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Don Juan Carlos se desplazó el fin de semana desde su residencia en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) hasta Baréin para presenciar la primera carrera del Mundial de Fórmula 1. El viaje coincidió con el triste fallecimiento de su sobrino Fernando Gómez-Acebo a los 49 años de edad, por lo que el exmonarca se tuvo que enfrentar a una situación muy difícil tras la pérdida de un familiar tan cercano.
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Cuando se dio a conocer la triste noticia, el padre de Felipe VI se encontraba ya en el lugar donde iba arrancar la nueva temporada del Mundial de Fórmula 1. Ese fue precisamente el motivo por el que el antiguo jefe del Estado se desplazó hasta allí, en un vuelo de apenas una hora que recorre los 452 kilómetros que hay desde su casa hasta el destino que tenía fijado con antelación.
Gran aficionado a los deportes de motor, don Juan Carlos había pisado en años anteriores el circuito internacional de Sakhir para vivir de cerca el rugir de los monoplazas. De nuevo, su principal estímulo era el poder animar a los pilotos españoles en el Gran Premio que inauguraba la competición de 2024. De esta forma, lo vimos saludando de forma cariñosa al asturiano Fernando Alonso, antes de una prueba donde el madrileño Carlos Sainz Jr logró subir al podio en el tercer puesto.
En esta ocasión, el que fue soberano iba acompañado por su nieto, Felipe de Marichalar, quien también se mudó a Abu Dabi en febrero de 2023. Así, presenciaron juntos el viernes los entrenamientos libres (13.30h-14.30h) y la sesión de clasificación (17.00h), preludio de lo que sería después la carrera del sábado que se disputó a las cuatro de la tarde (horario de España) y a las seis en Baréin.
El rey Juan Carlos protagoniza un inesperado encuentro familiar en Sanxenxo
Además de disfrutar de la Fórmula 1, don Juan Carlos y su nieto mantuvieron un encuentro con Hamad bin Isa Al Khalifa, rey de Baréin, tal y como se observa en estas nuevas fotografías de su viaje.
Sin duda, el hijo menor de la infanta Elena supone un gran apoyo para su abuelo de 86 años, máxime cuando toda su familia vive lejos de él y sus encuentros se producen a cuentagotas. La última vez, el 27 de febrero en Windsor (Inglaterra) cuando asistieron al servicio religioso por el primer aniversario de la muerte de Constantino II. En los últimos días, además, el hermano de Victoria habrá supuesto un mayor refugio si cabe para el Rey tras el duro golpe recibido por la muerte de Fernando Gómez-Acebo.
El aristócrata era velado en el tanatorio Parcesa de la Paz de Alcobendas (Madrid) hasta donde acudieron familiares y amigos, entre ellos los reyes Felipe y Letizia, doña Sofía y su hermana Irene de Grecia, o la infanta Elena. Cristina de Borbón, que reside en Ginebra (Suiza) aunque cada vez pasa más tiempo en España, fue la única de los tres hermanos de la familia real que no acudió a la capilla ardiente o a la misa funeral por el fallecido, celebrada a las 20:00h del sábado.
El domingo por la mañana, el actual monarca también estaba presente en el último adiós a su primo, en un entierro que se llevó a cabo en la más estricta intimidad en el Cementerio Sacramental de San Isidro. Es el mismo lugar en el que reposan los restos mortales de la infanta Pilar, fallecida el 8 de enero de 2020 a los 83 años de edad; y Luis Gómez-Acebo, que perdió la vida a los 56 años por un cáncer linfático.
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