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VALVERDE DE LOS ARROYOS

La ruta de los pueblos negros tiene el mejor final que se puede imaginar: el pueblo con más encanto de la sierra. Por sus casas de piedra con tejados de lajas de pizarra y sus balconadas de madera cuajadas de flores, su iglesia, la plaza mayor... Y la senda que, después de media hora caminando, conduce a las chorreras de Despeñalagua, unas soberbias cascadas donde las aguas de un afluente del río Sorbe dan un gran salto –en realidad son tres consecutivos– de 80 metros desde una pared rocosa.

 

Presta atención en Valverde de los Arroyos a:

 

  • La fuente que decora la plaza Mayor.
  • El Museo Etnográfico, con salas dedicadas al telar, a la matanza, la arquitectura negra o el rincón de la danza.
  • Visitar muy cerca la aldea rehabilitada de Umbralejo
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MOLINA DE ARAGÓN

La ruta de los Caminos del Cid pasa por esta villa medieval amurallada que, en otro tiempo, cuando esta zona era tierra de frontera entre los reinos de Castilla y Aragón, era capital del Señorío. Desde su vasto recinto amurallado se abarca toda la villa, pero una vez contemplada hay que bajar y admirar sus palacetes renacentistas y barrocos, entrar en sus siete iglesias, sobre todo en la románica de Santa Clara, cruzar la plaza de España, y después pasear por sus viejos barrios de la judería y la morería.

 

Presta atención en Molina de Aragón a:

 

  • Hacer la foto ineludible desde el puente románico sobre el río Gallo.
  • Subir a la torre de Aragón, que acoge un centro de interpretación.
  • Ver las colecciones que guarda el Museo Comarcal en el monasterio de San Francisco.
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SIGÜENZA

Desde su castillo monumental en lo más alto hasta el jardín de la Alameda, Sigüenza es un continuo disfrute, con callejuelas que aquí llaman travesañas, plazuelas con soportales, una catedral llena de delicadas obras de arte, iglesias románicas, arcos y soberbios edificios de piedra que gustan a los que van en busca de conjuntos medievales auténticos. Lo que también gusta es después sentarse en uno de sus restaurantes y comer un asado, que aquí tienen fama.

 

Presta atención en Sigüenza a:

 

  • Tomarte un café en el castillo-Parador.
  • Visitar las obras de rehabilitación de la iglesia de Santiago y su conversión en fechas próximas del Centro de Interpretación del Románico.
  • Disfrutar de una gastronomía con estrella Michelin en El Doncel o El Molino de Alcuneza.
  • Hacer la excursión por el barranco del río Dulce, con una sucesión de gargantas, una bonita cascada y un panorámico mirador sobre las hoces.
     
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PASTRANA

Un pueblo precioso con una gran densidad monumental. Así es esta villa ducal de calles medievales e historia abrumadora con dos protagonistas: la princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús. Siguiendo los pasos de la primera se empieza a descubrir Pastrana por la plaza de la Hora, donde se levanta el palacio Ducal, en el que permaneció encerrada hasta su muerte la princesa. Después hay que pasar por el convento del Carmen –fundado por la Santa abulense–, el de San Francisco y la plaza de los Cuatro Caños, antes de llegar a la colegiata de Nuestra Señora de la Asunción para contemplar su magnífica colección de tapices flamencos, que si la llaman la Capilla Sixtina de Pastrana es por algo.

 

Presta atención en Pastrana a:

 

  • El balcón del Palacio Ducal al que se asomaba la princesa de Éboli.
  • A las afueras de la villa, el convento del Carmen, que fundara la Santa abulense.
  • Apuntarse a las visitas teatralizadas los primeros sábados de mes.
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ATIENZA

Tiene el título de villa y como los lugares importantes, esta localidad de la Serranía de Guadalajara posee un castillo en lo alto y un buen catálogo de arte. Atienza hoy es un pueblo tranquilo de unos 400 habitantes, pero en la Edad Media, su época de esplendor, llegó a tener 10.000 y ¡15 iglesias! Cuenta con dos grandes plazas, la de España y, unida a esta por el arco de Arrebatacapas, la bonita plaza del Trigo, de aire castellano, con casas de arquitectura tradicional con soportales y la iglesia de San Juan. Paseando se ven también elegantes viviendas blasonadas, restos de muralla y una colección de iglesias románicas que viven nuevos tiempos convertidas en museos.

