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Primavera y alergias son dos conceptos íntimamente relacionados. Estornudos, molestias en el paladar, picor de nariz, irritación en los ojos… son los síntomas más característicos de este problema que llega puntualmente cuando los días se alargan. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), las alergias al polen afectan a un total de 8 millones de personas en nuestro país, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas, seguidos por las alergias al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.
Sin duda, uno de los problemas más molestos es el relacionado con la alergia ocular, que nos causa irritación, picor ocular, sensación de quemazón, ojos rojos y llorosos, inflamación en los párpados y molestias con la luz. Sobre todo ello hemos hablado con el doctor Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, médico oftalmólogo en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.
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¿Cómo afecta la primavera a la salud de nuestros ojos?
En la primavera aumentan los niveles de polen que provienen de árboles, hierbas o arbustos. Este alérgeno está presente principalmente en el aire y afecta a las personas alérgicas, que además afrontan en su día a día otros factores como los ácaros, el polvo, el moho, el humo, la caspa animal, entre otros.
Los días que hay mayor viento y calor, suelen registrarse mayores niveles de polen en el aire, lo que provoca alergia ocular. Sin embargo, en los días húmedos y lluviosos, la mayor parte del polen se queda en el suelo. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), se espera que este año los niveles de polen sean de “moderados a leves” gracias a las borrascas de los últimos meses, por lo que se deben tomar medidas de prevención.
Las alergias suelen afectar mucho a nuestros ojos, ¿no es así?
El cuerpo está expuesto constantemente a factores que lo afectan y cuando identifica una sustancia que percibe como “dañina” el sistema inmune da una respuesta exagerada que puede afectar al paciente. Además de causar congestión nasal, estornudos, tos seca y dificultad respiratoria, la alergia también puede afectar a la zona ocular. El ojo es un órgano muy sensible y es muy fácil que los alérgenos que se encuentran en el aire, como polen, polvo o moho, entren en contacto con él causando una reacción alérgica en los párpados y la conjuntiva.
¿Hay distintos tipos de alergias oculares?
- Existen diferentes tipos de alergia ocular. Una de las más frecuentes es la conjuntivitis alérgica estacional. Sus síntomas pueden variar entre personas, o incluso entre las zonas geográficas, puesto que dependen del alérgeno con el que se entra en contacto y la intensidad de la respuesta corporal. Las personas afectadas presentan ojos llorosos, picor ocular, sensación de quemazón y molestias con la luz. Se pueden paliar estos síntomas con lubricantes oculares o lágrimas artificiales y con antihistamínicos tópicos.
- Otro tipo de conjuntivitis es la alérgica crónica. Esta es menos frecuente, pero se pueden presentar síntomas a lo largo de todo el año. Una de las principales causas son los ácaros del polvo o el epitelio de los animales domésticos, que generan lagrimeo en los ojos, congestión ocular, sensación de picazón e hiperemia conjuntival (el enrojecimiento de la parte blanca del ojo). Se puede prevenir con antihistamínicos tópicos y colirios con estabilizadores de mastocitos.
- Por otro lado, tenemos la querato-conjuntivitis vernal, que se da en niños y adolescentes. Es un poco más rara y severa puesto que genera molestias con la luz, picor, lagrimeo y producción de moco, puede incluso dejar cicatrices. Puede ayudar evitar el humo del tabaco, aspirando la casa y el colchón y cambiando regularmente la ropa de cama con agua caliente, además de un tratamiento médico personalizado.
- La forma más rara y grave de alergia ocular es la querato-conjuntivitis atópica, que es propia de pacientes con antecedentes de dermatitis atópica, quienes pueden desarrollar una afectación ocular grave en párpados, conjuntiva y córnea. Estas personas son tratadas con tratamientos personalizados y, en ocasiones, se pueden sumar tratamientos inmunosupresores.
- Además, existen otros tipos de alergias oculares como la alergia de contacto. Como su nombre indica, aparece por el contacto directo con una sustancia -como picaduras de insectos, cosméticos, fármacos o colirios- que causa reacciones alérgicas.
- Otro tipo de alergia es la conjuntivitis papilar gigante, que aparece en el interior del párpado causando enrojecimiento, hinchazón e irritación, y generalmente ocurre en personas que usan lentes de contacto, prótesis ocular o suturas expuestas que rocen con el párpado.
- Por último, tenemos la alergia ocular al sol o la luz, que provoca irritación, hinchazón, lagrimeo, escozor y enrojecimiento progresivo de la conjuntiva. Se puede prevenir con el uso de gafas de sol con filtro solar y polarizadas.
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¿Cuáles son los síntomas más claros de que podemos padecer una alergia ocular?
Los síntomas que se pueden identificar cuando tenemos alergia ocular son picor (típico en la zona del lagrimal), lagrimeo, enrojecimiento de los ojos, hinchazón de los párpados con una sensación de tener arenilla o un cuerpo extraño en el ojo. Otros síntomas son la fotofobia y el dolor en los ojos.
¿Qué recomendaciones daría a una persona con este problema para tratar de mitigar los efectos de la alergia?
Lo principal es tratar de prevenir la alergia ocular por medio de barreras físicas como gafas de sol y evitar en la medida de lo posible actividades al aire libre en los días con mayor polinización, es decir, evitar las zonas de gran vegetación. Además, es importante mantener una correcta hidratación y no frotar los ojos, cuidando de la salud de la superficie ocular.
En caso de que ya se sienta la reacción alérgica, se puede lavar la cara con agua fría y administrar lágrimas artificiales frías, incluyendo medicación antialérgica tanto en colirio como por vía oral. En todo caso, es esencial acudir al oftalmólogo para verificar que la alergia no afecta a tejidos relacionados con la visión y para pautar un tratamiento personalizado.
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¿Es un problema que se puede prevenir?
Como hemos comentado, la alergia ocular es un problema que se puede prevenir evitando la exposición al alérgeno, cuando los índices de polen son más altos (en general, a media mañana y temprano en la tarde), aunque esto no siempre resulta sencillo.
En el interior del hogar, no se deben usar ventiladores porque remueven el polen y el polvo. En su lugar, es mejor usar aire acondicionado asegurándose de que tenga los filtros limpios. Asimismo, hay que procurar mantener un nivel de humedad bajo por medio de deshumidificadores en lugares húmedos como el baño y la cocina. Además, aspirar el suelo o limpiarlo con un trapo húmedo. En lo que respecta a la ropa de cama de la habitación, se debe lavar frecuentemente con agua caliente y usar un colchón y almohadas especiales para mantener los ácaros alejados.
Se deben tener en cuenta recomendaciones como evitar tocarse los ojos, hidratarlos constantemente por medio de lubricantes oculares o lágrimas artificiales, usar gafas de sol con un filtro adecuado y visitar al oftalmólogo para una revisión e iniciar un tratamiento adecuado en caso de que los síntomas se agraven.
¿Cuáles son los tratamientos que tenemos a nuestro alcance para reducir los síntomas?
El oftalmólogo pautará el tratamiento según sea el caso del paciente, que depende del origen de la alergia y la intensidad de los síntomas. Generalmente, suelen ser medicamentos tópicos, dejando los orales para casos más avanzados.
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¿Hay personas con más riesgo de padecer alergia ocular?
Las alergias suelen ser hereditarias. Sin embargo, es más probable que una persona padezca de alergia ocular si tiene antecedentes como rinitis, asma, faringitis y otras enfermedades alérgicas, así como si está más expuesto al alérgeno ya sea por situación geográfica, trabajo o aficiones personales.
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