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DEIÁ
Deslumbrante en la llamada Costa Brava mallorquina, entre el cabo Formentor y la isla Dragonera, Deià es un pueblecito de postal y aromas ancestrales. Morada de artistas y escritores, entre sus calles con casitas de color ocre escalonadas sobre una colina costera se descubre su romántico camposanto, donde una lápida lleva escrito a mano el nombre del poeta y escritor británico Robert Graves, autor de Yo, Claudio. Pero Deià y su renombrada cala, abiertas al azul luminoso del Mediterráneo, también simbolizan la Mallorca exquisita, por donde transitan yates de escándalo y coquetos veleros. 

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CUDILLERO
En Cudillero todas las calles saben a mar. Su típica estampa de pueblo abalconado es difícil de olvidar. Recogido sobre sí mismo, mirando cara a cara las llegadas y partidas de sus barcos, es un pueblo de rincones. Aquí lo importante es saber perderse por sus calles de sube y baja en un busca de un universo propio de olores, colores, sabores y contrastes.

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COMBARRO
Con una de las estampas más bellas y típicas de Galicia, Combarro se recoge entre el mar y la tierra, con su puerto pesquero, su singular casco viejo y sobre todo su colección de hórreos alineados al borde la ría, todo un ejemplo de arquitectura popular. Allí se contempla el marisqueo durante la marea baja, el arreglo de redes, las idas y venidas de sus barcos pesqueros. 

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GARACHICO
Garachico es un tesoro de Tenerife. Un pueblo de casas blancas y balcones floridos testigo de la fuerza de la lava que la sepultó varias veces, especialmente a principios de siglos XVIII, lo que formó unas piscinas naturales en roca volcánica famosas en toda la isla. Sus calles, que mantienen el trazado urbano fundacional, trasladan la época de esplendor portuario de la localidad. La iglesia de Santa Ana, los conventos de San Francisco y Santo Domingo, el castillo de San Miguel, algunos palacios, como el del marqués de Adeje o el de los condes de la Gomera, y buenas muestras de arquitectura tradicional canaria forman parte de su patrimonio artístico.

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MUNDAKA
En la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Mundaka es un pueblo volcado al mar, trazado mediante estrechas callejuelas, algunas de ellas unidas por pasadizos que desembocan en el diminuto y encantador puerto pesquero. Tampoco faltan en él casonas hidalgas, que conviven con las viviendas de pescadores. Hay una Mundaka invernal, de días tranquilos y discurrir apacible; y otra estival, cuando se convierte en un animado centro de turismo y veraneo y sus calles y playas revientan de gente que rinden culto al baño o al txikiteo en sus bares. Y aún una tercera, otoñal, de marcado carácter deportivo, cuando pasa a ser lugar de reunión de surfistas de medio mundo durante la convocatoria de su famosa ola izquierda. 

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CASTRO URDIALES
La foto más conocida de Castro Urdiales, la villa más oriental de Cantabria, limítrofe con Vizcaya, es la que conforman la dársena del puerto, la iglesia gótica de Santa María, el faro, que guía a los marineros desde 1853, y el castillo. Después de recorrer las callejas del casco antiguo, merece la pena darse un pequeño homenaje y disfrutar de su exquisita gastronomía, que conquista con sus besugos, caracoles y anchoas.

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LEKEITIO
Lekeitio es lugar de paseos junto al mar, un rincón de Vizcaya donde resulta imprescindible arrimarse al faro de la Tala para ver cómo se enrabieta el Cantábrico al chocar contra el rompeolas de Amandarri y llegar a la isla de Garraitz o San Nicolás en bajamar, cuando emerge el espigón que la une a la playa de Isuntza. Entre paseo y paseo, se puede visitar la basílica de Santa María de la Asunción, tan grande que cabe holgadamente en ella la nutrida colonia estival, y con un retablo que es también de los mayores de España, después de los de las catedrales de Sevilla y Toledo.

Once pueblos vascos muy cucos donde perder el norte

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TOSSA DE MAR
La imagen más conocida de Tossa de Mar es la de sus torres y sus murallas almenadas cayendo suavemente sobre la playa. Un bosquecillo de pinos culmina la colina del cabo de Tossa donde se asienta el recinto amurallado y, amparado en él, el núcleo antiguo llamado la Vila Vella. La ciudad nueva, con buenas casas modernistas, el museo municipal, las playas y la villa romana de Els Ametllers completan los atractivos de la localidad.

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NERJA
Nerja se asoma al Mediterráneo por el Balcón de Europa, un entrante rocoso que divide el pueblo en dos y regala las mejores panorámicas del mar y de las sierras que la circundan. La vieja villa marinera se extiende en torno a una espléndida sucesión playas y calas. En otro tiempo fue un pueblo pequeño y recogido, hoy las urbanizaciones trepan por las sierras que lo protegen del frío, aunque ha conseguido mantener la estructura de su casco antiguo, configurado a lo largo del siglo XV.

Los pueblos más bonitos de Andalucía

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PUERTO MOGÁN
Conocida como la Venecia canaria, Puerto Mogán es una moderna marina deportiva construida junto a la que fue un humilde barrio de pescadores y que todavía conserva parte del encanto de los tiempos en los que era solo un puerto de barcos pesqueros. Cuenta además con su propia playa, con forma de luna menguante, y unas infraestructuras que dan servicio a los que vienen a este rincón a disfrutar del benigno clima de la costa del sur de Gran Canaria.

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DÉNIA
En el litoral alicantino, Dénia es un pueblo bonito pegado al mar, rodeado de un entorno de urbanizaciones diseminadas, y adornado con un castillo de factura musulmana y torres –que por algo fue capital de un reino taifa árabe, calles con encanto, un puerto donde se asiste a la subasta del pescado en su lonja o se toma asiento en atractivos restaurantes para cenar junto al mar. Para deleitarse con la gastronomía más vanguardista, el restaurante Quique Dacosta, tres estrellas Michelin.

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AGUA AMARGA
Entre pitas, chumberas y palmeras, una estrecha carretera natural lleva a esta pequeña aldea de pescadores en pleno Parque Natural de Cabo de Gata que parece surgir en medio de la nada. Una sencilla definición para un encantador y apacible pueblito de casitas bajas encaladas con geranios y bungavillas donde se viene a disfrutar de la tranquilidad y, sobre todo, de su entorno natural, con la playa de los Muertos, la cala de Enmedio y el faro de Mesa Roldán en sus inmediaciones.

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