 

Presta atención en Atienza a:

 

  • La vista desde el castillo, al que se accede subiendo por el paseo que recorre parte de la muralla.
  • El Museo de la Caballada, dedicado a su fiesta de interés turístico nacional, en la iglesia de la Trinidad.
  • Seguir la huella del románico en los pueblos próximos de Albendiego y su ermita de Santa Coloma, Galve de Sorbe, Campisábalos y Villacadima.
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CAMPILLO DE RANAS

Nada desentona en este pueblo de la Sierra Norte de Guadalajara con vistas al pico Ocejón. Es un muestrario de arquitectura negra, con construcciones de gruesos muros, tejados y pavimentos de lajas de pizarra preparadas para resistir el clima severo de estas altitudes. No desentona en el núcleo principal ni en las pedanías: El Espinar, Robleluengo, Roblelacasa y los despoblados de La Vereda, El Vado y Matallana.

 

Presta atención en Campillo de Ranas a:

 

  • La ruta senderista que lleva a la cascada del Aljibe, la excursión más recomendable.
  • La esbeltez de la torre parroquial, también levantada en piedra de pizarra.
  • El mirador de la fuente de las Ranas

 

Pueblos medievales para hacer un viaje en el tiempo

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BRIHUEGA

Todo se revoluciona en Brihuega cuando llega el mes de julio y la naturaleza regala el espectáculo sensorial de la lavanda en flor, que tiñe de color morado sus campos. Pero el resto del año, este pueblo alcarreño a una hora de Madrid vive más tranquilo, ahora en boca de todos porque su Real Fábrica de Paños, que tanta prosperidad dio a la villa, ha sido convertido en el primer cinco estrellas de la provincia. Como conjunto histórico que es tiene mucho que ver, empezando por la antigua muralla árabe y el Prado de Santa María, donde está el castillo de la Piedra Bermeja y la iglesia románica de Santa María de la Peña. Tiene varias iglesias románicas más, museos y unas singulares cuevas de época árabe bajo la plaza del Coso.

 

Presta atención en Brihuega a:

 

  • La mejor imagen del Brihuega la regalan los jardines de la Real Fábrica de Paños, desde donde contemplar el frondoso y verde valle del Tajuña hasta donde se pierde la vista.
  • El antiguo convento de San José, que acoge dos museos.
  • La plaza de toros adosada a la muralla.
  • Los productos artesanales con aroma a lavanda que venden en la tienda Aromas de la Alcarria.
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TRILLO

En río Cifuentes vierte sus aguas en el Tajo justo en el mismo pueblo de Trillo, formando espectaculares cascadas antes de que lo cruce su puente de origen árabe. Así que en esta localidad pasear por sus orillas es la actividad más habitual, que por algo es la puerta del Alto Tajo. A solo 2 kilómetros están los famosos baños de Carlos III, de cuyas aguas termales dicen que ya se beneficiaban los romanos.

 

Presta atención en Trillo a:

 

  • Hacer un recorrido en piragua por el río Tajo.
  • Subir a las Tetas de Viana, dos cerros que se asemejan a 6 kilómetros de Trillo
  • Disfrutar de las aguas termales en el balneario.

 

Seis escapadas cerca de Madrid, una por cada autovía desde el km 0

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CIFUENTES

La capital de La Alcarria y de la miel es también el lugar donde nació la famosa princesa de Éboli. Pero puede presumir, además, de un montón de cosas, empezando por el castillo de Don Juan Manuel, su curiosa plaza mayor triangular, la iglesia románica del Salvador, un par de conventos –el de San Francisco y el de Dominicos–, una sinagoga, que también tuvo barrio judío, y, sobre todo, manantiales que nacen bajo sus casas y en los que brota el río Cifuentes, que corre por la localidad.

 

Presta atención en Cifuentes a:

 

  • Las vistas desde el castillo de Don Juan Manuel
  • Admirar la Casa de los Gallos.
  • El yacimiento visigodo El Tesoro-Carramantiel, en Gualda.
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ZORITA DE LOS CANES

 

Decía Camilo José Cela que La Alcarria “es un lugar al que la gente no le da la gana venir”. Y los que no llegan se pierden joyas como este encantador pueblo a 10 minutos de Pastrana que se asienta en una curva del Tajo y se resguarda a los pies de un cerro rocoso. En lo alto se levanta un castillo que primero fue musulmán y luego de la orden de Calatrava. Y ahí al lado queda el Parque Arqueológico de la gran ciudad visigoda de Recópolis, construida por Leovigildo para su hijo y futuro rey Recaredo.

 

Presta atención en Campillo de Ranas a:

  • La visita a Recópolis es guiada (y a veces hasta teatralizada) y también cuenta con un centro de interpretación.
  • Una comida en el restaurante Abuela Maravillas, sobre el pilar de un antiguo puente del siglo XVI que salva las aguas del Tajo.

 

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