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HACER LA PROLONGACIÓN JACOBEA… HASTA FINISTERRE

Qué buen remate al Camino de Santiago, en este celebrado año jacobeo, que aventurarse a hacer lo que llaman la Prolongación Jacobea o el Camino de Fisterra y Muxía. Una suerte de epílogo que va mucho más allá de la catedral donde descansa la tumba del Apóstol. El trayecto, que parte desde Compostela hasta el cabo de Finisterre, conforma un itinerario mítico-simbólico que atraviesa pueblos pintorescos, iglesias románicas, cementerios peculiares y un litoral hermoso y abrupto que pone la guinda definitiva. Numerosos peregrinos optan por abordar este apéndice que, además de las connotaciones religiosas, es fruto de una tradición milenaria: la de caminar siguiendo el curso del sol hasta los confines de la tierra, allí donde la Costa da Morte era el límite del mundo conocido.

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UNA RUTA (Y NO SÓLO DE VINO) POR RUEDA

Ahora que comienza la vendimia, es buen momento para descubrir los secretos de esta tierra, que es la cuna de una denominación de origen que ha conquistado el mundo. Nos referimos a Rueda (dorueda.com/es/), la meca de la uva autóctona verdejo que da lugar a unos blancos deliciosos y que se encuentra entre las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila. Saltar de bodega en bodega en este paisaje de cepas retorcidas es un plan divertido para septiembre, cuando hay muchas propuestas para que la visita se complemente con catas, itinerarios ecuestres, excursiones nocturnas a los viñedos… Pero más allá de su dimensión enológica, emprender esta ruta en pleno corazón de Castilla pasa también por repasar la Historia bajo la sombra de dos mujeres poderosas (Isabel la Católica y Juana la Loca), descubrir la elegancia del mudéjar o disfrutar de una gastronomía de bandera.

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EL ÚLTIMO BAÑO EN LAS LAGUNAS DE RUIDERA

Considerado una de las Siete Maravillas Naturales de España, a este parque natural asentado en medio de los campos de Albacete y Ciudad Real a menudo lo comparan con Plitvice, la maravilla líquida de Croacia: en términos científicos, ambos constituyen la mejor representación de lagos formados por la acumulación de carbonato cálcico. Pero más allá de su valor geológico, este lugar conforma todo un espectáculo visual. Un conjunto de quince lagunas conectadas entre sí a través de cascadas que enlazan unas con otras como vasos comunicantes y que están abrazadas por un manto de frondosos bosques. Por todo ello, se trata de una opción fantástica para darse un buen chapuzón y sentir que el verano no se agota. Eso o practicar algún deporte náutico, como vela o kayak.

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LA ALPUJARRA SIN TURISTAS

Despojada ya de los curiosos ocasionales que llenan sus calles durante el verano, esta región andaluza compartida por Granada y Almería se presenta como un rincón delicioso para descubrir en septiembre. Un conjunto de pueblos blancos como copos de nieve que se desparraman por las faldas de Sierra Nevada y que conservan el exotismo musulmán puesto que por algo fueron el último baluarte de los moriscos en España y el refugio de Boabdil después de perder la adorada ciudad de La Alhambra. Nada hay como una ruta por estos parajes congelados en el tiempo entre carreteras serpenteantes y huertos que se asoman al abismo. Lanjarón, Órgiva, Trevélez y las pintorescas Capileira, Pampaneira y Bubión, son algunas de las paradas imprescindibles.

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RAFTING Y SENDERISMO EN LLEIDA

Atención a los más intrépidos porque esta provincia catalana enmarcada por las montañas se erige en uno de los principales ejes del turismo activo de la península. Un paraíso para la multiaventura en el que, de entre todos los deportes, el rafting es el que se lleva la palma, con el famoso descenso del río Noguera Pallaresa, perfecto para principiantes y expertos. Los más tranquilos podrán optar por el senderismo, ya que esta tierra anda sobrada de bonitos paisajes tanto en el área de los Pirineos como en la zona sur. Destacan especialmente las rutas del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, como la del Cinquè Llac, la Via Calda, o los Carros de Foc.

