Estos días la escuela del concurso televisivo Fama ¡A bailar! ha sufrido una auténtica revolución. Precisamente el día en el que Erik, el último bailarín en entrar en el programa, ganaba el desafío contra Zan, provocando la marcha de este, dos personas, Marisa y Nito, solicitaron un cambio de pareja. Y es que parece que son pocos los que están a gusto con su compañero "laboral" y, aunque algunos se habían planteado pedir el cambio, precisamente los que lo hicieron han provocado una gran sorpresa por lo inesperado de su decisión.
Si en la pasada edición del reality, sólo se produjo una situación de estas características (Lorena cambió a Marcos por Juan Carlos), en esta ocasión lo que ha ocurrido se puede definir como un auténtico baile de parejas. Hasta cinco nuevas se han formado estos días por diferentes motivos. Las normas del concurso han supuesto que, debido a la salida de Zan, Eli se quedara con Erik, mientras que Sara, que estaba sola desde que Muni abandonó por motivos personales, comenzó a ensayar con Cris, que estaba en la reserva. A ellos les está costando adaptarse a la nueva personalidad y la forma de trabajar de sus partenaires, aunque argumentan que con trabajo duro conseguirán sus metas.
Eva y Rafa no están sin embargo tan animados porque para ambos fue incómodo darse cuenta de que sus parejas Nito y Marisa no querían seguir bailando con ellos. Estos últimos pidieron competir juntos y el jurado decidió concederles un tiempo de prueba para ver cómo se compenetran. No fue mala su actuación el día de la lucha por la inmunidad, un nivel que no alcanzaron Eva y Rafa que, en privado, se confesaron dolidos con los que consideraban sus amigos.
En este ambiente convulso, el resto conoció a los nuevos, Sergi y Crucha, que entran con ganas de pelear por el premio final (una beca para una academia internacional de baile). Más cerca de conseguirlo están Ariadna y Omar que consiguieron, con una perfecta coreografía de baile lírico, ser los inmunes de la semana, un premio que les evitará ser nominados y someterse al veredicto del público que es, en definitiva, el que tiene la última palabra.
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