Agatha Ruiz de la Prada: el ‘folk’ más colorido llega a Cibeles

La diseñadora madrileña muestra una sorprendente colección, fruto de sus viajes por el mundo

Yasmin Warsame luce un mono de pelo sintético blanco recogido con cinturón de corazones de plata, diseño de la colección de Agatha Ruiz de la Prada para la temporada Otoño-Invierno 2005-06.
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Eugenia Silva con vestido acolchado-metalizado y gargantilla con una gran pieza de plata lisa en forma de corazón.

Conjunto de punto con bufanda-madeja y ovillos de lana adornando la falda.

Invierno cálido, de mezclas atrevidas y, sobre todo, alegre y divertido. Sobre un suelo nevado, de reconfortante nieve creada mediante un enorme manto de piel, Agatha Ruiz de la Prada fue mostrando una colección en la que prendas de línea folk se dan la mano con matices que saludaban a la estética pop más jovial. Abrió su desfile la top model somalí Yasmin Warsame, que lucía un mono de piel sintética blanca, sobre el que descansaba un cinturón plateado con corazones a modo de eslabones.

Botas de montar, para complementar coloridos conjuntos de inspiración ecuestre; botas de cowboy, bailarinas y zapatos con pequeño tacón fino o con cuña son los calzados que la diseñadora madrileña propone para esta temporada. Dice Agatha que su nueva colección está inspirada en sus viajes por el mundo, lo que explica su rica oferta llena de matices y líneas distintas que se combinaban aquí y allá.

Y, hablando de variedad, toda prenda se ofrece con diversos acabados. Así, sobre su pasarela, se pudieron ver tanto pantalones muy anchos, casi de pata de elefante, como otros mucho más ceñidos; faldas que llegan hasta la rodilla con un ligero vuelo o acabado évasée en contraposición a otras de corte recto y largo hasta los tobillos; los plumas acolchados se muestra como alternativa a cazadoras XXS que definen la silueta femenina... En definitiva, una amplia oferta, en la que, como es habitual, los estampados –sus tradicionales dibujos se combinan con cuadros y rayas, de máxima tendencia- y la combinación de colores fueron la tónica dominante del pase. Para terminar, la atrevida diseñadora madrileña, que hace unos días mostraba sus propuestas para el hombre del otoño-invierno 2005-2006 en la Pasarela Gaudí, culminó su desfile con una colección de trajes sastre combinados con camisa de seda y corbata, que dieron paso a la modelo Eugenia Silva con un original vestido de novia en acabado metalizado y enormes corazones a juego bordados.

Hay que destacar el cuidado que Agatha pone en los accesorios. Y, así, se pudieron ver llamativos sombreros con copa en forma de corazón, bolsos de piel, gafas de sol, joyas y medias y calcetines, que se convierte en prolongación de aquellas prendas a las que complementan.

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