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Un vestido sencillo, que no llamara en exceso la atención si estuviera colgado en su armario y que integrara algunas partes del diseño con el que se casó su madre. Con estas dos premisas llegó Begoña al atelier de Raquel López. "Raquel tiene un vestido de colección en un tejido precioso y que tenía mucho movimiento. Cuando lo vi en redes sociales supe que tenía que conocerla y utilizar ese mismo movimiento para mi vestido", nos explica la novia.

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Sencillo, transformable y muy especial

Begoña nos explica que cuando llegó al atelier ella tenía una idea muy simple del vestido. También que se había enamorado de una bambula, un tejido lleno de movimiento que funcionaba de maravilla con la seda salvaje del vestido de su madre. "Raquel cogió esa especie de diseño y añadió todo lo que lo hizo especial. La tela, el lazo que hacía las veces de cola y que me permitía ir cómoda y todos los detalles que aunaban el vestido de mi madre (la sobre camisa) y el vestido nuevo, el mío", apunta. 

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El resultado no pudo ser más especial. La novia lució un diseño de manga larga, con detalles de pequeños volantes en los puños y la falda llena de movimiento. Sobre el mismo colocó un cuerpo tipo cropped top que se anudaba en la espalda con una lazada con una larguísima caída que funcionaba como cola y permitió a la novia prescindir el velo. 

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Cada vez es más frecuente que las novias quieran un vestido que evolucione a lo largo del día. Es una forma no solo de sorprender a los invitados, también de sentirse más cómodas. Raquel nos explica que utilizaron la falda del vestido de su madre para hacer un corpiño que tapara la espalda y fuera más adecuado para la iglesia. "Tras la comida me solté el pelo y me quité esa parte del vestido para llevar uno de escote en pico y espalda al aire".

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Complementos muy especiales

No es necesario llevar muchas joyas para que estas sean muy especiales. Begoña nos cuenta que ella lució el anilló que le regaló su actual marido, una joya con su piedra favorita, la aguamarina. También los pendientes que le regalaron sus suegros el día de la pedida, una joya de Mummit con dos aguamarinas, a juego con el anillo.

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Muy especial fue también su ramo, una composición inspirada también en la que llevó su madre. "Fue de nardos. Fue muy difícil conseguirlos por la época en la que me casé, noviembre, pero en Flores May hicieron un milagro y me consiguieron no solo el ramo sino nardos suficientes para decorar toda la iglesia y la mesa presidencial".

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Begoña nos explica que, aunque siempre va con el pelo suelto, prefirió llevar un recogido el día de su boda para que se viera bien el nudo de la espalda. En realidad ese fue el peinado principal, porque fue evolucionando a lo largo del día. "Durante la ceremonia llevé un moño un poco desenfadado que decoramos con unas peinetas en forma de flores. Luego durante la comida lo convertimos en coleta y para el baile me solté el pelo para ir como voy normalmente", nos cuenta. Looks, todos ellos, creados por Rocío, de La Mona Riza. Su maquillaje fue sencillo y muy favorecedor

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Su historia de amor

Hace cuatro años Begoña y Jaime se conocieron a través de un amigo común, y tres años después decidieron que había llegado el momento de dar el 'sí, quiero'. "Lo habíamos hablado mucho y cuando nos vimos preparados decidimos dar el paso y casarnos. La idea era elegir la fecha de boda en septiembre por los nardos aunque por disponibilidad de la finca al final tuvo que ser noviembre".

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Aunque los dos son madrileños, la familia de Jaime es de Oviedo, por eso decidieron casarse allí en pasado 4 de noviembre, en la Iglesia de San Tirso el Real y después trasladarse al Castiello de Selorio (Deloya Eventos) para la celebración. Begoña nos explica que ellos se encargaron de todos los preparativos para que su gran día fuera como siempre habían soñado. ¿Entre los momentos más divertidos? La charanga del cóctel.

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Elegir un solo momento con el que quedarse de un día tan especial no es nada sencillo, pero la novia no duda: "ver a todas las personas que queríamos en un mismo espacio". Algo que ocurre muy pocas veces, me atrevería a decir que solo el día de la boda.

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¿Y un consejo para otras parejas que se casarán dentro de poco? "Que, aunque la organización de la boda suele ser estresante, vale la pena. Entrar en el pasillo de la Iglesia y ver a tu alrededor a todas las personas a las que quieres felices de verte a ti casarte compensa todo el estrés anterior".

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Begoña quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.

  • Vestido: Raquel López atelier
  • Maquillaje y peluquería: La Mona Riza
  • Fincas: Deloya Eventos. 
  • Fotógrafo: Pelayo Lacazette
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