Entramos en el ‘Townhouse’ londinense de Hannah Cecil-Gurney, el universo lleno de color de la heredera de la dinastía de los papeles pintados más lujosos del mundo
La casa, situada en una de las zonas más exclusivas de la capital inglesa, junto a Battersea Park, tiene la típica construcción victoriana, cuatro pisos y un gran sótano-cuarto de juegos para sus cuatro hijos
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Esta historia se desarrolla en un hermoso día, luminoso y caluroso, en Londres. Inusual, pero el cambio climático tiene esas sorpresas. En una calle tranquila, de elegantes casas victorianas con grandes ventanales y sus típicas verjas de hierro. En su interior, una madre, Hannah Cecil-Gurney; un padre, Edward Harden, y cuatro niños: George, de seis años; los gemelos Oscar y Scarlett, de tres, y la recién nacida Cecily. También hay dos perros sumamente tranquilos, ‘Jiminy Cricket’ y ‘Gyda’.
Desde fuera, se escuchan las risas y el trajín de los niños. Es un día cualquiera en la vida de la directora global de marketing y desarrollo de De Gournay, la marca de papeles pintados más prestigiosa del mundo, y su esposo, Eddie Harden, mánager la empresa familiar Nanhoron Estate.Hannah es hija del fundador de la compañía, Claud Cecil-Gurney, al que admira profundamente.
Su padre, Claud Cecil-Gurney, proviene de una aristocrática familia francesa que se instaló en Inglaterra. Cuando creó, en 1989, la empresa, le puso por nombre el apellido de sus antepasados, De Gournay
“Todo empezó en 1986 y es el resultado de una combinación de varios factores. Mi padre, que tiene un máster en Economía, de la Universidad de Chicago, se dedicaba a las finanzas. Vivió nueve años en París y viajaba mucho, visitando a sus amigos en sus castillos y casas extraordinarias. Eso lo convirtió en un apasionado de la decoración. Pero observó, con pesar, que algunos conservaban en sus paredes fabulosos papeles pintados antiguos que, desgraciadamente, se encontraban en pésimas condiciones”.
Entre 1750 y 1850 fue para los ricos, poderosos y aristócratas europeos el descubrimiento de lo que podríamos llamar el estilo chinoiserie. China quedaba tan lejos y era tan exótica que muy pocos podrían permitirse tener objetos tan especiales. Muebles lacados, sedas, porcelanas… y, por supuesto, papel para las paredes pintado a mano. “Después, el tiempo y las modas fueron dejando de lado este estilo y, con ello, desaparecieron quienes lo creaban. Pero, a finales de los ochenta, China se abre al mundo y a los negocios y mi padre aprovechó la oportunidad”, nos explica.
“Mi padre es economista y trabajaba en finanzas. A finales de los ochenta, quiso restaurar un papel pintado del siglo XVIII y, como no encontró quien lo hiciera, fue a buscarlo a China. Así empezó todo”
Empezó de una forma muy sencilla. Claud, simplemente, viajó al país, consiguió encontrar algunos artesanos que trabajaban con las legendarias técnicas —a mano, por supuesto— y encargó una pequeña cantidad para su casa. Sus amigos lo vieron y lo admiraron. Hablaron con otros amigos y así se fue corriendo la voz. “Se dio cuenta rápidamente de que ahí había una oportunidad de negocio, abandonó su trabajo y se dedicó intensamente a aquella nueva idea. El sótano de nuestra casa era, por llamarlo de alguna manera, el showroom y donde realizaba sus “experimentos”. Pero la casa, en general, cambiaba constantemente según los distintos tipos y clases de papel que la cubrían. Para mí… aquello era totalmente normal”.
Pero no lo era. Vivir junto a un papel que está pintado a mano, con la técnica y los utensilios de hace trescientos años por artistas es una experiencia poco común. Sin embargo, en aquel entonces, Hannah, que pensaba más en las matemáticas que en la decoración de su casa, decidió estudiar Física. “Siempre me gustó la Física porque es lógica y la lógica —en mi manera de pensar— resuelve muchos problemas. Cuando me gradué en la universidad, mi madre estaba encantada porque veía para mí un futuro como astronauta (ríe). Pero comprendí que el camino en la investigación era largo e incierto. Mi padre sugirió: “¿Por qué no estudias contabilidad? Te será muy útil si algún día tienes tu propio negocio… o quieres venir a trabajar a ‘De Gournay”.
“Los que nunca conocimos un mundo sin Isabel II imaginábamos que, en cierto modo, era inmortal, que estaría eternamente. Es un reflejo de la increíble estabilidad que ofreció a la nación. Su dedicación era inspiradora”
Tras completar su formación, que le aburrió, entró a trabajar en una empresa con 3.000 empleados y todavía le gustó menos. Descubrió que su padre era, además de un hombre de negocios, un creativo y un artista y lo que hasta entonces había considerado normal no lo era. Y entró en la empresa familiar. “Era 2011. Entonces, la compañía era más pequeña, ahora hemos crecido, pero mantenemos el mismo espíritu inicial. Supuestamente, tengo un cargo, pero en realidad me ocupo del branding y de la expansión, de las relaciones públicas… Todos nos interrelacionamos. Alguien que llega nuevo prueba distintos departamentos hasta que encuentra lo que le gusta y para lo que está más capacitado. Mi hermana, Rachel, se dedica, sobre todo, a abrir showrooms y nuestro primo Dominic Cecil Evans-Freke, que lleva casi desde el principio, a la producción”.
