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MONASTERIO DE SAN ISIDORO DEL CAMPO

Distancia: 10 kilómetros (15’)

En Santiponce, próximo al Guadalquivir, Guzmán el Bueno fundó como panteón familiar este cenobio sobre una vieja ermita mozárabe donde la leyenda aseguraba que había sido enterrado San Isidoro de Sevilla. Por él pasaron numerosas órdenes religiosas, pero fue conocido, sobre todo, porque en el siglo XVI fue un activo foco intelectual y reducto de una notable comunidad de monjes que acabaría perseguida por la Inquisición. El retablo mayor del imaginero barroco Juan Martínez Montañés, el claustro de los Evangelistas y la decoración de la sala capitular y el refectorio son algunas de las joyas de este gran conjunto monumental.

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ITÁLICA

Distancia: 14 kilómetros (16’)

Cuna de los grandes emperadores Trajano y Adriano, la aristocrática Itálica fue fundada por Publio Cornelio Escipión en el año 206 a. C. en un estratégico cruce de rutas entre Sierra Morena y el valle del Guadalquivir. Hoy sus vestigios son uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España. El recorrido por las ruinas nos hace imaginar su grandiosidad mientras se van descubriendo el imponente anfiteatro –con capacidad para 25.000 personas–, las termas mayores, su sistema de saneamiento, la disposición de sus barrios, la casa de la Exedra, el mosaico de Neptuno, la casa de los Pájaros y, fuera del conjunto, rodeado por las viviendas modernas de Santiponce, el teatro romano. Además de las ruinas, que se visitan por libre o con guía, próximo al anfiteatro existe un centro de interpretación (italicasevilla.org).

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ALDEA DE EL ROCÍO

Distancia: 82 kilómetros (1 h’)

En torno a la ermita de la Virgen del Rocío gira la vida de esta pequeña aldea de casas blancas del municipio de Almonte enclavada en el corazón del Parque Nacional de Doñana y a 15 kilómetros de la playa de Matalascañas. Un lugar único donde vivir el fervor religioso hacia la Blanca Paloma, y centro de una de las romerías más coloridas y vistosas de nuestro país. Pero también un importante paraje para la práctica de actividades ecuestres.

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CARMONA

Distancia: 35 kilómetros (30’)

No es extraño visitar esta ciudad sevillana y encontrarse con el rodaje de una película o una serie de televisión en sus calles. Y así es porque es una monumental, con un amplio catálogo de casonas blasonadas, palacios, iglesias, conventos y museos que resumen la estética y la arquitectura andaluza. Se descubre paseando por sus calles y plazas, visitando el alcázar de la Puerta de Sevilla y otras puertas monumentales de la antigua muralla, los templos de San Pedro y Santa María. A las afueras queda la necrópolis romana, un asombroso laberinto de tumbas, sepulcros, cámaras, santuarios y mausoleos subterráneos excavados en la blanda roca de los Alcores.

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OSUNA

Distancia: 87 kilómetros (1 h)

La historia ha sido generosa con esta ciudad que fue romana, luego árabe y escribió sus mejores páginas durante el renacimiento y el barroco, cuando, gracias a los duques de Osuna, llegó a ser, en el siglo XVI, epicentro del arte y el saber. De aquellos tiempos son sus edificios más monumentales: la Colegiata, con obras de José de Ribera; la prestigiosa Universidad, el monasterio de la Encarnación y un puñado de iglesias excelsas y suntuosos palacios, como los que se asoman a la calle de Carrera o a la de San Pedro. Su última página, la más reciente de su historia, relata cómo los productores de Juego de tronos convirtieron Osuna en la ciudad de Meereen en la temporada 5 de la serie.

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UTRERA

Distancia: 30 kilómetros (33’)

Cerca de la capital, en plena campiña, Utrera es un pueblo de calles blancas típicamente andaluzas y larga historia. Las plazas del Altozano y la Constitución son el punto de partida para un paseo que recorre las casas-palacio que se levantan en los barrios de Santiago y Santa María, la antigua judería, las iglesias de San Francisco y Santiago el Mayor, entre otras, y llega al castillo árabe, que conserva su torre del homenaje y su plaza de armas. De toros bravos, cría caballar, cantes flamencos y gastronomía también saben mucho en Utrera.

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ÉCIJA

Distancia: 86 kilómetros (1 h)

La ciudad de las torres, le dicen a esta ciudad a orillas del río Genil. Y así es porque ya desde muy lejos se adivinan todas esas «giraldillas» que sobresalen sobre el barroco caserío. Las más esbeltas y admiradas son las de San Juan, con sus brillos de azulejos, y San Gil, coloreada por el ladrillo rojizo. La de Santiago se distingue por su blancura, y la de Santa María es la que recuerda a la Giralda sevillana, pero también están las de Santa Cruz, Santa Ana o las gemelas de la Concepción. Más allá de estas torres, Écija también posee un buen catálogo de casonas y palacios levantados a lo largo del siglo XVIII que se asoman a sus calles principales, las que rodean a la plaza de España, epicentro de la vida diaria.

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CERRO DEL HIERRO

Distancia: 45 kilómetros (1 h)

Verdes dehesas, cerros de mediana altura y valles cubiertos de pinos, castaños y quejigos por los que descienden caudalosos ríos configuran el perfil de este paraíso natural, que sirve de refugio a especies como el buitre negro o el águila imperial. En este territorio descubriremos también un conjunto de pueblos serranos con un valioso patrimonio monumental barroco, como Cazalla de la Sierra, Constantina, El Pedroso o Alanís. Y para los que van en busca de tesoros naturales, tres lugares imprescindibles: la ribera del Huéznar, con uno de los bosques de galería más valiosos de Andalucía; el robledo de Constantina y el agreste relieve de agujas, pináculos, desfiladeros y oquedades del Cerro del Hierro (en la imagen), una vieja explotación minera cincelada por el agua, el viento y la mano del hombre a la que se llega por una vía verde.

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ALCALÁ DE GUADAIRA

Distancia: 19 kilómetros (30’)

Numerosas batallas y escaramuzas se sucedieron en este extenso complejo fortificado situado sobre un promotorio de Alcalá de Guadaira en aquel tiempo en el que las fronteras cambiaban de dueño de la noche al día. El castillo es hoy la seña de identidad de esta villa sevillana a los pies del río Guadaira, además de su mejor mirador. Un viejo alcázar árabe que se extiende en torno a dos patios y una impresionante muralla con puertas, torres y barbacanas y que se disfruta con perspectiva desde el camino de ronda.

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ISLA MAYOR

Distancia: 42 kilómetros (50’)

Las aguas del Guadalquivir y las de su afluente el Guadiamar delimitan este paisaje de marismas sorprendente y muy cinematográfico, pues sirvió de escenario a La Isla Mínima. Son 38.000 hectáreas las que conforman el mayor arrozal de Europa, un laberinto en constante cambio, en los que se descubren pequeños poblados, cooperativas arroceras y miles de especies de aves. A las puertas del Parque Nacional de Doñana, este valioso espacio se ha convertido en paraíso para el turismo ornitológico.

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