DIARIO DE UNA NOVIA

Lucía Páramo nos desvela los detalles de su fiesta de pedida y la organización de su boda a un mes del gran día

Del vestido a las invitaciones, el ramo y los tratamientos de belleza: ¿qué le queda por organizar a la 'influencer'?

Por Paula Callejo

A principios de abril nos dimos cita con Lucía Páramo para que nos contara de primera mano cómo avanzaban los preparativos de su boda, que tendrá lugar el próximo 31 de mayo, y nos estuvo explicando los retos, motivaciones e ilusiones que se le pasaban por la cabeza a dos meses del enlace. Ahora, cuando quedan cuatro semanas para darle el 'sí, quiero' al amor de su vida, la influencer nos pone al día de lo que ha avanzado en este tiempo, incluyendo todos los detalles de su preciosa e íntima fiesta de pedida, la cual tuvo lugar hace apenas unos días.

"A nosotros nos encanta celebrarlo todo en esta vida" contesta, divertida, cuando le preguntamos por qué decidió hacer esta fiesta. "Hay gente que no termina de entender el concepto de la pedida, que tradicionalmente es un evento antiguo en el que el novio pide la mano de la novia al padre" nos confiesa y, la verdad, no podemos estar más de acuerdo. Es cierto que hace décadas el concepto era ese, pero, a día de hoy, la pedida es una celebración más en el camino hacia el altar, como puede serlo la preboda. "En nuestro caso, fue más para que se conocieran ambas familias, como no hacemos preboda, era una fiesta más que nos apetecía hacer, pasar un buen rato en familia" nos dice.

Quisieron cumplir la tradición de organizarla en casa de los padres de la novia y lo prepararon todo entre Lucía y su familia, especialmente su madre: "Lo hicimos en el jardín de mis padres, lo preparamos todo nosotros. Fuimos al campo a coger flores, pusimos las mesas, ideamos la decoración, hicimos la comida...". Al principio, solo estaban los futuros novios con sus padres y hermanos, junto a quienes vivieron un ratito de lo más emocionante. "Pascu -el novio- dio un discurso súper bonito que nos emocionó a todos, porque nunca se abre y no es una persona que suela expresarse de esa manera. Fue un momento íntimo  precioso, acabamos llorando" además, se hicieron el tradicional intercambio de regalos "me regaló un anillo precioso y, yo a él, un reloj". Posteriormente, se unieron tíos y primos a comer y, por la tarde, algunas de las amigas más íntimas de Lucía quisieron pasarse a darle un beso en ese día tan significativo. Una de las grandes sorpresas tuvo como 'culpable' al padre de la influencer, quien también celebraba su cumpleaños: "Nos regaló un grupo de música en directo y fue lo más, súper divertido".

Eso sí, aunque confiesa que, de momento, ha sido el día más especial de su vida, organizarlo en medio, a su vez, de los preparativos de la boda, ha sido un auténtico desafío. "Hicimos parón en el tema de la boda para centrarnos en la pedida. Estuvimos toda la semana inmersos, organizando como si fuera realmente la boda, lo hemos disfrutado mucho porque fue muy íntimo y pudimos hablar mucho y compartir con la gente más cercana. Recibí muchísimos ramos con mensajes súper bonitos. Estoy triste de que haya acabado, no me puedo imaginar la pena tras la boda" nos confiesa. 

El look de pedida de Lucía Páramo

Como no podía ser de otra manera, un gran día como la pedida requería un look especial y, tras muchas dudas, lo decidió esa misma mañana. "En un principio no quería ir de blanco, prefería otro color, pero preparé el mismo vestido tanto en blanco como en su versión estampada, que es ideal también, con distintos accesorios por si acaso. Cuando me vi peinada y maquillada entré en modo novia, me puse por si acaso el primero y me gustó tanto que no tuve dudas, ni me probé el de colores" nos cuenta. El diseño en cuestión era una pieza de Himba -firma fundada por su hermano Tomás Páramo y su mujer María García de Jaime- confeccionada en lino y algodón blanco, con cuello a la caja, falda recta hasta los tobillos y un favorecedor detalle péplum en la cintura que realza la figura. 

