Todas las veces que Meghan Markle rompió los tópicos del estilo premamá

Las propuestas de ropa premamá son cada vez más variadas, con firmas como Zara sumándose a este tipo de diseños y distanciándose de las creaciones típicas de esta categoría. Las siluetas amplias, los pantalones anchos, los estampados discretos... estos elementos definen muchas de las prendas pensadas para mujeres embarazadas. Meghan Markle, que dará a luz en unas semanas, ha demostrado que las alternativas a la tradicional silueta premamá son muchas y muy variadas y aunque ha incorporado algunos cambios en sus vestuario (por ejemplo, apostando de vez en cuando por el calzado cómodo), en muchas de sus apariciones públicas no se ha ceñido a los diseños más típicos. Recopilamos todas las ocasiones en que la Duquesa de Sussex empleó su gusto por la moda y su conocimiento en materia de estilo para crear looks acordes a su forma de vestir y su nueva figura. 

En una de sus últimas apariciones, Meghan volvió a apostar por la fórmula de estilo que más ha repetido en estas semanas de entretiempo: combinar vestido y americana. En este caso escogió un diseño mini estampado en blanco y negro de la casa Reiss, una propuesta diseñada en Londres y que forma parte de su colección para Primavera/verano. Este modelo, de corte mini y ajustado se desmarca de los vestidos holgados que, sobre todo en la recta final del embarazo, suelen llevar las futuras mamás. Además, potenció la longitud de sus largas piernas con unos salones clásicos de Manolo Blahnik 

Este vestido ajustado en color beige ha sido una de las elecciones de vestuario más asequibles de la Duquesa. Pertenece a la línea premamá de H&M y tiene un precio de 28 euros. Lo lució a comienzos de año junto con un abrigo de una tonalidad muy similar firmado por Emporio Armani y un bolso de Stella McCartney. Una apuesta que se ceñía a la figura de Meghan y que destacaba su barriguita de manera llamativa, una elección que de nuevo se aleja de los vestidos de embarazada que apuestan por las siluetas anchas y fluidas que proporcionan gran libertad de movimiento. 

Meghan sorprendió con este vestido de Valentino -una firma que no es muy habitual en su vestidor- durante su viaje a Marruecos. El modelo, ancho y con media manga es más similar a las propuestas premamá más tradicionales pero el diseño de la Duquesa cuenta con un detalle diferente: la semicapa que cubre sus hombros. Una forma sencilla pero no simple de actualizar el clásico vestido de embarazada sin dejar de lado el minimalismo que caracteriza muchos de sus estilismos. 

En este comentado encuentro junto a Kate Middleton, celebrado el pasado 25 de diciembre, ambas se decantaron por un abrigo de diseño muy similar. Un modelo abotonado que en el caso de la Duquesa de Cambridge se ajustaba sutilmente a la cintura. Meghan, por su parte optó por una propuesta azul marino, a juego con el resto de su estilismo -todo de Victoria Beckham-, que mantuvo sin abrochar durante el evento, quizá para evitar que quedase demasiado ajustado con su baby bump. Este tipo de abrigo se repite en muchos de los looks premamá de Meghan, que los luce siempre abiertos, siendo la excepción el abrigo de cierre cruzado que llevó a comienzos del año en un comentado look en rojo y morado. 

Una camisa de aire masculino y una falda larga con abertura lateral es todo lo que necesita Meghan Markle para constuir un estilismo tan inesperado como sencillo. Curiosamente, este look escogido para asistir a la entrega de los Endeavour Fund Award guarda muchas similitudes con el mismo estilismo que llevó el pasado año al mismo acto, también en clave masculina. En 2019, la Duquesa adaptó el conjunto a su embarazo, eligiendo una falda satinada de tiro alto y abertura con volantes y una camisa blanca sin detalles superfluos. Un estilismo hecho a medida por Givenchy que combinó con unos zapatos de tacón con hebilla al empeine, uno de los hits de estilo de la temporada. 

El look más Audrey Hepburn de Meghan fue este conjunto monocolor que combinó con un recogido clásico que recordaba al icónico peinado de la actriz en la célebre película Desayuno con diamantes. En color blanco, apostó por un vestido de Calvin Klein de largo por debajo de la rodilla y silueta ligeramente holgada que disimulaba en cierta medida sus curvas premamá sin llegar a ser excesivamente ancho. El abrigo, una pieza de la firma británica Amanda Wakeley, mantenía la apariencia monocromática del estilismo y contrastaba con los complementos, ambos de ante en color verde militar. 

En este look de noche firmado por Ronald Mouret, Meghan recuperó una de sus fórmulas de estilo preferidas: los vestidos de líneas rectas y escote barco. Una propuesta azul marino cuajada de lentejuelas que marcaba sutilmente su tripia y cuyo único elemento diferenciador era la abertura vertical de la pieza. Si bien los vestidos anchos son más cómodos para las mujeres embarazadas, la mujer del Príncipe Harry no deja a un lado las siluetas rectas, por las que siente predilección teniendo en cuenta lo mucho que se repiten en su vestidor. El corte frontal de la pieza facilita el caminar y además proporciona un extra de comodidad, al no ceñirse por completo a su figura. 

El vestido azul marino con escote palabra de honor que Meghan Markle lució a finales del mes de febrero se parecía mucho a una falda larga que la Duquesa había llevado con anterioridad. Muchos seguidores en redes sociales se dieron cuenta de esta similitud aunque no se sabe si realmente se trata de la misma pieza o solo son dos prendas muy parecidas. Sea como sea, lo que sí consiguió es renovar la silueta premamá gracias al efecto plisado del modelo, que proporcionaba gran libertad de movimiento al conjunto. 

En un acto celebrado en Londres a finales de noviembre, pocas semanas después de darse a conocer el embarazo, la Duquesa de Sussex soprendió con un conjunto dos piezas con una silueta inusual. El estilismo estaba formado, por un lado, por un top de pedrería de Safiyaa con escote palabra de honor al que Meghan Markle añadió unos tirantes (quizá para ceñirse al código de vestuario o para estar más cómoda) que emulaban un escote halter y, por otro, una falda larga y fluida que se alargaba más allá del suelo. Una forma de suavizar las curvas de su incipiente baby bump y estilizar la figura, algo que consigue además al añadir una banda negra a su cintura, un elemento que tampoco se encuentra en el modelo original.