Dolor de espalda: uno de los 'efectos secundarios' del trabajo en oficina

Es importante adquirir buenos hábitos posturales para prevenir problemas

Por hola.com

Es uno de los males de nuestro tiempo: el dolor de espalda parece unido irremediablemente a un buen número de personas que pasan su jornada laboral sentadas frente al ordenador. El tiempo excesivo que pasamos sentados hace que las piernas y los pies apenas se utilicen, mientras que  la postura que tomamos y el uso permanente de las manos -pegadas casi al ratón y al teclado- nos obligan a utilizar continuamente los músculos de la espalda y de los hombros. Esto da lugar a una utilización intensa de unas partes del cuerpo en detrimento de otras, con sobrecarga de determinados grupos musculares y, lo que es peor, con la falta de utilización de otros.

Esta circunstancia desemboca en agotamiento y dolor en determinadas zonas, que pueden producir problemas como inflamaciones crónicas o tendinitis, dificultando enormemente nuestra capacidad para el trabajo.

Molestias posturales
Un alto porcentaje de trabajadores de oficina se quejan de diversas dolencias menores que tienen que ver con su postura durante el trabajo. ¿Qué debemos hacer para intentar prevenir este problema? Es muy importante variar la posición con cierta frecuencia, algo necesario para relajar las articulaciones y los músculos. Debemos tener en cuenta que, al estar sentados, el peso del cuerpo tiende a caer hacia delante, de modo que la espalda soporta toda la carga. En ocasiones, y para aliviarnos, desviamos el peso hacia las caderas y es entonces cuando sufren más las articulaciones de las vértebras lumbares.

Y, además de cambiar frecuentemente de postura, hay que estar pendientes de ésta. Debemos darnos cuenta de cómo estamos sentados y corregirnos continuamente. Es importante mantener la cabeza erguida, los hombros elevados y la espalda relajada y bien apoyada en el respaldo. Hay que pensar en ello y, cuando nos sorprendamos en una postura diferente e incorrecta, corregirnos.

Tres claves
• Procura levantarte del asiento con frecuencia y moverte.
• Realiza movimientos de flexión y extensión de los grupos musculares que queremos relajar.
• Saca un momento para hacer un automasaje de las zonas que notes rígidas o en tensión