El maquillaje fue obra de Noelia Botas para Nars y, aunque en principio Lucía quería que fuese a a vez su prueba de beauty look de cara a la boda, se alegra de no haberlo hecho. "Sé que hay chicas que aprovechan que tienen a la maquilladora y se prueban ya peinados y maquillajes para el gran día, pero mi recomendación es que lo hagan en otro momento, más cerca de la boda y centrada totalmente en ese día, con más margen de error y de cambios. Al final, en la pedida tienes la cabeza en otro sitio y quieres estar pendiente de esa celebración, sin prisas". Por lo tanto, uno de los puntos pendientes de la influencer en la recta final de preparativos es, precisamente, esa prueba. "Quiero coger algo de colorcito, así que prefiero hacerla un poco más adelante para verme como estaré ese día".  

Para conseguir una piel y cabello radiantes para el gran día, Lucía está poniéndose en manos de expertos. Eso sí, ahora que queda tan poquito tiempo, no opta por nada invasivo ni radical... o no debería. "Tres días antes de la pedida hice la locura de ir a darme mechas y sanearlo, podría haber salido fatal y mi madre me regañó, no recomiendo a nadie que vayan tan apurados, pero, en mi caso, al final todo fue bien y me encanta el color. Son mechas sutiles que iluminan pero no me hacen ser esclavas de la peluquería. Ya no me lo toco". Para el rostro, está haciéndose Indiba facial todas las semanas, un tratamiento que ilumina y reafirma la piel de una manera muy natural. Además, está centrada en evitar los brotes de acné por el estrés, cuidando mucho la alimentación y haciendo mucho ejercicio para tonificar, algo que, hasta ahora, siempre le ha costado.

Evidentemente, tenemos que preguntarle también por su vestido de novia, y nos dice que ha tenido ya su tercera prueba con Flor Fuertes, en la que le surgieron muchas dudas. "Supongo que es algo súper normal, me lo dice todo el mundo. Me lo probé y no me vi, había algo que no me encajaba, cortocircuité pero las diseñadoras lo entendieron perfectamente. En la cabeza me encantaba la idea, pero puesto no tanbo. Simplemente cambiaron un par de cosas que ni yo sabía identificar y de repente todo fluyó, fue increíble y me encanta, lo importante es confiar también en ellas que son las expertas". Los zapatos, que no tenía elegidos la última vez que charlamos con ella, ya están en marcha, son un par vintage que aún no ha visto pero está deseando recibir para probárselos con el vestido. 

Flecos pendientes en la organización

Y, hablando de confianza en los proveedores, si hay alguien en quien Lucía tiene fe ciega en este proceso, es en su prima Lucía de El taller de Lucía, hasta el punto de que le ha pedido que le diseñe el ramo como ella prefiera: "Le he dicho la temática de la boda y más o menos el estilo del vestido, que no quiero nada muy pequeño porque yo soy grande, y que haga lo que quiera. Igual lo veo por primera vez ese mismo día". 

En cuanto a temas logísticos, están últimando flecos como los autobuses, la organización de las mesas ahora que (casi) todo el mundo ha confirmado, la recena o la música tanto de la iglesia como de la fiesta. Mención aparte merecen las invitaciones, que aún están repartiendo: "sé que vamos tarde, pero la gente estaba avisada porque hicimos una invitación digital. Yo originalmente no quería darla en papel, pensaba que para qué. Sin embargo, al final nos animamos y me alegro mucho, me habría arrepentido de no hacerlas, al final es un recuerdo, un detalle especial que tiene un hilo conductor del resto de la boda y una excusa para quedar con todo el mundo antes del gran día" explica acerca de su cambio de opinión. "La artista Alejandra Mallorquín nos hizo el dibujo y detallitos especiales para los testigos".