Así es Cristina Ramos, la cantante española que triunfa en todos los ‘talent shows’
La canaria, que es madre de un niño de doce años y arrasa en los concursos musicales de todo el mundo, acaba de presentar su primer disco y estrena espectáculo en Madrid
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Si días antes del 27 de abril del 2016, a Cristina Ramos le hubieran pronosticado que se iba a convertir en una de las artistas más famosas de nuestro país, quizás su rostro hubiera reflejado cierta incredulidad o asombro. Ese día fue para esta gran artista española, nacida en las Palmas de Gran Canarias, su catapulta como una cantante consagrada, tras ganar el concurso Got Talent España. Esta sería la primera de las muchas victorias conquistadas en diferentes competiciones musicales. El 16 de diciembre de 2018 ganaba la séptima temporada del concurso La Voz México. Luego, participaría en la final de World’s Got Talent, celebrado en China en el año 2019, convirtiéndose en el botón dorado de David Foster. Forma parte del top 5 del American Got Talent Champion y quedó en tercer lugar en la última edición de Tu cara me suena. Una suma de éxitos sucesivos en tan solo cuatro años que la han coronado como la “Reina de los Got Talent”.
Lo primero de todo, ¿cómo estás? ¿Cómo estás viviendo toda esta situación?
Pues he pasado por muchos estados de ánimo. Desde la incredulidad a la concienciación, pasando por la resignación y la indignación. Pero está claro que lo primero es la salud y, desde ese prisma, lo que he hecho es, como casi todo el mundo, adaptarme, innovar y hacer cosas que hasta ahora no sabía hacer para seguir adelante.
Este último año lo has aprovechado para dar a luz tu primer álbum de estudio, Superstar, ¿qué sentiste cuando lo tuviste en tus manos?
Superstar es, como digo yo, un hijo de la pandemia. En los años anteriores no tuve el tiempo necesario para sentarme, escribir, y, sobre todo, encontrar mi sonido. Llevábamos cuatro años sin parar de trabajar todas las semanas en diferentes países. La pandemia nos ha dado la oportunidad de detenernos, reflexionar, investigar y, en ese proceso de creación, nos dimos cuenta que teníamos suficiente material para publicar el disco. No fue nada premeditado. Así que, para mí, es un regalo, un hijo no buscado pero muy deseado.
¿Cómo lo describirías?
Es un álbum que tiene alma de rock, con sonidos y atmósferas muy personales, muy cinematográficas, que nos han permitido fusionar la energía del rock, la pasión y el exceso de la ópera.
¿Qué tipo de canciones va a escuchar quien lo compre?
Yo suelo decir que es el disco que me gustaría escuchar. Hay muchísima energía en todos los sentidos. Son canciones, tres de ellas compuestas por mí, apasionadas, algunas muy directas y otras más poéticas, con sonidos muy elaborados.
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¿El nombre de Superstar es porque te consideras una de las nuevas “superestrellas” de la música?
¡Para nada! Yo soy una persona muy tranquila y quien me conoce sabe que nunca he dado un paso adelante sin que me lo indiquen. Quizás he pecado siempre de eso. Por eso, Superstar es un diálogo con mi otro yo, ese alter ego que quiere que Cristina suba al escenario y que se luzca.
El videoclip de este tema ha sido dirigido por tu pareja, Iñigo Irigoyen. ¿Es difícil trabajar con él? ¿Qué tiene de bueno y de malo?
No, no es difícil trabajar con él porque tiene muy claro todo y no le gusta hacer perder el tiempo a nadie. Es una persona muy asertiva y con ganas de ayudar y buscar soluciones. La complicación viene en la preparación. Él trata de mantenerme al margen de las contingencias del rodaje, para no llenarme la cabeza de preocupaciones. Eso es complicado, pero lo llevamos bastante bien
¿En casa habláis mucho de trabajo o, si me permites la broma, te ha dicho él en alguna ocasión: “Vete con la música a otra parte”?
Sí, sí que hablamos. Es inevitable. Todos los días hay entrevistas, actos, sesiones de fotos, ensayos… Nuestra vida está marcada por el calendario de trabajo y él lleva la agenda de todo. Tiene la cabeza llena de datos y los tiene que compartir. Así que he sido yo la que alguna vez le he tenido que decir que se vaya con la música a otra parte, jajaja.
