A sus 74 años y con medio siglo de carrera a sus espaldas, Paloma San Basilio ha decidido mirar atrás sin nostalgia, pero con la serenidad de quien ha vivido mucho y bien. Lo ha hecho en el Teatro Albéniz de Madrid, el mismo donde pronto dirá adiós a los escenarios, durante su entrevista con Risto Mejide en Viajando con Chester. Una conversación íntima, lúcida y valiente, donde la artista repasó los grandes hitos de su vida profesional… y personal. Desde su complicada separación en los años 70, hasta la surrealista anécdota con Donald Trump, pasando por reflexiones sobre la edad, el poder y el papel de la mujer en la sociedad actual.
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Separarse cuando nadie lo hacía
El momento más crudo y revelador de la charla llegó al abordar su divorcio de Ignacio Gómez-Pellico, el padre de su hija. Paloma tenía poco más de treinta años cuando decidió poner punto final a una relación que había comenzado siendo apenas una adolescente.
“Me separé ya con mi hija. La primera vez, estando embarazada, y luego otra vez más adelante. En aquella época no era lo habitual”, confesó, recordando que no pudo divorciarse legalmente hasta cuatro años después, cuando entró en vigor la Ley del Divorcio en 1982.
“Mi hija era la única del colegio con padres separados. Y encima con una madre como yo”, reflexionó, dejando entrever lo duro que fue tomar esa decisión en una España todavía profundamente conservadora. “No me arrepiento. No volvería la cabeza atrás ni para coger aire. Cada etapa tuvo su sentido. Los fracasos también”.
El día que Donald Trump la quiso conquistar
Si algo no le falta a Paloma San Basilio son anécdotas sorprendentes. Una de las más comentadas de la noche fue su encuentro con Donald Trump en Atlantic City. Por entonces, él era un empresario excéntrico y millonario, y ella una artista de éxito que ofrecía un concierto en uno de sus hoteles.
“Me mandó llamar a la habitación del hotel para felicitarme. Pero yo estaba desmaquillándome y saltando sobre la cama. Le dije que estaba descansando. No íbamos a ir a ninguna parte ese señor y yo”, relató entre risas. “Yo pude ser Melania, más bajita y menos cabreada”, bromeó.
Y zanjó el asunto con una frase que desarmó a todos: “A mí los millonarios nunca me han gustado. La tarjeta de crédito no me atrae. La erótica del poder no la entiendo”.
El empoderamiento no es lo que parece
Risto le preguntó por la palabra “empoderamiento”, y la artista fue tajante:
“Es una palabra que odio. No me gusta el poder. Tiene una connotación de dominio, y yo no quiero ser dominante. Lo que quiero es tener derecho a ser quien soy. Eso no es poder, eso es justicia”.
Con su habitual claridad, defendió que las verdaderas conquistas femeninas no pasan por dominar, sino por acceder a lo que debería ser de todos: “Votar, decidir, cobrar lo mismo. No se trata de ser más que nadie, sino de ser en igualdad”.
La arruga y el espejo: el envejecimiento sin filtros
La conversación derivó hacia uno de los temas más personales de Paloma: la edad. ¿Le importa la arruga?, preguntó Risto. “Claro que sí. A todo el mundo le preocupa. Pero si fueras mujer no dirías lo mismo. Esta sociedad acepta la calvicie, la barriga y la vejez en un hombre. Pero la mujer de 70 tiene que estar estupenda. Ves a señores hechos un adefesio casados con chicas de 30. Esa es la realidad”.
Aun así, Paloma se ha reconciliado con su reflejo. “Cada día me miro en el espejo y me veo bien. Me acostumbro a lo que soy, no me niego”. Porque para ella, la vida no es una batalla contra el paso del tiempo, sino una evolución constante: “Equivocarse, acertar, intentarlo. Arriesgar. Si no, vives siempre en un circuito cerrado en torno a ti”.
Su opinión sobre Plácido Domingo
No esquivó el tema más incómodo: las acusaciones contra Plácido Domingo.
“Tengo una relación profesional y personal de muchos años con él. Es un caballero, educado y gentil… Pero también ha tenido comportamientos inadecuados con algunas mujeres, y eso me parece inaceptable”, admitió.
Aun así, lamentó el juicio sin proceso: “No ha habido denuncias formales. Estamos en una línea muy fina. También hay que proteger el derecho a defenderse”.
Un final con música e inteligencia artificial
El broche de la noche fue inesperado. Risto le propuso crear una canción con inteligencia artificial. Paloma aceptó el reto, y entre risas, terminó bailando con el presentador en el escenario. “Bailas un poquito agarrotado… pero no lo haces mal”, le soltó con picardía.
Fue un cierre alegre para una entrevista cargada de verdad, una especie de resumen vital donde la diva sin armadura se mostró más humana que nunca.