Casi un siglo ha pasado desde que en 1930 se comenzase a dar forma al concepto de supermodelo tal y como lo conocemos ahora. Hasta la fecha las firmas presentaban sus nuevas colecciones de la mano de modelos (o clientas, en ocasiones) que ejercían una mera función de maniquí: la de lucir las prendas. Gracias a la aparición de figuras como Lisa Fonssagrives (considerada como la primera top model de la historia), Twiggy o Lauren Hutton, a lo largo de las décadas siguientes, comenzó a transformar la concepción de esta profesión, que poco a poco convertía a la mujer que desfilaba en mucho más que eso. No fue sin embargo hasta finales de 1980 cuando la moda cambiaría para siempre gracias a ellas.
Nombres como el de Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Cindy Crawford, Helena Christensen o Linda Evangelista lograron redefinir el papel de las modelos, sentando los cimientos y convirtiéndose en iconos mundiales. ¿Pero qué ha cambiado desde entonces? Una nueva generación se abre paso a zancadas con el ejemplo a seguir de sus predecesoras, pero también con un mucho más que enseñar al mundo, redefiniendo la belleza hacia un camino más inclusivo.
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