Rania de Jordania y la princesa Letizia, dos reinas de la elegancia frente a frente

Los soberanos jordanos han obsequiado a los príncipes de Asturias con un almuerzo oficial en el Palacio Real

Por hola.com

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El encuentro de la reina Rania y la princesa Letizia, del que no se ha tenido certeza hasta el último momento, era el momento gráfico más esperado de la visita oficial de los príncipes de Asturias a Jordania. Si las apariciones públicas de ambas damas reales acaparan por separado toda la atención de los medios de comunicación, las compartidas, con doble motivo: dos consortes y dos reinas de la elegancia frente a frente. Un careo que prometía paralelismos y comparaciones y, por encima de todo, una constatación: las magníficas relaciones entre las dos familias reales. Dan cuenta de esos lazos las imágenes y un twitter de la reina Rania a sus invitados: "Tan encantada de recibir a la preciosa pareja de los príncipes Felipe y Letizia de España. Ahlan wa Sahlan (una expresión que se emplea para dar la bienvenida)". Ambas damas han cumplido también con las expectativas de buen gusto y distinción en su única puesta en escena conjunta de este viaje y han contribuido como siempre a dar la mejor imagen de sus respectivos países: doña Letizia ha lucido para la ocasión un vestido de color rosa palo con fruncido en diagonal de Felipe Valera, que ha combinado con complementos a tono, mientras que la reina Rania ha vestido un traje de chaqueta y falda de color piedra, con bolso y zapatos rosas de la firma Prada.

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Los soberanos jordanos han recibido a la entrada del Palacio Real de Amán a don Felipe y doña Letizia para obsequiarles con un almuerzo oficial. Los anfitriones saludaron con besos a sus invitados de honor, mientras que la princesa hizo la reverencia, como marca el protocolo, al rey Abdalá y a su esposa, la reina Rania. También salieron a recibirles otros miembros de la familia real jordana que esperaron en fila su turno para saludarles y, a continuación, todos se unieron a los invitados a la comida, entre los que se encontraban miembros del Gobierno, embajadores y representantes de los distintos sectores de la sociedad. El protocolo árabe rigió el almuerzo. Anfitriones e invitados de honor se situaron en línea, en lugar de enfrentados como suele ser habitual en España, en la mesa presidencial y junto al resto de comensales, ya acomodados, degustaron un menú típicamente árabe, elaborado por el cocinero del Palacio Real, que consistió en mansaf, un plato tradicional de la gastronomía nacional a base de cordero y arroz, con humus y tabulé. Ceremonial y sabor jordano para un encuentro que se anunció poco, pero que se analizará mucho.

 

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