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Porque amamos a nuestros vecinos mediterráneos, queremos rendir un homenaje al país más afectado, a día de hoy, por la crisis del coronavirus. Y qué mejor que poner la mirada en esos grandes tesoros italianos que tanto nos atraen y ahora están vacíos. Os llevamos en el corazón.

COSTA AMALFITANA

La Strada Statale 163, encajonada entre la montaña y el mar, recorre uno de los tramos costeros más soberbios de la Europa mediterránea. Entre acantilados, viñedos y huertos de limones se descubren casas y mansiones asomadas al mar desde lo alto de los cerros y pueblos idílicos como Vietri sul Mare, Minori, Atrani, el aristocrático Ravello, Amalfi y Positano, con sus casitas de tonos pastel.

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LOS DOLOMITAS

«La más bella obra arquitectónica del mundo», así le parecía al célebre arquitecto Le Corbusier esta cordillera de los Alpes orientales italianos. Un agreste universo de pináculos afilados, glaciares, profundos valles y paredes de roca vertical cuyas cimas llegan a superar los 3000 metros de altura. Una veintena de ellas forman parte del espacio declarado Patrimonio de la Humanidad. Para disfrutar, recorridos senderistas y en bici, teleféricos con vistas espectaculares, pueblos donde todavía se habla la antiquísima lengua ladina o la tirolina de San Vigilio di Marebbe, la más grande de Europa en su desnivel.

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CANALES DE VENECIA

Iglesias, palazzos y plazas monumentales asoman al mágico laberinto de canales de esta ciudad y las podemos descubrir navegando en una góndola. Aquí no hay coches ni taxis al uso, solo los acuáticos, y sus calles empedradas resultan ideales para pasear. El centro es la piazza San Marco, donde es imprescindible subir al Campanile para deleitarnos con las vistas, visitar el Palazzo Ducale y acercarnos al famoso Puente de los Suspiros.

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LAGO DE COMO

A medio camino entre Milán y Venecia y enmarcado por los Alpes, el lago más grande de Italia es, en algunos tramos, un mar tranquilo, en otros, un paisaje vertical desafiante. Lo cierto es que gustó siempre mucho a la aristocracia, primero por su microclima, pero también por sus aguas cristalinas y su exuberante vegetación, y, especialmente, por los pintorescos pueblitos medievales que se asoman a él, en los que levantaron bonitas villas: Malcesine, Sirmione, Brienno, Laglio, Cernobio...

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CINQUE TERRE

Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son los cinco fotogénicos pueblos medievales asomados al golfo de Génova que conforman Cinque Terre. Todos ellos, con sus casitas de colores trepando por los acantilados en los que se sitúan, entre paisajes de viñas y olivares y cultivos de terraza, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad, junto al pequeño parque nacional que los rodea. Para los senderistas, la caminata por la vía dell’Amore entre Riomaggiore y Manarola, es un paraíso.

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LA TOSCANA

El ondulante paisaje de los campos de la Toscana, con sus colinas de viñedos cultivados desde hace siglos dibujan uno de los paisajes más bucólicos de Italia, sobre todo en otoño. Una región en la que se encuentran ciudades como Pisa, Siena y Florencia, pero también pueblos encantadores como San Gimignano (en la imagen), Patrimonio de la Humanidad.

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FLORENCIA

Una belleza, así es esta ciudad que rezuma arte e historia por los cuatro costados. Lo demuestran el Duomo, el baptisterio de San Juan, la basílica de Santa Croce, Santa María Novella, el Ponte Vecchio, la basílica de Santa María de las Flores, la Galería de los Uffizi, la galería de la Academia, donde se encuentra el famoso David de Miguel Ángel...

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CERDEÑA

La isla de Cerdeña es un paraíso en pleno Mediterráneo, con playas deliciosas como las de Costa Esmeralda y exclusivos hoteles en lugares como Porto Cervo y Porto Rotondo. No faltan en ella pintorescos cascos antiguos como el de Alghero y una bella capital volcada al mar, como es Cagliari. Para no perderse tampoco los misteriosos restos megalíticos de Nuraghe Albucciu, las ruinas del templo di Malchittu, y, sobre todo, el archipiélago de La Magdalena, siete islitas rodeadas de aguas de transparencias caribeñas.

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SICILIA

Para muchos, Sicilia es la isla más bella del Mediterráneo. Por sus tesoros naturales, pero también mucho tiene que ver en ello por la huella que dejaron en ella las idas y venidas de todos los pueblos que pasaron por ella. Para disfrutar ahí están el Monte Etna, ese volcán que sigue en activo, la irresistible Taormina, la histórica Catania, la más canalla Palermo, la bonita Isola dei Conigli…

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ROMA

Una eternidad nos haría falta para conocer esta ciudad con casi 3.000 años de antigüedad que puede llegar a extasiarnos por su belleza. Para empezar, hay que descubrir los restos arqueológicos del monte Palatino con el famoso Coliseo de fondo, sentarse en las escalinatas de la piazza di Spagna, tirar una moneda a la Fontana di Trevi con el firme deseo de regresar, recorrer el bohemio y popular barrio del Trastevere, entrar en la basílica de San Pedro del Vaticano y ver atardecer desde el Campidoglio con el Foro romano a sus pies.

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