Los pueblos más bonitos de Jaén tienen castillo y un mar de olivos alrededor
La provincia andaluza no tiene mar y no lo necesita, en su paraíso interior cabe de todo, empezando por localidades llenas de encanto rural
Presume de olivares donde nace el mejor aceite de España y de fortalezas medievales –el mayor número de Europa–, de pueblos de casas blancas aupados a las alturas y de una larga historia que desvela su patrimonio y, además, de paisajes hermosos, empezando por el espacio protegido más grande de España, el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, lleno de posibilidades para disfrutar de la naturaleza. La suma de todo ello es una provincia de alma andaluza e influencia manchega tan llena de atractivos como desconocida. Empecemos por desvelarte los pueblos que no debes perderte.
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ALCALÁ LA REAL
Lo primero en Alcalá es subir a sus alturas para ver la panorámica que ofrece el castillo de la Mota, su gran monumento, emplazado sobre una muela rocosa en el mismo punto en el que se unen las provincias de Jaén, Granada y Córdoba y que marcó frontera entre los reinos de Granada y de Castilla. Fue ciudadela, alcazaba, fortaleza y una de las iglesias abaciales más monumentales de Andalucía y hoy el mejor mirador del caserío, que queda a sus pies. Ya abajo, espera una populosa localidad que se recorre primero por la calle Real y luego por la Carrera de las Mercedes mientras se descubre su iglesia de la Consolación, casonas señoriales barrocas y las estrechas calles y casitas encaladas del su pintoresco barrio de las Cruces.
BAÑOS DE LA ENCINA
Érase una vez un pueblo a la sombra de un castillo, pero no un castillo cualquiera, ejemplo de libro de fortaleza musulmana y uno de los más antiguos y mejor conservados de nuestro país. Por eso en su torre del homenaje ondea la bandera de Europa, privilegio que solo comparten los que han cumplido más de un milenio de existencia. Desde las almenas de este gran barco varado en la montaña se divisan los campos olivareros del alto Guadalquivir y los cerros de Sierra Morena, con el embalse del Rumblar a sus pies. Tiene otras joyas artísticas Baños: la iglesia de San Mateo, las casas señoriales del casco histórico, un molino del siglo XVIII, la ermita de Jesús del Llano...
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CAZORLA
En 2022 fue coronada como Capital del Turismo Rural y eso sumó una razón más para acercarse a esta localidad que da nombre a la sierra más famosa de Jaén. ¿La primera sorpresa? Su emplazamiento, encaramada como está a un risco y coronada por un castillo, el de la Yedra –reconvertido en museo de artes y costumbres populares–. A sus pies se asienta el blanco y escalonado caserío que gira en torno a la plaza de Santa María, donde están las ruinas de la iglesia del mismo nombre, obra del famoso arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira. Luego paseando con el rumor del río y sus fuentes como sonido de fondo, se ven bonitos edificios de piedra y bares donde sirven gachamigas, talarinas y el también típico rin-ran. Las excursiones por el entorno redondean la escapada.
HORNOS DE SEGURA
En ese gran espacio protegido jiennense, inmenso, inabarcable y casi infinito que es el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, también se encuentra este pueblo próximo al embalse del Tranco y al nacimiento del río Guadalquivir. Y si bonito es su emplazamiento, con varias aldeas diseminadas y parajes de gran belleza, también el conjunto histórico, situado sobre un gran peñasco donde está el castillo que lo domina y que hoy acoge el Cosmolarium, un espacio de observación astronómica.
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LA IRUELA
Cualquier ruta que se plantee por el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas tiene que pasar por este pequeño y pintoresco pueblo en medio de un mar de olivos que es la puerta de entrada al inmenso espacio natural protegido. De él gustan sus empinadas y estrechas calles, sus pequeñas casas blancas y balconadas con macetas y parras, pero su mejor imagen es la de su castillo templario que lo corona desde una peña. Tomando desde aquí la carretera de Arroyo Frío se van descubriendo los grandes atractivos del parque: el centro de interpretación de la Torre del Vinagre, la Cerrada de Elías –el singular paraje por el que se despeñan en cascada las aguas del río Borosa–, el nacimiento del Guadalquivir, la cascada de Linarejos o el embalse del Tranco, en el que podemos navegar en un barco solar.
MARTOS
Solo porque este pueblo rodeado de un mar de olivos es por el mayor productor de aceite de oliva de España ¡y del mundo!, despierta interés, pero es que, además, Martos está coronado por los restos de un castillo y cuenta con una larga lista de monumentos interesantes, empezando por la iglesia de Santa María de la Villa, un buen puñado de iglesias y capillas y el edificio de la antigua Cárcel y Cabildo, perfecto ejemplo del manierismo andaluz.
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QUESADA
Una bella carretera une Cazorla y Quesada, otro de esos pueblos serrano encaramado a un cerro desde donde otea cumbres más altas que él. En su laberíntico casco histórico todavía quedan restos de la muralla que la protegió en tiempos de dominio árabe. Dos lugares para no perderse son el Museo Rafael Zabaleta, uno de los más reconocidos pintores de mitad del siglo pasado, amigo de Picasso, que acoge, además, los fondos del poeta Miguel Hernández, casado con la quesadeña Josefina Manresa, y la Cueva del Agua de Tíscar, una gruta natural a pocos kilómetros de ella.
SEGURA DE LA SIERRA
Desde El Yelmo, la cumbre más famosa de la Sierra del Segura y una montaña mágica para los amantes de los deportes al aire libre, se divisa a lo lejos esta bella localidad con historia que, como muchas otras de Jaén, corona una alcazaba hispanomusulmana imponente, hoy un centro de interpretación. A sus pies está el caserío blanco, con un puñado de monumentos interesantes en sus estrechas calles, como el ayuntamiento, la iglesia de Santa María del Collado, restos de murallas, los baños árabes y la casa en la que vivió en el siglo XV el famoso poeta Jorge Manrique.