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LA IRUELA (JAÉN)

Cualquier ruta que se plantee por la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas tiene que pasar por este pequeño y pintoresco pueblo situado a pocos kilómetros de Cazorla, ya que es la puerta de entrada a este protegido espacio natural, uno de los más grandes de Europa. Su mejor imagen es la que brinda su castillo templario, que lo corona desde su peña.

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OLVERA (CÁDIZ)

Olvera es un pueblo blanco como la nieve y serrano serrano. No hay más que dar un paseo por sus calles para ver que sus casas resumen a la perfección la arquitectura tradicional de la sierra. Pero es que además está coronado por un castillo que le otorga su peculiar silueta. Lo que tampoco hay que dejar de hacer antes de continuar camino en este pueblo gaditano es entrar en su iglesia de la Encarnación y en el centro cultural La Cilla.

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ANTEQUERA (MÁLAGA)

Antequera es una pequeña ciudad de casas blancas con numerosos palacios y casas señoriales blasonadas que evidencia que fue una importante ciudad barroca, pero es que además esconde una impresionante alcazaba y una colegiata, la de Santa María la Mayor, que es uno de los ejemplos más bellos del Renacimiento andaluz. Además de todo ello, que ya es mucho, lo que todos llegan buscando a ella son sus monumentos megalíticos: el dolmen de Viera, el de Menga y el tholos del Romeral, a los que hay que sumar los monumentos naturales del Torcal de Antequera y de la Peña de los Enamorados, declarado Patrimonio de la Humanidad.

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PRIEGO DE CÓRDOBA (CÓRDOBA)

Priego es un pueblo imprescindible de Córdoba para pasear sin prisas en primavera, perfumado como está por el aroma de las flores que inundan sus fachadas. Con este olor en el ambiente se descubren sus iglesias y palacios barrocos y su maravilloso barrio de la Villa, un angosto entramado de callecitas empedradas y plazoletas donde reside la quintaesencia de la ciudad musulmana y medieval. No hay que dejar la villa sin descubrir los aceites denominación de origen Priego de Córdoba, visitar una almazara para conocer su proceso de fabricación y sus olivares centenarios.

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VÉLEZ-BLANCO (ALMERÍA)

De la época árabe ha heredado este pueblo almeriense de la comarca de los Vélez su estructura urbana, un conjunto muy bien conservado de casas blancas coronado por el imponente castillo renacentista de los Fajardo. A su valioso entorno, en el Parque Natural de la Sierra de María-Los Vélez, también suma la riqueza arqueológica de sus yacimientos y cuevas, especialmente la de los los Letreros, en una de cuyas paredes puedes contemplar dibujada la silueta del Índalo, el símbolo que es emblema de Almería.

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CARMONA (SEVILLA)

Un resumen de la estética, la arquitectura y el carácter del sur. Así es este bonito pueblo sevillano que pasa por ser uno de los más monumentales de Andalucía. Se descubre paseando por sus calles y plazas, a las que asoman un amplio catálogo de casas blasonadas, palacios, iglesias, conventos y museos. Por eso no extraña que cada dos por tres sea elegida como escenario de rodaje de películas y series de televisión. Dos cosas que no tendrías que perderte son: probar los deliciosos dulces de las monjas del convento de Santa Clara y entrar en su iglesia para descubrir, con sorpresa, unas cuantas obras de Zurbarán.

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MONTEFRÍO (GRANADA)

En tiempos del asedio cristiano al reino nazarí, el frente montañoso del poniente granadino se erizó de fortalezas, alcazabas, atalayas y torres vigía. Una de las fortalezas de esta imponente línea defensiva fue la de Montefrío que hoy, ya en tiempos más tranquilos, regala una de las estampas más hermosas y pintorescas de Granada, coronando este pueblo arremolinado en torno al cerro en forma de ola en el que se levanta. Además de su castillo y de la iglesia que lo acompaña en la cima del escarpe rocoso, hay que disfrutar de las panorámicas sobre sus campos de cereales y olivos, no en vano en 2015 National Geographic le incluyó en su lista de los diez pueblos con mejores vistas de todo el mundo.

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ARACENA (HUELVA)

Es la capital de la sierra y el parque natural onubense que llevan su nombre, pero es que, además, Aracena es una de las localidades más bellas de la región, con un casco histórico declarado de interés cultural. Su castillo del siglo XIII es para enmarcar, entre cuyos muros se encuentra su iglesia prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor, que conserva el almirar de la mezquita que le antecedió. Hay otras iglesias y ermitas de diferentes épocas, viviendas serranas y un protagonista, el jamón, rey de la gastronomía onubense, que aquí sabe de modo especial.

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