Exclusiva de la revista ¡HOLA!: la Familia Real, laureada

Por hola.com

Los ingredientes eran de cóctel explosivo: la destacada presencia de la Familia Real, con el magnetismo de las leyendas vivas del mundo del deporte y el «glamour» de las estrellas de Hollywood. Todos mezclados en el incomparable marco de la emblemática Casa Batlló, de Barcelona, no podían tener otro resultado: una brillante fiesta, de las que quedan grabadas en el disco duro de la memoria. Estos tres universos —a priori, tan distantes, pero que sobre el terreno demostraron su excelente conexión — aprovecharon sinergias y demostraron que la palabra no es sólo el término de moda en el mundo empresarial: el «todos a una» funciona en el apoyo al deporte, que une como pocas cosas y puede cambiar el mundo. Y los Premios Laureus luchan por ello. En los actos previos a la entrega de sus galardones —considerados los «oscar del deporte»—, la Academia de los Laureus ofreció una cena para sus miembros, primer acto —en el que pudimos entrar de forma exclusiva —, dentro de una apretada agenda de tres días de festejos. Y si la cosa iba de deporte, no podía faltar la Familia Real.

Una vez más, su presencia fue la muestra de su apoyo incondicional. La noche con tan destacados protagonistas prometía. Pero desbordó todas las expectativas, convirtiéndose en una velada absolutamente insólita y llena de divertidas anécdotas. Como la llegada de Morgan Freeman: cuando aún sólo estaban los camareros, el oscarizado actor hizo su aparición, demostrando que las estrellas no siempre se hacen esperar (no ocurrió lo mismo con Teri Hactcher, actriz «desesperada», a la que se podía esperar sentado: no apareció). Con traje de corte impecable, sus dos pendientes y su aura de estrella, a Freeman no le importó lo más mínimo estar prácticamente solo en la fiesta: se fue al bar a pedirse su bebida preferida y esperó, dando rienda suelta a su pasión ibérica: le encanta el jamón.