En verano, los pies están en el punto de mira. Apostamos por las sandalias, o incluso vamos descalzos por la playa o la piscina. Por eso, además de por el aspecto estético, hay que prestarles especial atención, para confirmar que no padecemos ningún problema que, además puede ser causa de contagio –caso de los hongos, tan típicos de esta época-.
Precisamente, el Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana aconseja que se realicen revisiones periódicas en esta época del año con la finalidad de proteger el pie y evitar el contagio por hongos en los meses estivales.
Síntomas de alarma
Algunas señales que deben hacernos sospechar que padecemos esta dolencia son:
1.- Aparición de rugosidades en las uñas.
2.- Aumento de la sudoración y maceración entre los dedos.
3.- Tener la piel escamada en esa zona.
4.- Detectar un cambio de color en uñas y/o dedos.
5.- Aparición de mal olor y/o pequeñas ampollas.
Y, además, los expertos del Colegio de Podólogos se ha elaborado un decálogo con una serie de recomendaciones básicas:
1.- No abusar de los esmaltes de uñas y, si se utilizan ya que están tan de moda, cambiarlos con frecuencia. Al no dejar transpirar la uña se convierten en un foco generador de hongos.
2.- Secar bien los pies después del baño, especialmente entre los dedos, ya que las zonas húmedas son proclives a su aparición.
3.- Es recomendable utilizar un calzado transpirable.
4.- Nunca se debe caminar descalzo por lugares públicos como piscinas o spas.
5.- No compartir el cortaúñas ni otros utensilios de higiene podológica como limas, los hongos son contagiosos y se pueden propagar de esta forma.
6.- Usar calcetines de fibras naturales porque absorben mejor la humedad.
7.- Cambiar los calcetines con frecuencia, principalmente si están húmedos.
8.- Evitar utilizar un calzado realizado materiales sintéticos y que sea ajustado.
9.- Es aconsejable no compartir toalla para secar los pies.
10.- Lavar los pies con un jabón ph neutro.
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