG adelante no es nada fácil, ganarte la confianza de esos primeros padrinos, sponsors, buscar la manera de hacer que todo funcionase y crear los cimientos de nuestra ONG es una trabajo que no está pagado.

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"Rados es mi único apoyo aquí, así que cuando no está se nota mucho"

- Tienes una vida muy plena, ¿pero echas de menos España y la vida que podrías estar llevando aquí?

- Yo aquí encontré mi lugar, no soy capaz de imaginarme viviendo en España.

- Tu historia con Rados, tu novio, también es pura inspiración. ¿Es duro vivir separados o ya lo habéis normalizado?

- Al final es algo a lo que estamos acostumbrados desde el principio de la relación, pero es verdad que no es fácil estar a una distancia tan grande sin posibilidad de vernos durante tanto tiempo. Además, él aquí es mi único apoyo, así que cuando no está se nota mucho.

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- No sé si el ritmo de vida que llevas te permite conservar a tus amistades. ¿Alguna amiga ha viajado hasta allí para conocer de cerca tu trabajo?  

- Tengo la suerte de tener una mejor amiga supercomprometida con la sociedad, así que por su parte recibo un apoyo inmenso y ha podido viajar hasta aquí para ver todo lo que estamos haciendo, y Bea y Juancar también. Cuando voy a España veo al resto de chicas y por suerte hemos podido seguir manteniendo esa relación de amistad. Pero es verdad que al estar tan lejos y llevar una vida tan distinta hay muchas personas que se han ido quedando por el camino.

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- Cuando vives para dar, ¿cómo gestionas los momentos más bajos que todos tenemos?

- Eso es algo que sigo intentando gestionar sin frutos, no la cuido ni me doy espacio, pero tranquila, la teoría ya me la sé (jaja). La vida en Uganda te hace fuerte quieras o no.

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- Eres muy joven, ¿emprenderías un nuevo hogar para niños necesitados en cualquier parte del mundo o sientes que Uganda es tu hogar definitivo?

- En Uganda quedan millones de cosas por hacer, así que no me planteo irme a otros países. Además, mi hogar con los niños es único, somos una familia y creo que esto para mí, emocionalmente, es imposible de replicar, pero por supuesto que seguimos intentando proporcionar un hogar para los niños que lo necesiten y ahora estamos construyendo uno en Zinga gracias a Springfield.

Test rápido a María Galán

  • ¿Una palabra que te defina?

No soy muy buena definiéndome, pero diría que perseverante. 

  • Si no vivieras en Uganda, ¿dónde vivirías? 

En ningún sitio.

  • Un libro que te haya marcado

El libro más especial para mí es  La vida de Sami  . Lo escribí para acercar a los más pequeños a esta realidad.

  • Una canción que te emociona 

Levántate, de Andra Day

  • Una persona que sea un gran referente para ti.

Mi madre.

  • ¿Tu mayor afición?

Trabajar.

  • Si pidieras un deseo ahora mismo, ¿cuál sería?  

Que alguien me garantice que voy a poder estar cerca de mis niños siempre

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