Cómo 'Sexo en Nueva York' convirtió unas gafas de sol diseñadas por ingenieros en flechazo FASHION

Sarah Jessica Parker lanzó a la fama una marca alemana cuyo objetivo era (y sigue siendo) la innovación y la comodidad

Por Amaia León

Sexo en Nueva York hizo de su protagonista, Sarah Jessica Parker, un icono de estilo internacional, tanto dentro como fuera de la pantalla. Un poder para marcar tendencia que ha revalidado en infinitas ocasiones después, y algunas han ido, de nuevo, de la mano de Carrie Bradshaw gracias a las dos películas homónimas que siguieron a la serie. Ahora que ha comenzado el rodaje de la secuela -que se llamará And just like that... y de la que ya conocemos algunos detalles- es la ocasión perfecta para analizar cómo una firma puede verse impulsada solo con aparecer en una secuencia de Sexo en Nueva YorkMoritz Krueger, fundador y CEO de la casa de gafas de sol alemana Mykita, cuenta a FASHION que sucedió cuando Carrie Bradshaw fue fotografiada con uno de sus diseños ultra techie en el rodaje del segundo largometraje.

- Sarah Jessica Parker brilla con los zapatos-joya en otro guiño a 'Sexo en Nueva York'

Las gafas alemanas que arrasan en Hollywood

Era 2009, y aunque Mykita ya contaba con algunos años de historia (fue creada en 2003), seguía mantiéndose como una firma nicho, sin grandes campañas y que priorizaba la investigación y el desarrollo de sus productos -gafas de sol y graduadas- a las inversiones publicitarias. Hasta que Sarah Jessica Parker lanzó uno de sus productos al estrellato. "En nuestra primera colaboración con Bernhard Willhelm, que estaba creando una colección inspirada en los Juegos Olímpicos de Invierno, diseñamos gafas de sol para deportistas. Las que llevaban hasta entonces eran muy pesadas, así que hicimos unas más ligeras y con espejo, una tendencia que nadie llevaba todavía. Y uno de esos modelos, llamado Franz Gold -que no gustó nada al departamento de marketing-, apareció en Sex and The City 2: Sarah Jessica Paker las llevaba en el póster de la película. Éramos una firma pequeña, sin publicidad, y de repente estábamos en las calles principales más comerciales", nos cuenta Krueger, quien también afirma que "fueron todo un fenómeno durante 2 o 3 años, especialmente cuando se pusieron de moda las pantallas de espejo".

Los cantantes Miley Cyrus y Travis Scott, la influencer Caroline Daur, la modelo Rosie Huntington-Whiteley o la también actriz Anya Taylor-Joy -en una de las escenas más reconocibles de Gambito de Dama- han sido algunos de los rostros conocidos que, siguiendo los pasos de Carrie, han llevado gafas de sol de Mykita. Pero, aunque Kruger reconoce que todos ellos han tenido un efecto beneficioso porque dan a conocer la marca, su objetivo nunca ha sido rendirse a las estrellas ni a las tendencias. "Es algo que pasa porque las grandes celebrities tienen estilistas y ellos también necesitan ser trap y únicos, y nuestros productos encajan muy bien en esa estrategia porque marcan una diferencia", opina.

La investigación como base de cada diseño

El foco de Krueger y su equipo, quienes desde el inicio apostaron por producir in house para poder controlar todo el proceso y conseguir la máxima calidad, es ofrecer productos funcionales y cómodos. Así lo reza su página web, y la investigación constante en materiales y técnicas es su vía para lograrlo. "Desde que empezamos hasta ahora, la investigación y el desarrollo son el core de la compañía y de cada producto. En mi equipo de diseño, hay tantos diseñadores como ingenieros trabajando juntos. También gente que está investigando o yendo a exhibiciones de otras industrias (médica, industrial...) siempre intentando encontrar nuevas tecnologías y nuevos materiales. Para mí, el diseño comienza con el propósito del producto (dar con los materiales correctos, con la solución técnica que mejor encaja con esos materiales, su comodidad, etc.). Es estilo, el color o la forma pueden venir después", nos explica desde Barcelona, donde la firma cuenta con una flagship en pleno centro de la ciudad.

¿Qué gafas prefieren los españoles?

Esa innovación es la que, afirma, más gusta a sus clientes, también a los españoles. "Aquí [en la tienda de Barcelona] funcionan muy bien los diseños innovadores y funcionales, sobre todo entre los hombres. Los clientes se interesan por la historia de cada elemento, por las lentes... Las mujeres lo que más compran es la línea Optical en LITE Acetate", nos cuenta sobre unas monturas, estas últimas, muy finas y ligeras. Pero, ahora que la tendencia no gender ha conquistado la moda (y poco a poco la sociedad), ¿tiene sentido distinguir entre líneas masculinas y femeninas de un accesorio tan unisex como son las gafas de sol?

"El 30% de nuestros diseños son específicos para mujeres, un 30% para hombre, y un 40% unisex. O incluso más unisex. Pero hay diferencias obvias en la fisionomía: las mujeres suelen tener la cara más pequeña, el puente de la nariz...", responde, y dado que la adaptabilidad al rostro -"anatomic fit", como define Krueger- es una de sus prioridades, se entiende la diferencia hombre/mujer de sus productos. "También hay diseños que ellas prefieren porque son más femeninos", explica, refiriéndose fundamentalmente a las piezas de tendencia, aquellas que no son tan básicas. "A medida que vas hacia los diseños clásicos, son más unisex. Todo el mundo puede llevar, por ejemplo, unas gafas metálicas estilo aviador", continúa. 

De hecho, según nos explica Moritz Krueger, son esos diseños atemporales y neutros los que realmente caracterizan a su firma, y también su forma de apoyar la otra supertendencia del momento: el consumo eco-responsable. "Cuando hablamos de sostenibilidad, no se trata solo de elegir materiales biodegradables o reciclados, que también, pero yo creo que, en el caso de las gafas, queremos crear algo que dure lo máximo posible. Las gafas son un accesorio muy personal que puede acompañarte cada día y tiene que verse siempre actual. Y ahí la estética juega un papel muy importante: tienes que crear algo que siga siendo llevándose en 5 o 10 años". O a la inversa: que, habiendo sido diseñado en pleno siglo XXI, encaje en una serie como Gambito de Dama, ambientada alrededor de 1960.

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