Top Chef: Alberto Chicote es sorprendido por su madre y Bárbara se marcha 'quemada' con sus compañeros

Por hola.com

Quedan cuatro concursantes, pero solo puede quedar uno. Cacerolas, sartenes y fuegos funcionan ya a pleno rendimiento en esta etapa final del programa. Ayer se emitió la octava entrega del reality, en el que los aspirantes a convertirse en el ganador de Top Chef recibieron la mejor de las visitas, las de sus madres.

 

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Y es que se dice que detrás de un buen cocinero siempre hay una buena madre y la prueba más clara de ello fue la visita de la madre de Alberto Chicote, Angelines, quien llegó con el plato preferido de su hijo debajo del brazo, el conejo con tomate de su niñez, del que el reconocido chef admitió que quitaba “el sentío”.

Bárbara, Javier Estévez, Antonio Arrabal y Miguel Cobo tuvieron que hacer lo imposible, "imitar" el plato de la madre de Chicote, con el único objetivo de sorprender con su sabor al chef y su progenitora, quien se lo pasó en grande durante su participación, observando los mil y un utensilios modernos de la cocina y viendo cómo cada uno de los concursantes se "complicaban" la vida para dar forma a su "sencillo" plato.

 

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Después de que cada uno de los cocineros fuera sorprendido con algunas de las creaciones de sus madres y tras leer las cartas enviadas por sus familiares, llegó el momento de la que la madre de Chicote juzgara junto a su hijo lo cocinado por cada uno de ellos. Todos causaron muy buena sensación en Angelines, quien acabó designando como ganadora de la prueba a Begoña, a quien se le encendió la luz, y antes de ir a elegir los ingredientes, no dudó en degustar el plato de la madre del chef, cogiendo así, buena nota de cada uno de los sabores. No ganó la inmunidad, pero tuvo dos recompensas, que usó para favorecer a sus amigos y perjudicar a Bárbara, a quien quitó el aceite para cocinar y con el que acabó quemándose por culpa de una sartén que Arrabal dejó en el fuego y a la que dejó la última en la cocina para cocinar el siguiente plato.

 

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Nerviosos por los que les deparaba después, cada uno de los concursantes recibió la visita de sus madres, encargadas, para bien o para mal, de juzgar los platos de sus hijos, y encima, a ciegas. ¿El ingrediente principal? El besugo. Ninguna de ellas quedó demasiado conforme con ninguno de los platos y tanto la madre de Javier Estévez como la de Bárbara llevaron a sus hijos a la última oportunidad. No sin que antes la madre de Miguel Cobo diera una regañina a su hijo diciéndole: "Tu plato no me ha gustado, ponte las pilas chaval". 

 

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Bárbara, quien admitió sentirse vapuleada por sus compañeros con los que no ha llegado a congeniar en ningún momento, no pudo con Javier Estévez en la última oportunidad, y tras haber llegado hasta aquí superando esta prueba en cada uno de los programas, sus ilusiones se escurrieron por el sumidero. ¿La prueba? Cocinar con pollo y chocolate.

 

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El plató de Bárbara basado en un taco, gustó en sabor, pero horrorizó en presentación y el de Estévez ganó la partida en elegancia, en sabor, en presentación y en dedicación. Así que tras taparse los oídos para no oír las duras palabras de sus adversarios, Bárbara, recogió sus cuchillos y se marchó.