Una boda muy emotiva
Las lágrimas no solo estuvieron presentes en la pedida de María, sino también durante su boda, y es que quizá, uno de los grandes encantos de las ceremonias pequeñas, sea precisamente lo cercana que resultan. "Sabíamos que queríamos una boda discreta para poder disfrutar de todo el mundo. Y lo conseguimos, se generó un ambiente extraordinario. La gente decía que jamás había estado en una boda tan emotiva. Creo que no hubo una sola persona que no llorase", asegura. "Durante la ceremonia fueron mis primos los que cantaron el Hallelujah, que para nosotros era muy especial y lograron emocionar a los asistentes.. Otras de las partes emotivas de la boda fueron los discursos, en este caso fueron nuestros hermanos, Irina y Armando, los primeros en hablar. Seguidamente, el mejor amigo de Humberto, Willy, y finalmente fue el propio Humberto quien habló, y creo que fue cuando más lloró la gente".