El rey Mohamed en su palaciode Rabat rodeado de todas las mujeres de su familia

Por hola.com

Las princesas tenían un aspecto majestuoso luciendo sus caftanes bordados con hilos de oro y plata, enriquecidos con refinadas joyas. Todas las mujeres posaron ese día con el traje tradicional marroquí, compuesto generalmente de dos piezas, la dfi-na y el caftá; incluso tres, confeccionados a mano y a los que hay que agregar con mucha paciencia un buen centenar de botones tejidos. Algunas de ellas,especialmente las tías del vigésimo tercer soberano alauí, es decir, las hermanas del difunto Hassan II, vestían modelos más clásicos, bordados con una trencilla en hilo de seda,que durante mucho tiempo sólo llevaban las mujeres de la Familia Real. Todas tenían encanto y mucho resplandor. En cuanto a los hombres, llevaban traje oscuro. Como signo de los tiempos,estas ropas vienen a recalcar el espíritu de un clan profundamente anclado en sus costumbres y tradiciones, pero también sincronizado con la modernidad de un país joven.

Su Alteza Real la princesa Lalla Amina, hija de Mohamed V, nacida durante el exilio en Madagascar, y los otros miembros de la familia ocuparon su lugar para la famosa foto. Yo empecé a inquietarme, pues me costaba situar a unos con relación a los otros. ¡Eran 30! El momento era solemne. Yo estaba impresionada por la complicidad y la serenidad que reinaban. Cada uno encontró de modo natural su lugar alrededor del Rey, quien pidió a su hermano, Su Alteza Real Mulay Rachid, que se pusiera en primera fila. Entonces él colocó una mano protectora sobre su hombro.

Una fotografía única
El pequeño Mulay Hassan, de dos años y medio, en jabador de terciopelo rojo, acababa de esconder su peluche al lado de un banco de zelliges. Allí esperó con sus primos y primas para finalmente encontrar los brazos de su cariñosa mamá,la princesa Lalla Salma, resplandeciente con su espesa cabellera rojiza. El príncipe heredero sonreía a todos y saludaba educadamente con la mano derecha. El pequeño se encuentra ya muy cómodo en medio de los adultos, a semejanza de Mohamed VI, que, con tres años apenas, acompañó a su padre, el Rey Hassan II, en un viaje oficial a Estados Unidos.

Ultima puesta a punto del fotógrafo. Estaba bien. Nosotros habíamos llegado allí. A un tiro de piedra del centro de la capital inmortalizamos a los descendientes de uno de los reinos más antiguos del mundo. Esta foto hará época. Una imagen única y memorable. Para la posteridad y en primer lugar para escribir una nueva página de la dinastía alauí,preludio de la celebración del 50 aniversario de la independencia de Marruecos.