Como tu autoestima crece y disminuye según le das vueltas a tus problemas

Si eres de esas personas a las que los pensamientos las persiguen día y noche estos consejos pueden ayudarte.

Por Laura Bech

Pensar e imaginar son condiciones propias de la naturaleza humana y dos de las virtudes más valoradas. Sin embargo, si los pensamientos te conducen a zonas oscuras, de pleitos y soledad debes aprender a quitarlos de tu mente y a jerarquizarlos.

El autor Eckhart Tolle, en su libro “El poder del ahora”, sostiene que si piensas en el presente, en ese mismo instante, no encontrarás ningún problema. Tolle propone al lector hacer un repaso mental y encontrar una dificultad que sea tangible aquí y ahora. Los problemas suelen ser un producto de nuestra mente, la ansiedad y la necesidad de buscar una solución.

Si atraviesas un momento complicado tus pensamientos  pueden llegar a controlar tu vida. Cuanto más piensas en ellos, más obsesivos se vuelven. La ansiedad y la tristeza  merman tu autoestima y te vuelven más vulnerable. 

¿Podemos pensar en nada?

Sí, es complejo y requiere de mucha práctica y concentración, pero se puede lograr. Estas técnicas de meditación ayudan a relativizar los inconvenientes y a focalizarlos como algo externo. Cuanto más presente mantienes lo que te aqueja, más interiorizada tendrás esa sensación y más te preocuparás. Si procuras no retenerlos durante mucho tiempo en tu mente, perderán fuerza y terminarán por desaparecer.

Algunos factores nos vuelven más propensos a reducir el nivel de intensidad de los pensamientos. El orden es uno de ellos, si puedes poner equilibrio en el exterior te resultará más fácil hacerlo con el interior. Las velas, los aromas, el silencio o la música tranquila nos predisponen a estar más relajados y a ir adquiriendo la capacidad de reducir el ruido de nuestra mente.

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Si el problema tiene solución, no te aflijas, y si no la tiene tampoco

Es una de las reglas de oro para evitar que tus pensamientos reduzcan tu autoestima. No dejes que tu mente se imponga y elige un razonamiento “limpio” de juicios y condicionamientos. 

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Los pensamientos negativos llegan con la misma  rapidez con la que los podemos eliminar. Evita darles cabida, los mantienes, vuelves a ellos y te concentras en darles respuestas. Si procuras que emociones como la rabia, la tristeza o el enfado, se mantengan alejadas de ti evitarás un malestar agregado que repercutirá en tu autoestima. Si te valoras y entras en esa pelea entre pensamiento y realidad, saldrás mucho más favorecida. 

Sal de tu zona de confort

Es probable que muchas de esas ideas obsesivas que rondan por tu cabeza aparezcan con cierta constancia y en momentos concretos. Al cambiar alguno de tus hábitos estarás desorientando a esos pensamientos rumiantes.

La frase “piensa bonito y se dará bonito” es una de las consignas del pueblo brasileño. A partir de ahora puede también ser tu mantra,  tu lema. Pensar bonito no es caer en un optimismo desmesurado y fantasioso. A veces basta con no pensar mal o pensar feo. Busca nuevos estímulo, estudia, haz manualidades, escucha música o sal a caminar. 

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Nuevos objetivos

Trazar nuevos planes y buscar metas distintas siempre es una acción vitalista. Si te mueves generas un cambio de energía a tu alrededor muy beneficiosa. 

Procura que los logros que te propongas no sean desmedidos o inalcanzables. De lo contrario solo recibirás una respuesta que confirme tu malestar o tu falta de valía. Cuanto más divertida, placentera y creativa sea la actividad que realices más alejados quedarán los pensamientos que te mortifican.

Ayúdate del deporte y la meditación

Caminar, hacer yoga o cualquier otra actividad física suave favorece el pensamiento positivo. También ocurre con los demás deportes, al segregar endorfinas, el bienestar se percibe casi  de inmediato. 

La meditación es fundamental si quieres detener por unos instantes tus pensamientos y concentrarte en tu interior. Las meditaciones guiadas son recomendables si nunca antes practicaste esta técnica. 

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