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ESTATUAS MOAI, EN LA ISLA DE PASCUA… Y EN JAPÓN

Las misteriosas estatuas de la Isla de Pascua (a la izquierda), en Chile, tienen su réplica en la prefectura japonesa de Miyazaki, concretamente en el parque temático de Sunmesse Nichinan (a la derecha). Como agradecimiento a la ayuda recibida por el gobierno japonés para la reparación de las originales, se permitió a los asiáticos crear estas siete copias de cinco metros de altura que se alzan al pie del océano. Dicen que tienen el poder de traer diferentes tipos de suerte, desde la buena salud al éxito empresarial.

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LA ESTATUA DE LA LIBERTAD DE NUEVA YORK… Y DE PARÍS

No muchos saben que la Estatua de la Libertad ( a la izquierda) fue un regalo de Francia a Nueva York, mandada en 300 piezas de cobre que fueron ensamblándose tras levantar el pedestal. Su interior fue diseñado por Gustavo Eiffel, que poco tiempo después levantaría la Torre Eiffel. Solo tres años más tarde que la de Estados Unidos, la comunidad parisina residente en América, para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa, regaló otra a la capital francesa (a la derecha). Es un poco más pequeña que la primera, pero ahí está, en una isla del río Sena, la de los Cisnes, a la que se llega en metro desde la estación de Bir-Hakeim.

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PUERTA DE BRANDEBURGO, EN BERLÍN… Y EN MADRID

Protagonista de la historia de Alemania, esta antigua puerta de entrada a Berlín es todo un símbolo (a la izquierda). Una construcción de piedra arenisca de 26 metros de alto, 65 metros de ancho, 11 metros de largo y coronada por una cuadriga que ha sido recreada en el Parque Europa (a la derecha) (parqueeuropa.ayto-torrejon.es) de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz. No es la única de esta gran zona verde cultural y de ocio, porque hasta 18 son los monumentos europeos que podemos visitar en un día sin salir de la Comunidad de Madrid. Además de un trozo del Muro de Berlín, aquí también están a escala la Torre de Belém, el Atomium de Bruselas o el Puente de Londres.

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HALLSTAT, EN LOS ALPES AUSTRIACOS… Y EN CHINA

Rodeado de un soberbio paisaje alpino, con montañas de más de 3000 metros, Hallstat (a la izquierda) pasa por ser uno de los pueblos más bonitos del mundo a orillas de un lago, con una arquitectura de postal y la mina de sal más antigua del mundo. Así que la Unesco lo ha incluido, junto a su entorno, en su lista del Patrimonio Mundial. Los chinos, maestros en el arte de la imitación, tienen su propia réplica a las afueras de la ciudad de Luoyang (a la derecha), una meticulosa copia del austriaco con la plaza del mercado y alguno de los edificios emblemáticos de esta villa alpina en torno a un lago.

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LA TORRE EIFFEL, EN PARÍS… Y EN LAS VEGAS

En Praga, en Tokio, en Sidney, en la ciudad china de Shenzhen… y así hasta 30 copias de la torre más célebre del universo se reparten por el mundo. Una de las más conocidas es, sin duda, la que se encuentra en el exterior del hotel y casino París Las Vegas (a la derecha), con 165 metros de altura. Una réplica a mitad de escala de la estructura de hierro original que proyectó Eiffel para la capital francesa (a la izquierda), tal vez el monumento más identificable jamás construido, inaugurado con motivo de la Exposición Universal de 1889. Junto a ella, también se han replicado un arco de triunfo y la plaza de la Concordia parisina, mientras que la fachada del edificio recuerda a la Ópera y al Museo del Louvre.

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LA FUENTE DE LA CIBELES DE MADRID… Y DE JAPÓN

Los japoneses adoran España, tanto que hasta han creado un parque temático dedicado en exclusiva a nuestro país. Se llama Villa Española de Shima (a la derecha) (parque-net.com) y reúne en un pequeño espacio todos los lugares más representativos de nuestro país, entre ellos, no podían faltar la reproducción de la fuente de la Cibeles y el kilómetro 0 madrileño. Otras construcciones que encontraremos replicadas en él, algunas de ellas convertidas en atracciones, son el Castillo de Xavier, la Puerta del Cambrón o una montaña rusa invertida inspirada en Montserrat.

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LA FONTANA DE TREVI DE ROMA… Y LA DE GUATEMALA

La fuente más grande y ambiciosa del barroco, la monumental obra escultórica de Bernini a la que todo el mundo lanza una moneda (a la izquierda) para pedir regresar a la Ciudad Eterna, no podía ser menos y tiene su propia réplica. Se encuentra en el parque temático Xetulul de Guatemala (a la derecha), en el departamento de Retalhuleu, uno de los más grandes de América Latina, aunque no alcanza las dimensiones de la original –con un frente de cerca de 40 metros–, ni el mismo telón de fondo, el palacio Poli. De lo que tampoco puede presumir es de haber sido testigo del baño de Anita Ekber en La dolce vita (1960), una de las escenas más famosas del cine italiano.

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ARCO DEL TRIUNFO, EN PARÍS… Y EN BUCAREST

De los numerosos arcos de triunfo que hay por todo el mundo, el más célebre, sin duda, es el de la capital francesa. El que Napoleón mandó construir para conmemorar la batalla de Austerlitz y se levanta sobre la plaza Charles de Gaulle (a la izquierda) y en uno de los extremos de la avenida de los Campos Elíseos. Casi igualito a este se levantó uno en 1922 en la zona norte de la capital de Rumanía (a la derecha) para celebrar otro triunfo: la victoria del país en la Primera Guerra Mundial. Pero fue demolido y en 1936 el que ahora está en pie, con 27 metros de altura.

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EL PARTENÓN DE ATENAS… Y EL DE NASHVILLE

La Acrópolis, seña de identidad del país heleno, vigila y guarda la capital griega desde esta «roca sagrada» declarada Patrimonio de la Humanidad en la que se sitúan los monumentos más famosos de la Grecia clásica. El más sobresaliente es el Partenón (a la izquierda), el imponente templo construido en honor a la diosa Atenea. El mismo que los americanos quisieron que fuera la pieza central de la Exposición del Centenario de Tennesse en 1897 y replicaron con el mismo realismo, precisión y escala en el parque del Centenario (a la derecha) de la ciudad norteamericana de Nashville. Presidido por la estatua gigante de Ateneas Parteno, cubierta de oro, tal y como debió idearse, acoge un museo de arte.

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CRISTO REDENTOR DE RÍO DE JANEIRO Y CRISTO REY DE LISBOA

La primera visita obligada en Río de Janeiro es la del Cristo Redentor (a la izquierda), la gigantesca escultura que desde el cerro Corcovado ofrece una de las mejores vistas de la Cidade Maravillosa. A imagen y semejanza de este, Portugal decidió levantar su propio monumento y santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús (a la derecha). Es obra del escultor portugués Francisco Franco de Souso, tiene 28 metros de altura (frente a los 30 del brasileño) y abre sus brazos en la ciudad de Almada, frente a la ciudad de Lisboa y el puente 25 de Abril.

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