Cálida, a todo color y con personalidad, así es esta casa londinense de estilo eduardiano
Los primeros años fueron muy intensos, pero a Hannah no le importaba trabajar dieciséis horas, porque todo le apasionaba. En realidad, le sigue apasionando. Estaba soltera y quería aprender. Pero un día… “Una amiga me invitó a una cacería. De octubre a enero, cada fin de semana y cada vez en una casa distinta, un grupo de amigos se reunían para cazar aves. Para una chica londinense como yo, aquello era una novedad. ¡Y allí estaba Eddie!”. La familia de Eddie Harden es dueña —desde hace setecientos años— de una inmensa propiedad dedicada a la ganadería y a la caza de aves. Él es el actual mánager. Un hombre abierto y sencillo, criado en el campo, entre perros y caballos, pero con la sofisticación de pertenecer a una familia muy especial.
“Entre 1750 y 1850, los aristócratas europeos descubrieron el estilo chinoiserie. El exotismo y su precio hacían que fuera poco accesible. Muebles lacados, sedas, porcelanas y papel para las paredes”
“Fue todo muy rápido. Un noviazgo de un año, la pedida y, a los dos meses, nos casamos. Curiosamente, su madre, cuando era yo una niña, visitó nuestra casa para encargar —muy en contra de la opinión de mi suegro, porque le parecía un despilfarro— una copia-restauración del papel pintado del siglo XVIII que había en su casa”. Curioso las vueltas que da la vida y los encuentros que proporciona el extraordinario trabajo de De Gournay. Hoy, aunque es más un hombre de deporte (fútbol) y de campo, Eddie acepta los constantes cambios de la decoración de su casa.
“A veces vienen invitados y les sorprende que en todas las habitaciones haya papel pintado. “Es como yo me he criado y lo que me gusta”, les digo. Tenemos esta casa desde hace ocho años. Al principio éramos solo Eddie y yo, luego llegaron George y “Jiminy Cricket” y “Gyda”. Más tarde, los gemelos, y ahora, la niña. Cada vez que hay un cambio, como me gustan, transformo la casa. Me gusta usar la funcionalidad de los espacios aplicando mi mente creativa y lógica. En este momento, lo que era el despacho de Eddie es la nurserie, y la antigua habitación de George, la nueva de los gemelos”.
“Empezó a correrse la voz, entre amigos y conocidos, de que mi padre era capaz de hacer reproducir por artesanos, a mano y con técnicas de hace trescientos años, los papeles pintados del siglo XVIII”
Pero lo peor fue cuando decidió “arreglar” el sótano. Fueron seis meses de escombros, polvo y vivir en casa de sus padres. Ha quedado espectacular. “El pobre Eddie protesta algo al principio, pero luego todo le parece bien. Ahora, los niños tienen su propio espacio y están encantados; antes había juguetes por todas partes y era un caos. Ahora está todo ordenado. Una casa organizada, decorada a tu gusto, con colores alegres, hace la vida mucho más fácil. Te das cuenta consciente o inconscientemente de ello”.
La capacidad de trabajo de esta ejecutiva-madre-esposa es fuera de lo común. Deseando no perder un minuto, decidió hacer este reportaje embarazada. Como el destino tiene sus reglas, la niña que esperaba llegó hace unos días, antes de tiempo. Cecily es su nombre y todos están felices. “George nos tenía “muy mal acostumbrados”. Como fue el primero, no podíamos compararlo con nadie y no nos dábamos cuenta de la persona tan especial que es. Superinteligente, muy maduro y muy responsable con sus hermanos pequeños. Esto es muy gracioso, el otro día nos dice, abrumado: “Necesito irme a un hotel a descansar. Estos niños me dan mucho trabajo” (ríe). Y eso es porque si los gemelos se despiertan por la noche o lloran por cualquier cosa, es el primero que acude”.
Hannah, a quien le gustaban las matemáticas, estudió Física “porque es lógica y la lógica, en mi manera de pensar, resuelve muchos problemas”
Ciertamente, los gemelos suelen dar mucho trabajo en los primeros meses. Todo se duplica al tiempo. Las comidas, los cambios de pañales, las noches agitadas… “Pero ahora es más fácil porque se ocupan el uno del otro, se entretienen entre ellos y no necesitan tanto mi atención continua. Tienen una maravillosa relación y ahora me parece interesante que venga una niña. Por supuesto, hemos intentado hacer lo correcto: nada de azul-niño, rosa-niña y todas esas cosas, pero, curiosamente, Scarlett se cree una teenager y solo le interesa el rosa y pedir que le pintémonos las uñas”. Da que pensar cómo esta madre de cuatro hijos se las va a arreglar.
“La casa es una combinación de colores pálidos y vibrantes. Mi idea era hacerla cálida y acogedora”
Le esperan viajes largos en los próximos meses para nuevas expansiones, nuevos encuentros para colaboraciones especiales… “Eddie también trabaja para su familia, como yo, y aunque tenemos mucha responsabilidad, nuestros horarios son flexibles. Tengo una gran suerte con él, es fabuloso con los niños, muy organizado y me apoya mucho. Lo cierto es que hoy estamos aquí, pero, seguramente, en unos años vivamos en un cottage en Nanhoron Estate, en Gales. En lugar de montar en coches, montaremos en caballos. Es mi turno para apoyar a mi marido y así podrá comenzar a enseñar a George a que sea su sucesor… Por supuesto, siempre tendremos un lugar en Londres y ahora, con la tecnología, todo es mucho más fácil”. Porque para Hannah, con su mente lógica, todo parece tener una solución fácil.
TEXTO: VICTORIA DE ALCAHÚD
FOTOS: CÉSAR VILLORIA
DECORACIÓN: HANNAH CECIL-GURNEY
VESTUARIO: HANNAH: AGUA BY AGUA BENDITA/LOS NIÑOS: PEPA & CO.
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