Septiembre significa en Bélgica el fin de las vacaciones y la temida vuelta al cole. También para los pequeños príncipes y princesas que, como a todos los alumnos en su primer día de clase, se enfrentan al tormento acompañados por sus padres y, en su caso, sin derramar ni una sola lágrima. Con total normalidad, los Reyes belgas han acompañado a sus cuatro hijos a sus escuelas a primera hora de la mañana. En esta ocasión, los soberanos se han repartido el trabajo. La reina Matilde ha sido la encargada de llevar al príncipe Emmanuel, de 7 años, a las puertas del colegio Eureka, en la localidad de Kessel-Loo, un centro educativo dirigido a niños con problemas de aprendizaje en el que el hijo pequeño de los Reyes estudia desde el año pasado. Por su parte, el rey Felipe ha acompañado a los príncipes Elisabeth, Gabriel y Eléonore a la escuela de Bruselas en la que siguen su formación, el colegio Sint-Jan Berchmans.
Para la princesa heredera Elisabeth, de 11 años de edad, éste es un importante año ya que comienza la enseñanza secundaria. La Casa Real belga ha informado que los Reyes han seguido los pasos normales para matricular a su hija en esta etapa escolar y, como los demás padres, han tenido que esperar hasta que el colegio les confirmara la aceptación de su solicitud. Por su parte el príncipe Gabriel, de 10 años, comenzará este año sus clases de 5º curso de educación básica, mientras que su hermana pequeña, la princesa Eléonore, cursará este año 3º de infantil.
Los Príncipes comienzan curso con las mejores expectativas y los Reyes, reinado. De hecho la coronación del rey Felipe de los Belgas ha tenido como consecuencia un importante aumento de su popularidad respecto a cuando era Príncipe heredero. Según una encuesta realizada por una serie de medios de comunicación belgas, entre ellos los diarios De Morgen y Le Soir, la confianza en el nuevo soberano habría pasado del 51 por ciento antes de la investidura a un 69 por ciento. La consulta también revela que la mayoría de los flamencos, la comunidad mayoritaria del país, está a favor de que el rol institucional del Rey se reduzca y que no participe en ningún modo en el proceso de formación de los gobiernos, frente a un 80 por ciento de valones que prefieren que el soberano mantenga sus funciones intactas. Las encuestas como las evaluaciones dirán.
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