En la piscina©GettyImages

Consejos de salud

4 pasos clave para prevenir la otitis veraniega en los niños

Los niños pasan la mayor parte del verano en la piscina, lo que hace mucho más probable que surjan las infecciones de oído en esta época del año, pero hay opciones para prevenirlas

¿Quién no ha tenido alguna discusión con su hijo o su hija para intentar que salga de la piscina cuando ya lleva demasiado tiempo dentro o cuando nos tenemos que ir? Es difícil lograr que salgan la primera vez que se lo pedimos porque ahí se sienten completamente libres (sobre todo cuando ya saben nadar); uno de los mayores placeres para ellos en verano es ir a la piscina o a la playa y saltar, nadar, bucear, hacer todo tipo de piruetas… Pero también es muy común que padezcan otitis veraniegas u ‘oído del nadador’. De hecho, cinco de cada seis niños tienen por lo menos una infección del oído antes de cumplir los tres años de edad, según los datos de la Asociación de Pediatría Española (APE). ¿Se pueden evitar? Joan Francesc Horvath, responsable de Audiología en Óptica & Audilogía Universitaria, para que nos detalle qué precauciones debemos seguir para que nuestros hijos no padezcan el llamado ‘oído del nadador’ que, si bien no es una patología grave, sí suele ocasionar mucho dolor.

 

Qué es la otitis veraniega o el ‘oído del nadador’

Antes de detallar las precauciones a seguir, hemos preguntado a Horvath qué es exactamente el ‘oído del nadador’ y en qué se diferencia de otro tipo de otitis y nos explica que “el oído del nadador es una infección del conducto auditivo externo, que es el que se sitúa entre lo que es el pabellón de la oreja y el tímpano, y que suele suele ocurrir por una una acumulación de agua dentro del canal auditivo”. Ese agua supone “un perfecto caldo de cultivo para gérmenes como la Pseudomonas o los Staphylococcus aureus”, microorganismos causantes de infecciones. Esa es, precisamente, la diferencia con otros tipos de otitis: que “por la acumulación de agua y siempre es en el canal auditivo”.

En cuanto a los síntomas, el primero que aparece es el dolor de oído y, con el tiempo, puede que “haya supuraciones o enrojecimiento del canal auditivo, por lo que tiene que ser tratado por el otorrinolaringólogo”. En este sentido, el experto subraya que “es importantísimo solucionarlo lo antes posible para que estas infecciones no pasen a otras partes del oído o del hueso mastoideo”.

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Precauciones para evitar la otitis veraniega

Este tipo de infecciones “se producen más en niños porque en el canal auditivo es mucho más pequeño y es más difícil de que salga el agua”. Por eso, debemos seguir con nuestros hijos una serie de cuidados para intentar evitar que la otitis llegue a tener lugar:

  1. Que no permanezcan demasiado tiempo dentro del agua. A los niños les encanta bucear y este es, además, el primer paso de los más pequeños para manejarse correctamente en el agua; por lo general, aprenden a bucear antes que a nadar, de modo que se sumergirán una y otra vez y, si los dejamos, seguro que podrían seguir así durante horas. Pero “hemos de intentar de que los niños nos estén todo todo el rato con la cabeza dentro del agua”.
  2. Que utilicen tapones de baño a medida. Teniendo en cuenta que no siempre es fácil lograr la recomendación anterior, “la prevención más fácil y más eficaz para que no haya una otitis en los niños es el utilizar tapones de baño hechos a medida” para evitar que se les introduzca agua en el conducto auditivo. Aunque en cualquier farmacia y otros establecimientos se pueden adquirir tapones de diversos tamaños, lo ideal es que sean a medida para que les cubra correctamente la zona. Si a los tapones le sumamos un gorro que le tape las orejas al niño, mejor que mejor.
  3. Secar bien los oídos después del baño. Es fundamental, en cuanto el niño sale de la piscina, secar bien los oídos, “la parte del conducto exterior, con una toalla seca”.
  4. Extraer el agua del oído. En caso de que aún tras haber secado los oídos el niño o la niña siga teniendo agua dentro, habrá que proceder a extraerla. Para ello, “evidentemente, no se puede utilizar hisopos, que son aquellos palillos con con el algodoncito en la punta; eso solamente sirve para poder secar la parte exterior de la de la oreja”. Lo que sí se puede hacer es, “con una toallita, ir secando poquito a poquito” y, claro está, “con movimientos de cabeza como hacemos todos cuando se nos queda agua dentro del del oído”. Si aún así nuestro hijo no ha logrado extraer el agua, “existen soluciones de alcohol isopropílico a la venta en farmacias que pueden acabar de secar el remanente de agua que pueda quedar”.