Junto a su pareja©GettyImages

Embarazo

Qué ocurre si el bebé viene de nalgas

Si se da esta circunstancia se utiliza una maniobra que recibe el nombre de versión cefálica externa con la que se pretende evitar la cesárea. ¿Es segura? ¿Encierra algún riesgo?

Cuando en la ecografía del tercer trimestre (en torno a la semana 33 del embarazo) el ginecólogo comunica a la gestante que el bebé está colocado en posición podálica o de nalgas, se suele recomendar la maniobra de la versión cefálica externa. El objetivo es evitar una cesárea en el momento del parto, pero ¿es segura esta maniobra? “Es una técnica muy segura para voltear al bebé, aunque no está exenta de que se pueda producir alguna complicación”, informa Isabel Vielsa, ginecóloga y directora médica de Clínicas Eva.

Posibles complicaciones al practicar la versión cefálica externa

Aunque la doctora puntualiza que “el porcentaje de complicaciones aquí es muy pequeño y no son frecuentes”, estos son los riesgos más comunes que conlleva practicar la maniobra de la versión cefálica externa:

  • Rotura de la bolsa amniótica. “Puede ser que al intentar voltear al bebé se pueda romper la bolsa o que la mujer pueda tener un pequeño sangrado vaginal”.
  • Desprendimiento de placenta. En casos muy raros se puede dar un desprendimiento de placenta, lo que podría privar al bebé de oxígeno y poner, por tanto, en riesgo su vida.
  • Complicaciones para el bebé. “También puede suceder es que después de haber practicado esta versión, el registro fetal [que mide la frecuencia cardíaca del bebé y las contracciones uterinas] se puede ver alterado que la mayoría de las veces son transitorias y terminan con la recuperación del feto”. Cuando no es así, cuando “la alteración del registro de la frecuencia cardíaca se mantiene justo después de hacerle el monitor o durante el propio procedimiento, entonces hay que practicar una cesárea en el momento”.
En la consulta del ginecólogo©GettyImages

En qué consiste la versión cefálica externa

La maniobra la llevarán a cabo dos sanitarios y se irá moviendo al bebé, empujando con firmeza las nalgas y, con suavidad, la cabeza a través de la pared abdominal de la madre. Es posible que sea necesaria la manipulación vaginal de uno de los sanitarios para facilitar el movimiento del bebé. La presión ejercida sobre las nalgas del feto deberá ser moderada, no demasiado elevada para evitar hacerle daño.

La maniobra suele practicarse en quirófano para intervenir de urgencia en caso de que surja alguna complicación y se deberá ir monitorizando en todo momento y al menos hasta una hora después de que se haya llevado a cabo. Después, se realizará una ecografía para comprobar que efectivamente el bebé está ya colocado en la posición correcta.

“Las pacientes deben saber que en algunos casos se coloca la cabeza hacia el parto vaginal y el feto vuelve a darse la vuelta”, advierte Vielsa. “Esto pasa entre el 5% y el 7% de los casos”, si bien “una de cada dos [maniobras de la versión cefálica externa] son exitosas”.

Casos en los que no se debe practicar la versión cefálica externa

“La técnica de versión no se puede realizar siempre”. El objetivo de practicar esta maniobra es “que se coloque el bebé de cabeza para el parto vaginal y evitar la cesárea”, pero hay casos en los que el parto vaginal está, por diferentes motivos, contraindicado. “Si este tipo de parto ya está contraindicado en la mujer, aunque el niño viene de nalga, entonces no realiza la versión cefálica externa”, puesto que esa posición no afectaría al alumbramiento del bebé en la cesárea.

Otras excepciones en las que no se puede practicar la versión cefálica externa:

  • “En partos múltiples”. Solo es viable cuando la mujer está embarazada de un único bebé
  • “Si la cantidad de líquido amniótico es poca”, ya que eso podría dificultar el movimiento fetal al practicar la maniobra.
  • “Si la mujer presenta sangrado vaginal previo”.
  • “Cuando no se palpa bien la cabeza del feto”, lo que podría implicar un grave riesgo para él en caso de moverla de manera incorrecta.
  • “Si la bolsa está rota”. En ese caso habría que provocar el parto o practicar una cesárea, según valore el ginecólogo.