La última vez que vimos a Sofía Loren en la gran pantalla fue en 2009, compartiendo reparto con Penélope Cruz, Nicole Kidman, Daniel Day Lewis, Kate Hudson y Marion Cotillard en la película Nine. Ahora, ha querido regresar al cine, pero no lo ha hecho de cualquier forma. De la mano de Edoardo Ponti, uno de los dos hijos que la reconocida actriz tuvo con su marido y mentor Carlo Ponti, productor de cintas como La Strada (1954) y Doctor Zhivago (1965), interpreta un papel protagonista en el cortometraje La voce umana (La voz humana), cuyas primeras imágenes del rodaje hemos podido ver esta semana.
Muy sonriente y elegante con un traje de chaqueta y falda de color crema, la actriz, que el próximo mes de septiembre cumplirá 79 años, rodó algunas de las escenas por las calles del centro de Nápoles (sur de Italia) junto al actor Enrico Loverso, que se motró encantado de poder formar parte de este proyecto junto a la diva del séptimo arte. "¡Eres el corazón de Nápoles!", fue una de las frases que los vecinos le dedicaron a la oscarizada actriz, que, pese a haber nacido en Roma, pasó su niñez en la localidad napolitana de Pozzuoli, en una región con la que se la identifica en todo el mundo.
La cinta, de veinticinco minutos de duración y que cuenta con un gran trabajo de producción y una fotografía encargada al mexicano Rodrigo Prieto, nominado al Oscar por su trabajo en la película Brokeback Mountain, está inspirada en el monólogo del mismo título que el poeta y novelista francés Jean Cocteau escribió en 1930. En ella, Loren interpreta, en dialecto napolitano, un papel al que ya dio vida otra gran actriz italiana, Anna Magnani, en la adaptación que dirigió el maestro del neorrealismo Roberto Rossellini, en 1948.
La actriz vuelve así a un rodaje tres años después de participar en la producción televisiva La mia casa è piena di specchi (Mi casa está llena de espejos), en la que interpretaba a su madre. Supone además su regreso a un papel protagonista tras casi diez años, desde que encarnara al personaje de María, una mujer que ha dedicado toda su vida a sus hijos y su marido y que intenta volver a reunir a la familia con motivo de la celebración del santo de su madre, en Peperoni ripieni e pesci in faccia (2004).
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