A pesar de las circunstancias, ¿hay prevista una gira con el álbum?
Sí, estrenamos la gira en Madrid. De momento, nos quedaremos aquí a la espera de que podamos salir.
Ahora aterrizas con el espectáculo Rock Talent en Madrid: los días 17 y 24 de abril. ¿Qué nos puedes contar de él?
Rock Talent es el directo que muestra la versión más enérgica y espectacular de Cristina Ramos, la que ha trascendido. Para este espectáculo seleccionamos las canciones que más me han marcado en mi vida, tanto en lo musical como en lo vital, y decidimos traducirlas al lenguaje del rock, con un potente aparato audiovisual y una puesta en escena muy enfocada en el espectáculo. Interpretamos temas que van desde el rock a la ópera pasando por el bolero o el funky y temas propios del último disco. Es mucho más que un concierto de rock.
¿Incluye también temas de tu paso por diferentes talents?
Sí, claro. La gente espera ver la versión más popular y salvaje de Cristina y lo va a ver. Ése es el mayor reclamo. Pero dentro del espectáculo hay mucho más y mi ilusión es que el público conozca otras facetas y el equipazo que me rodea.
Aunque tu carrera musical comenzó hace décadas en Canarias, te diste a conocer en diferentes talents shows. A tenor de esto, pareces muy fan de los concursos ¿es así?
Pues no es nada de lo que parece. Realmente, al único concurso al que fui conscientemente es a La Voz México. A Got Talent fui por una encerrona de mi pareja, y los Champions de Estados Unidos, China y Reino Unido son invitaciones de Simon Cowell. Eran una especie de olimpiadas donde se daban cita los campeones de todo el mundo. Y a eso una no puede decir que no.
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Se te conoce como la “reina de los talents”, ¿qué te parece esa etiqueta? ¿Te molesta?
Para nada me molesta, es por lo que me conoce la gente. Además, los talents en Estados Unidos y el centro y norte de Europa tienen un enorme prestigio. Es todo un honor.
Recientemente presentaste tu candidatura a representar a España en Eurovisión, que finalmente consiguió Blas Cantó. ¿Fue una decepción?
Al contrario, fue toda una sorpresa ver mi nombre en las quinielas. El día que RTVE anunció que iban a elegir al representante de Eurovisión por designación directa, mi nombre fue trending topic en Twitter. Y eso, para una cantante como yo, que no soy tan popular, ver que mucha gente me consideraba digna de ser seleccionada resultó un subidón de adrenalina enorme y un reconocimiento de que las cosas las estamos haciendo bien. Paso a paso, día a día y con cariño. Lo demás, si tiene que venir, vendrá sólo.
¿Volverás a presentarte?
Si quieren que me presente, por supuesto. Pero eso no lo elijo yo, no está en mis manos.
¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Mi madre dice que comencé a cantar antes que a hablar, pero fue, con diecisiete años, cuando me subí por vez primera a un escenario en un grupo de música latina que funcionó bastante bien por las islas. Luego vino el conservatorio y mi vida paralela con grupos de funky , rock, musicales...
Dices que la música ha estado siempre presente en tu vida, incluso en el parto de tu hijo. ¿Es ahora tu mayor fan? ¿Le gusta seguirte en televisión?
Me puse de parto cantando con mi grupo. Ahí comenzaron mis contracciones y, cuando nació Gabriel, lo primero que hice, de manera instintiva, fue cantarle. Es lo que me salió. Recuerdo que la matrona alucinaba al ver como el niño dejó de llorar al escucharme, quitó la música relajante y me preguntó que cómo lo había hecho. “Nunca había visto algo así”, me dijo. Para él, que su mamá cante es algo natural. Lo ha vivido desde que nació.
¿Cómo lleva tu fama?
Ahora tiene doce años y lo cierto es que lo de la fama lo lleva bien, no ha tenido ningún problema con ello. Aquí, en las islas, sí que se me reconoce mucho, pero, para él, es natural que me paren o me vengan a hacer una foto. Incluso es él quien, por lo bajo, me dice que si puede decir quién soy (risas). Quizá lo que más le ha costado es que mamá viaje y no pase tanto tiempo en casa con él, pero hasta a eso se ha acostumbrado. Nunca me ha puesto en la tesitura de tener que elegir.
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