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La polémica persigue a William Levy a raíz de un incidente ocurrido hace algo más de un mes. En abril, el actor fue detenido en Miami (ciudad en la que tienen fijada su residencia) acusado de alteración del orden público y allanamiento de morada. Dos cargos que le obligaron a pasar una noche en el calabozo, del que pudo salir tras el pago de una fianza. La noticia se hizo viral en escasos segundos y causó un gran revuelo, ya que la popularidad del intérprete traspasa fronteras y nunca había protagonizado episodios de este tipo. Con intención de zanjar los comentarios que siguen surgiendo en torno a ese momento, durante su visita a El Hormiguero ha dado los detalles de lo que ocurrió, demostrando que se toma esa insólita experiencia con humor y no le da importancia.
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"No fue nada grave como se ha especulado. Estábamos tomando un trago un amigo y yo, y a la hora de pagar la cuenta, con todo su derecho, la chequeó. Pensó que algo estaba mal y había una persona en la barra con la que empezó a discutir por la cuenta. Yo me meto por medio porque lo mejor es evitar que la situación escale. En el medio de todo eso llegó la policía, y nos dejaron ir. No pasa nada porque estábamos a punto de irnos, pero la forma en la que nos lo dijeron estaba fuera de lugar. Yo dije, así tampoco, vamos a hablar porque somos hombres, somos padres, no hace falta llegar a ese pinto. En ese punto me llevaron porque quisieron. Dijeron que estaba haciendo un traspaso, pero estaba fuera del restaurante en ese momento. Me llevaron simplemente, pero no pasa nada, es una experiencia más en la vida", ha comenzado.
El actor, que se hizo internacionalmente conocido por protagonizar Café con aroma de mujer, ha bromeado sobre el tema diciendo que forma parte de un club de artistas que pasan a tener problemas policiales. La noche que durmió entre rejas la describe como "una experiencia normal" y ha dicho que en esas horas hizo "nuevas amistades ahí dentro”. Recuerda una anécdota durante el desayuno, momento en el que un joven le ofreció quedarse con su sándwich a cambio de dos galletas que tenía escondidas en el bolsillo. "Le regalé el sándwich, yo no tenía hambre", ha narrado. Además, ha explicado que, al igual que ocurre con los presos de las películas, le hicieron fotos de frente y de perfil para identificarle.
Al día siguiente, lo primero que hizo ya en libertad fue ir a ver un partido de su hijo Cristopher: "Los de seguridad hicieron todo lo posible para que me dejaran ir rápido. Era el primer juego de las eliminatorias y quería estar presente". Lo logró, y es que llegó cuando el encuentro llevaba solo cinco minutos. Antes de entrar al colegio, se cambió de ropa en el coche porque llamó a su madre para que le esperara con otros pantalones y otro jersey. "Tenía peste a cárcel", ha dicho, añadiendo que se comió 15 perritos calientes del hambre que tenía después de no haber comido durante su corta estancia en el calabozo.
Su fórmula para ser un padre presente
Para el artista, la absoluta prioridad son sus hijos, nacidos de su matrimonio con Elizabeth Gutiérrez. Con la finalidad de ser un padre presente, organiza su agenda: de enero a junio está con sus hijos y de junio a diciembre trabajando. "No quiero arrepentirme de no pasar el tiempo necesario con ellos y creo que lo importante es que un padre esté presente", ha asegurado William, que ha explicado que tomó esta decisión hace cinco años porque sus proyectos siempre le obligan a estar fuera de Miami. Y aunque esta fórmula hace que esté la mitad del año sin ingresos, tiene claro que "gano más en otras cosas”. Ahora está en esa segunda parte del año en la que el deber le llama y se encuentra en España con motivo del estreno de Bajo el volcán, comedia que protagoniza con Maggie Civantos.