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ZUMAIA Y LOS FLYSH

La ermita de San Telmo, asomada a la playa de Itzurun (en la imagen), además de un reconocible escenario de la película Ocho apellidos vascos, es un mirador único en medio del verde entorno de Zumaia. Desde ella se contempla un litoral de acantilados que –hasta Deba– esconde un singular tesoro natural: los flysh, estratos rocosos que durante millones de años han sido modelados por la acción continua del mar y son como un libro de historia geológica.

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PASAJES DE SAN JUAN

Desde la playa de Zurriola de San Sebastián arranca un sendero de 7,4 kilómetros que discurre por el monte Ulía y ofrece una de las mejores vistas de la ciudad. Tras dejar atrás el faro de la Plata, el final de este tramo del Camino de Santiago del Norte lleva hasta Pasai San Pedro, donde visitar la factoría marítima Albaola. Frente a este pueblo marinero queda otro de postal: Pasai Donibane (Pasajes de San Juan), al que se cruza en lancha para admirar sus pasajidos bajo las casas, sus txokos o tomar un txakolí en su animada plaza de Santiago.

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PLAYA DE LAGA

Bañistas y surfistas aprecian este salvaje arenal de la costa vizcaína situado en un extremo de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, donde las olas han esculpido cuevas al pie de los acantilados calcáreos de más de 200 metros de altura que la escoltan. De arena blanca y fina y ventosa, la playa donde Mariah Carey grabó su videoclip Sweetheart ofrece su mejor imagen desde el mirador del cabo Ogoño.

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SAN JUAN DE GAZTELUGATXE

 La ermita más marinera de cuantas se asoman al Cantábrico se sitúa sobre un gran peñasco al que, según la leyenda, trepó San Juan el Bautista. El lugar no no puede ser más singular, pues está en un istmo diminuto del cabo Matxitxako, entre Bakio y Bermeo, en el punto más septentrional de Bizkaia. Para llegar hasta ella hay que caminar por un serpenteante sendero de piedra y ascender los 241 escalones que salvan la lengua de mar (en estos momentos cerrado por desprendimientos). Aunque su mejor imagen se contempla desde el mirador que se asoma al acantilado, para tener otras perspectivas, nada mejor que una excursión en barco partiendo desde Bermeo.

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HONDARRIBIA Y LA BAHÍA TXINGUDI

Lo primero en este pueblo de la costa de Gipuzkoa es echarse a andar por el paseo marítimo haciendo parada, primero, en el barrio de la Marina, con sus coloridas casas de pescadores y sus típicos bares de pintxos con terraza. Y llegar después hasta el bonito casco antiguo amurallado, de calles empedradas y casonas blasonadas y coronado por la iglesia y la fortaleza de Carlos V, hoy Parador. Desde lo alto se tiene una de las mejores vistas de la bahía de Txingudi, que separa la playa de Hondarribia de la de Hendaya, ya en Francia, y que une un barquito que va de orilla a orilla. Para seguir disfrutando del mar, el monte Jaizkibel.

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GETARIA

En una península con forma de ratón se concentra esta preciosa villa marinera con numerosos encantos: un pintoresco y activo puerto; un conjunto de casas medievales, un bonito rincón que componen la iglesia de San Salvador, la torre de los Zarautz y Olaso y el pasadizo de Cataprona; las playas de Malkorbe y Gaztetape; un paseo costero al pie de sus acantilados y una atracción para los amantes de la moda, el museo dedicado al modisto Balenciaga, el Guggenheim de la moda, que aquí nació (como también Juan Sebastián Elcano) y hoy se le rinde homenaje en un espectacular museo anexo al Palacio Aldamar.

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PLAYAS DE SOPELANA

Muy cerca de Bilbao, tanto que se puede ir en metro desde la ciudad, están las dos amplias playas de Sopelana: Arrietara y Atxabiribil, que juntas forman la segunda más larga de Bizkaia. Respaldadas por acantilados, son ideales para iniciarse en el surf, pues tienen olas para todos los gustos y niveles, pero los que buscan disfrutar de su lado más tranquilo, se entretienen paseando, dándose un baño u observando en sus estratos rocosos el fenómeno geológico conocido como flysh.

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MUTRIKU

Rodeado de montañas, en la comarca del Bajo Deva, se esconde el último municipio de la costa occidental guipuzcoana, con sus estrechas calles que van a parar al puerto, la playa de Saturrarán, su ambiente marinero y un buen número de edificios interesantes, como el templo de la Asunción, varios palacios barrocos y la torre medieval de Berriatúa.

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SAN SEBASTIÁN

Es su incomparable paisaje natural, abierta a la bahía de La Concha y enmarcada por los montes Igeldo, Urgull y Ulía, y, justo en medio, la isla de Santa Clara. Pero también su casco viejo que se brinda al txikiteo, sus playas –la de Zurriola y Ondarreta, además de la Concha–, el Ensanche y su dinamismo cultural o su gastronomía –tiene el mayor número de estrellas Michelin por habitante del mundo–, lo que hace de San Sebastián una ciudad privilegiada.

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PUENTE DE BIZKAIA

Los dos márgenes de la ría de Bilbao, están unidos, desde finales del siglo XIX, por el primer puente transbordador del mundo, una gran obra de ingeniería declarada Patrimonio de la Humanidad. Más de cien años después, su barquilla sigue trasladando en poco más de un minuto a peatones y vehículos entre el barrio de Las Arenas de Getxo y Portugalete. Otra forma de disfrutarlo es subir a la pasarela que recorre a 45 metros de altura este mecano colosal y admirar las vistas. Y más atrevida, la escalada o el salto atado a una goma desde sus alturas (puente-colgante.com).

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LEKEITIO

Para pasar unos días disfrutando del mar, este bonito pueblo pesquero de la costa de Bizkaia tiene numerosos alicientes. El primero, sus playas: la de Isuntza, la principal; Karraspio, la más larga, y, en la desembocadura del río Lea, La Salvaje, la más pequeña, con unas vistas espectaculares del entorno. También un casco antiguo con un rico patrimonio artístico en el que sobresalen algunos palacios y la basílica de la Asunción de Santa María. Pero también su animado ambiente estival, el faro de la Tala, donde muchos se acercan para ver cómo se enrabieta el Cantábrico, o la isla de San Nicolás, alcanzable a pie en bajamar.

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RESERVA DE URDAIBAI

Decenas de especies de aves la utilizan como lugar de paso y zona de descanso de anidación y de cría, pero Urdaibai es mucho más que un paraíso para las aves, es el espacio natural con la mayor diversidad paisajística y ecológica de la costa vasca. Reserva de la Biosfera, además de Patrimonio de la Humanidad, alberga un valioso tesoro biológico cuyo corazón es el río Oka, que se transforma en ría al llegar a Mundaka y crea unas espectaculares marismas llenas de vida. Playas bellísimas como Laida y Laga, miradores naturales como el peñón de Ogoño o la ermita de San Pedro de Atxarre en Ibarrangelu o los preciosos pueblos de Bermeo, Elantxobe y Mundaka se reúnen en este espacio.

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