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ELCHE ENTRE MILES DE PALMERAS

Así, como si se estuviera en un paraje tropical, puede sentirse uno en Elche, rodeado de palmeras. Nada menos que unos 200.000 ejemplares en lo que supone el mayor palmeral de Europa, tan sólo superado a nivel mundial por algunos otros palmerales árabes. Por eso está declarado Patrimonio de la Humanidad y por eso esta interesante localidad alicantina es un buen lugar para estirar el verano al calor de su patrimonio histórico, su riqueza natural y sus playas apenas urbanizadas. Una ciudad que es, además, famosa por su emblemática Dama que, si bien descansa en Madrid, exhibe la copia más perfecta (con técnica láser de reconocimiento tridimensional) en el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE).

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BILBAO DE MODA

Siempre lo está esta ciudad dinámica y cosmopolita, a la que merece la pena dedicarle unos cuantos días para conocerla en profundidad. Más allá del icónico Guggenheim, hay planes tan interesantes como subir en el finicular de Artxanda, curiosear por el Mercado de la Ribera, descubrir el Azkuna Zentroa, hacer una ruta por su premiada arquitectura o visitar el estadio de San Mamés. Eso y su gastronomía insuperable, desde los imprescindibles pintxos bilbaínos hasta templos de la sabiduría culinaria como es el mítico Zortzico (zortziko.es).

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FUERTEVENTURA PARA OLVIDARSE DEL MUNDO

Más allá de sus 150 kilómetros de playas paradisíacas (algunas de las cuales se cuelan entre las mejores de Europa), de su clima subtropical (benigno durante todo el año) y de ese entorno fabuloso que le ha llevado a ser declarada, toda ella, como Reserva de la Biosfera, esta isla es para muchos el lugar donde encontrar la paz. No en vano dicen que aquí hasta la brisa marina llega cargada de iones negativos que tienen un efecto relajante. Pero además de esta sensación de calma encontramos espectaculares parajes volcánicos, pueblos encantadores y una gastronomía tal vez algo olvidada y, sin embargo, exquisita. En septiembre podemos encontrar ofertas de vuelos con compañías como Vueling desde 30€ con salida desde Barcelona.

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MALLORCA Y SU CITA CON EL DISEÑO

La mayor de las Baleares es siempre un plan excelente para empaparse de naturaleza, descubrir la oferta cultural de la capital, detener el tiempo en sus pueblos marineros o sentir que el verano no acaba en sus bonitas calas encajadas entre bosques de pinos. Y todo ello, claro, agraciado con un clima puramente mediterráneo. Este septiembre, además, la isla cuenta con el aliciente de acoger el mayor evento del diseño del archipiélago: Mallorca Design Day (mallorcadesignday.es/), una cita para los nuevos talentos de la moda, la fotografía y el interiorismo bajo la temática de Salvar el mar (Save the Sea). Esta edición, que se celebrará los días 23 y 24 en la ciudad de Inca y que estará adaptada a los nuevos tiempos (con una plataforma digital y un canal en streaming) convertirá a Mallorca en un meeting point internacional.

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Y SI QUIERES SALIR DE ESPAÑA... MADEIRA PARA ROZAR LAS NUBES

Los amantes del senderismo deben conocer este vergel en medio del océano, en el que se esconde una de las mayores explosiones de naturaleza del Viejo Continente. Una isla apodada ‘el jardín del Atlántico’, a la que todavía es fácil llegar en septiembre con vuelos directos desde España.

Entre sus atractivos hay cientos de parajes donde gastar las botas: desde una costa salpicada de acantilados, hasta miles de kilómetros de canales o levadas, pasando por rutas señalizadas sobre majestuosos picos o a través de fantasmagóricos bosques de laurisilva. Por si fuera poco, la belleza no es menor en el resto de las islas que conforman el archipiélago: Porto Santo (habitada también) y Desertas y Selvagems, dos pequeñas ínsulas mantenidas como parque natural. Todas están tapizadas de increíbles plantas subtropicales y de bellos paisajes que se elevan sobre las nubes.

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